Tras su exitoso robo de varanita, Morathi se retiró hasta su fortaleza de Hagg Nar. Esta ciudad-templo es el poder preeminente en el continente de Shadrac, uno de los trece dominios del Reino de las Sombras. Se encuentra en medio de un archipiélago cubierto de islas irregulares, sobre una fuente de magia de las sombras conocida como el Flujorroca, que arroja constantemente brumas espesas que mantienen la ciudad envuelta en una niebla permanente. La Oráculo Suprema estaba dispuesta a sacrificar todo en esta apuesta definitiva.
Preparativos
En el subsuelo de Hagg Nar, Morathi se paseaba inquieta. Observaba a sus discípulas mezclar cuidadosamente los ingredientes de un repugnante brebaje que burbujeaba en el Máthcoir: el caldero madre, la fuente de su poder. En él, esparcieron fragmentos valiosos de piedra caliza y aqthracita, los ojos gélidos de una engendra kraken sombría y el corazón negro de un dragón del vacío, entre muchos otros artículos exóticos. La hechicería de Morathi requería una precisión milimétrica, ya que no solo la varanita era la sustancia más volátil de los Ocho Reinos, sino que un error insignificante podría condenar a la hechicera a una desagradable desaparición. Uno de los acólitos encontró un final tortuoso a manos de la Oráculo Suprema al extraviar una astilla de savia cristalizada del Roble de las Eras Pasadas y sus gritos se escucharon durante horas mientras el resto de siervos se esforzaban en seguir las instrucciones de Morathi como si su vida dependiera de ello, algo que era cierto en este caso.
El brebaje maldito era solo una parte del ritual que se estaba preparando. Las Hijas de Khaine habían asegurado muchos enclaves vitales a lo largo de todo Ulgu, cada uno conectado a las sendas umbrías que recorrían el Reino de las Sombras y Uhl-Gysh, el Reino Crepuscular. En cada punto, torres de vigilancia en forma de daga se habían alzado. En estas torres, no solo había guerreras khainitas, sino presos de una naturaleza específica: campeones de Khorne, Tzeentch y Nurgle, sirvientes de los Poderes Ruinosos que habían sido capturados en la Era del Caos y se les negaba la dignidad de la muerte hasta que su final sirviera a un propósito superior.
El momento se acercaba. Mientras el Máthcoir burbujeaba y silbaba, su caparazón de hierro gemía bajo la tensión de contener energías tan horribles. Se contrataron corsarios de la ciudad libre de Misthavn para proteger los mares que rodeaban Hagg Nar y se decretó un Aquelarre Caillich, una poderosa reunión de guerreras de cada uno de los templos khainitas convocados para defender el Primer Templo. La Oráculo Suprema afirmó que estaban a punto de realizar un ritual que invocaría a Khaine en una tormenta de fuego y sangre. Solo las discípulas Scathborn más cercanas a Morathi sabían que era mentira, una tapadera para ocultar el verdadero propósito de su maestra.
El momento de la verdad había llegado. Todo lo que había experimentado, cada triunfo y pérdida en las largas edades de su vida, la había llevado hasta ese lugar. Era una apuesta de todo o nada. Morathi alcanzaría la divinidad o aceptaría su propia destrucción.
Amenaza bajo el mar
La fortaleza se encontraba perpetuamente rodeada de sombras debido al Flujorroca sobre el que se alzaba. La bruma ocultaba todos los accesos a la isla, enmascarando los arrecifes de color negro en forma de cuchilla que destrozaban los cascos de cualquier embarcación que se acercara. Asaltar Hagg Nar era una perspectiva desalentadora para cualquier invasor, pero Morathi no podía imaginarse la magnitud de la fuerza dispuesta contra ella.
Muy por debajo de los cascos de los galeones élficos, el océano se agitaba. El remolino Léirgaeta, un Portal del Reino submarino se abrió y derramó luz pálida sobre la negra profundidad del Mar de las Sombras.
Indignado por el robo de la Linterna Ocariana, la reliquia del odiado Teclis que podría poner en peligro todo lo que su pueblo había construido, el Rey Supremo Volturnos había convocado a los enclaves dispersos Idoneth Deepkin. A través de caminos secretos entre Reinos, Volturnos, el último de los Cythai, había guiado a su pueblo para recuperar la Linterna y castigar a Morathi por sus crímenes.
Primero llegaron los esclavos guerreros Namarti. Demacrados y sin ojos, sus expresiones eran plácidas y sin emociones como la de los tiburones. Les siguieron los gigantescos Leviadones, inmensos rompebarcos vivientes con plataformas de guerra montadas sobre su impenetrable caparazón. Tras ellos, formaciones de anguilas Colmimora serpenteaban con sus jinetes akhelianos resplandeciendo con su armadura dorada. La vanguardia del rey Nemmetar, el cazador del Rey Supremo, formada por los temibles Allopexes que podían oler una gota de sangre a millas de distancia, se situó por delante de la hueste principal.
Era raro que todos los enclaves se unieran para una causa común. Los sangre caliente Fuethán, titanes cubiertos de algas Briomdar, miembros del clan Dhom-hain, bestias de guerra Nautilar con cáscara de bronce y guerreros Ionrach, todos se habían reunido bajo la llamada del Rey Supremo. Volturnos sintió un orgullo frío y silencioso a lomos de Uasall, Príncipe de las Deepmares. Levantando la Espada de Luz, arrojó un rayo brillante que atravesó las profundidades del Mar Penumbral, dirigiendo la hueste Idoneth hacia la sombra distante de Hagg Nar.
El asalto Idoneth fue feroz. Del agua surgieron las siluetas de doce Leviadones. Sobre ellos, se podían ver figuras de piel pálida sobre sus lomos, manejando lanzaarpones de aspecto cruel. Los misiles se lanzaron sobre el agua, empalando marineros a sus propios barcos, destrozando maquinaria y abriendo grandes agujeros en las velas. La flota mercenaria de corsarios respondió con una andanada de disparos, pero el enemigo estaba demasiado cerca. Como arietes vivientes, los Leviadones se estrellaron contra en anillo exterior de las naves de guerra. La madera y el metal se derrumbaron por la fuerza del impacto y los cuerpos volaron por el aire como muñecos de trapo. Los gritos llenaron el aire, interrumpidos por disparos de los tripulantes aterrorizados.
Tras los Leviadones, llegaron los Allopexes, que barrieron las cubiertas de las embarcaciones tambaleantes, destripando a sus tripulaciones con sus aletas y dientes serrados. Protegidos por las formaciones de anguilas, destacamentos de guerreros Namarti consiguieron llegar a las rocas escarpadas a los pies de Hagg Nar. Centímetro a centímetro, hicieron retroceder a las khainitas, forzando una cabeza de playa en la desolada extensión conocida como Bahía Hagganal.
Una ayuda inesperada
El alivio para los asediados defensores de Hagg Nar llegó de un frente inesperado. Nubes empalagosas de incienso y gritos de placer y dolor agonizantes ondearon sobre el agua cuando una gran hueste de Hedonitas de Slaanesh apareció en el horizonte. Sus veloces carros forrados de cuchillas se estrellaron contra la retaguardia Idoneth, para sorpresa de sus odiados enemigos khainitas. La heraldo Slaaneshi Glavia Sinheart había tenido visiones proféticas de la llegada de una nueva entidad: un sirviente sagrado del Príncipe Oscuro, que nacería bajo el resplandor de una luna de sangre. Sinheart no tenía intención de permitir que los malditos Deepkin interfirieran en esto.
Volturnos se vio obligado a dividir su ejército, con la mitad de su fuerza restante manteniendo a raya a los demonios, mientras él y sus mejores Akhelianos avanzaban hacia el corazón de Hagg Nar.
Que se viene el retoño!!! Por cierto, soy el único que le sabe poco que no haya fecha para el siguiente libro de Borken Realms? Han enseñado casi todas las unidades nuevas (falta el templete que se sepa) y Battletome nuevo, pero en cambio no sabemos si el nuevo libro será el asedio de Excelsis (para mi, la ciudad más desarrollada trasfondísticamente hablando, junto a Lanzabrillante) o cuando quieren sacarlo!!!
Otra cosilla, C7 ha sacado un par de aventurillas para navidad a 5€ (y más información de Lanzabrillante) y una de ellas lleva el arquetipo de Maestro Cervecero (aprovechando el tirón de la mini de Jakkob Bugmansson XI) !!!!