
Salud maníacos de la táctica.
Hoy hago un inciso en el libro de táctica y publico una entrada diferente. En este caso una entrada dedicada al trasfondo. Voy al torneo de Almadén el día 22 y 23 de este mes y piden trasfondo así que me he decidido a escribirlo. Para mí trazar el trasfondo de un ejército significa limitarlo y modificarlo en función del mismo. Por ejemplo si hago patrulla marina no introduzco ningún caballo. Por ello este trasfondo también limita mi lista y, como siempre al final, influye en mi táctica y mi plan de batalla. Comienzo con la narración de mi trasfondo y luego os explico mi lista y el porque de cada cosa. Si te interesa sigue leyendo.
Soy Daradriell príncipe de Caledor, de la sangre de Aenarion. Mi estirpe se remonta la mismísimo rey Caledor. A parte del rey Fenix nadie tiene mayor rango que mi padre en todo Ulthuan. Mi condición de nacimiento ha sido mi bendición… y finalmente también mi maldición.
Como hijo no primogénito mi destino era el ejército y la gloria militar. Desde que nací fui entrenado en las artes marciales y del mando. A pesar de hacerme un gran espadachín también, desde muy temprano, me interesaron los placeres de la vida y me dedique asiduamente a ellos acompañado por malas amistades con las que me deleitaba.
Para reformarme mi padre decidió humillarme dándome el mando de la guarnición de la Puerta del Águila. Si, la que da acceso a los Reinos Interiores, y sí la que no ha sido atacada en mil años. Mi propia guardia personal formaría la guarnición de la puerta.
Nada más llegar ya me invadió el tedio y empecé a combatirlo en la ciudad vecina, en sus tabernas, burdeles y garitos de juego. Poco a poco la disciplina de mi guarnición fue descendiendo y yo acabe alojándome permanentemente en la ciudad dejando de ir a mi puesto.
La guardia se relajó cada vez más al punto de que prácticamente nadie hacía guardia ante la tranquilidad que se respiraba. Esto continuó así hasta el fatídico día en que una partida de bandidos, no se sabe de donde ni como llegaron, asaltaron la muralla matando a los guardias y saqueando los pueblos vecinos.
Debido a mi rango yo no fui acusado de nada pero la vergüenza que me produzco permanece intacta. He deshonrado a mi familia y a mi reino de Caledor, soy la vergüenza y el hazmerreir de todo Ulthuan. Pensé en acabar con mi vida pero eso aumentaría la vergüenza de mi recuerdo. No esa no era una opción.
De joven había leído la historia de ese pueblo salvaje y atrasado de los Enanos. Me hacía mucha gracia los tocos y absurdos que eran. Sobre todo los pertenecientes al culto de los matadores. Pensar que por una mancha de su supuesto honor había seres que renunciaban a su larga vida para buscar la muerte en combate me hacía reis a carcajadas.
Hoy las carcajadas han cesado y el culto matador me ha atraído como mi única solución posible. Si muero en combate, si consigo una muerte gloriosa después de algunas hazañas quizás encuentre la redención de mi alma. Por eso he jurado el culto matador y toda mi guardia, aquejada de la misma vergüenza, ha hecho lo mismo. Buscamos la muerte, y la muerte en combate, por eso hemos renunciado a todo proyectil y magia fuera de la gema que me ha dado mi padre para poder atravesar las nieblas que protegen a Ulthuan.
Mañana partimos para el Viejo Mundo, en la sangre encontraré mi redención.
Bien hasta aquí el trasfondo. Vamos con la táctica. He renunciado a la magia y proyectil así que, obviamente, tengo que ser lo más poderoso posible en combate. Los Altos Elfos no pueden trabarse en una guerra de desgaste así que necesito cargar, romper, darme la vuelta y volver a carga a toda velocidad. Por ello necesito velocidad y pegada y la caballería es la que mejor puede darme ambas cosas. Decido hacer un flanco de ataque de caballería pero como no puedo debilitar al enemigo con magia y proyectil este flanco tendrá que ser poderoso y autónomo dejando, en muchas ocasiones, el centro a su suerte. Por tanto necesito un flanco y un centro fuertes y la táctica que elijo para ello es el Yunque Martillo.
Comencemos con el flanco fuerte: Como unidad fundamental pondré ocho dragoneros por ser mi mejor caballería. Para potenciarlos llevaré mi príncipe élfico, Daradriell, con ellos pero aun así muchas veces pinchan en el combate y no rompen de primeras y esto para mí es totalmente necesario. Por ello los acompaño de un Porta estandarte de batalla con un estandarte que da +1D6 al resultado del combate. Les pongo grupo de mando completo con el estandarte de Ellyrion que le permite cruzar terreno difícil (así la escenografía no será un problema) y al campeón le pongo un objeto que le da resistencia magia 1 para proteger la unidad. Mi príncipe lleva la joya de Hoeth que lo convierte en hechicero nivel 1, lleva un perga, y es canalizador de magia para que pueda tirar tres dados con el hechizo de disipación de magia a dificultad 7 que anula los resultados de 5 y 6 que saque el rival al lanzar magia.
Como segunda unidad llevaré una de nueve yelmos plateados con estandarte de guerra y acompañados por un héroe pegón. Esta unidad apoyará la ruptura. Para completar el flanco fuerte pondré dos águilas de guerra para apantallar y tener libertad de movimientos con la caballería.
Centro: Como todo yunque martillo el centro tiene que tener cierta potencia. Yo se la doy con dos unidades de lanceros de dieciséis con estandarte y músico apoyados por dos carros y otras dos águilas de guerra.
Solo me resta el flanco débil donde únicamente emplazaré una unidad de seis guardianes (pongo seis porque me sobraban algunos puntos) con músico para que se3 reagrupe. Su única misión es avanzar contra el flanco rival, negar marchas y huir de todas las cargas reagrupándose y volviendo a mover para volver a negar.
Y hasta aquí mi trasfondo y lista. A ver que tal me va en el torneo, me parece que me estoy volviendo Kehinita y cada vez me vuelvo más oscuro… Es una buena idea para desarrollar el trasfondo con el trascurso de las partidas. Ya os contaré.
Que los dados os sean propicios.
Daradriell.
Buenas. Me encanto el artículo. Un plan de batalla osado (me gustan los de atacar y no los de defender, porque corres más riesgos pero más dulce y «merecida» es la victoria) un trasfondo molón (aunque creo que ser descendiente de Caledor y sangre de Aenarion no es compatible por trasfondo. Inciso, la trilogía libros de Tyrion y Teclis, que se puede encontrar por ahí traducida es muy buena) Y la lista de ejército me gusta. Prescindir de magia y disparo y tener que «mover estupendamente y arriesgar». De lo más bonito de Warhammer.
Mucha suerte en Almaden y ojalá alguna partida de para informe de batalla (guiño, guiño)