Saludos, señores de la guerra.
Os traigo el tercer (y último) informe de batalla de Mathy en el torneo de Warhammer Fantasy Battles en Kekolandia Miniatures. Esta vez serán Skaven contra Druchii.
¡Espero que os guste!
El Paladín de Grhond vs. Horda de Perdición
Escenario: Ocupar y mantener
Bueno, tercera batalla y terceros elfos contra los que me enfrento. Al menos estos eran Druchii, un ejército contra el que nunca antes me había batido el cobre. Quizá la mejor noticia para un jugador como yo, al que le gustan los retos, es que este ejército parecía completamente distinto al resto de los que me había enfrentado ese día. Mientras que el primero se podía considerar un poco MSU con archimago, y el segundo era una gunline, este tercer rival se presentó con lo que habitualmente se conoce como «death star», o estrella de la muerte. Consiste en crear una unidad tremendamente efectiva en combate (y tremendamente cara), donde se suelen incluir varios personajes pegones y que suele tener un buen factor de movimiento ya que hay que intentar matar en 6 turnos más de lo que ha costado la unidad. Los Skavens solemos enfrentarnos a este tipo de retos de dos formas: machacándolas a base de proyectiles si hemos preparado un ejército para ello, o con una abrumadora superioridad numérica, normalmente redirigiendo hasta la náusea la megaunidad rival. Yo planeaba hacer una combinación de las dos estrategias, con algún toque nuevo ya que estrenaba unidades gracias a MdNR.
El escenario era Ocupar y Mantener, pero al igual que el anterior se hicieron algunas modificaciones para facilitar el recuento de puntos en el torneo. Básicamente se convirtió en una batalla campal en la que la colina central se suponía un objetivo a controlar al final de la partida. Por ello, el ejército que tuviera la mayor unidad bajo control a 15cm o menos de ese elemento de escenografía al finalizar la partida, recibiría 500 puntos de victoria adicionales.
El campo de batalla consta de dos colinas (una de ellas en ruinas), dos terrenos difíciles que no impiden la visión, un edificio impasable y un bosque. Y sí, es exactamente la misma mesa en la que me tocó jugar el segundo escenario.
El Paladín de Grhond
General: Marcos
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G – Príncipe Oscuro, Noala Silverline 266 puntos
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H – Hechicera, Norun Silverline 182 puntos
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P – Portaestandarte de Batalla, Findorel 207 puntos
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JO1 – 5 Jinetes Oscuros 1 117 puntos
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JO2 – 5 Jinetes Oscuros 2 117 puntos
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JO3 – 5 Jinetes Oscuros 3 117 puntos
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Gel – 10 Caballeros Gélidos 335 puntos
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BF – 5 Brujos Fuegoletal 195 puntos
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D – 10 Desolladores de Menegil 363 puntos
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L – Lanzavirotes Destripador 100 puntos
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Total: 1999 puntos
Horda de Perdición
General: Mathy
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G – Jefe de Guerra, Mathy Cloaca 176 puntos
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P1- Caudillo, Nesqueek 145 puntos
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I1 – Ingeniero Brujo 1, Pixie 110 puntos
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I2 – Ingeniero Brujo 2, Dixie 110 puntos
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Ali – 18 Guerreros Alimaña, Los Recios 194 puntos
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Clan – 20 Guerreros Clan, Los Oportunistas 125 puntos
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Escl – 20 Esclavos, Los Afortunados 40 puntos
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A – Amerratadora, La Sacaplomo 60 puntos
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P2 – Picadora de Condenación, La Trinchadora 30 puntos
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S – 9 Corredores de Sombras, Los Veloces 45 puntos
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E – 5 Acechantes Nocturnos Excavadores, Los Zapadores 85 puntos
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RGi – 14 Ratas Gigantes, Los Amos 60 puntos
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L – 4 Lanzadores de Viento Envenenado, Los Guapos 40 puntos
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H – 2 Hordas de Ratas, Los Peques 90 puntos
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J – 3 Mosquetes Jezzail, Los Certeros 60 puntos
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RO – 3 Ratas Ogro, Los Grandes Amos 150 puntos
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C – Cañón de Disformidad, El Rayo 100 puntos
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Abo – Abominación, La Cosa 380 puntos
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Total: 2000 puntos
Deployment
Al igual que en la partida anterior, sorteamos quien escogía lado y gané yo. Suponiendo que mi rival disponía de lanzavirotes, me quedé de nuevo con el lado cuya zona de despliegue contenía una colina.
La hechicera sorteó sus hechizos y le salió viento gélido, sometimiento de lamehk y horror negro. Disponía de un hechizo más gracias al libro de furion.
A la hora del despliegue, como de costumbre empecé colocando unidades prescindibles. Mi rival también intentó ganar algo de tiempo, pero finalmente tuvo que colocar en algún lado la megaunidad de gélidos y yo aproveché este conocimiento para prepararle una trampa. Tal y como he comentado antes, mi única esperanza de enfrentarme con garantías a la unidad de gélidos era «ablandarlos» un poco antes con proyectiles y magia y resistir la carga con mi mejor infantería. Así que puse a ello a mis mejores ratas apoyadas por un ingeniero y casi todos mis disparos.
Finalmente mi rival desplegó a su maga con los jinetes oscuros de detrás de la colina, justo detrás de donde desplegó a Menegil y sus desolladores.
Yo marqué como punto de salida de mis excavadores un lugar cerca del lanzavirotes destripador.
Turn0 1 – El Paladín de Grhond
Tras la experiencia con los proyectiles de la partida anterior, preferí curarme en salud y al inicio del turno de mi rival activé mi estandarte de la tempestad. Este objeto estaba resultando verdaderamente crucial en este campeonato, y eso que si el rival no lleva proyectiles o criaturas voladoras no hace nada de nada. Per claro, mis rivales eran elfos, y muchos entre ellos disparaban. Tenía un miedo especial a los desolladores, que con sus proyectiles envenenados podían hacer una verdadera masacre en mis apretadas filas.
La unidad del príncipe oscuro superó sin problemas su chequeo de estupidez y avanzó sin miedo hasta situarse a la diestra de Menegil y su banda. La hechicera abandonó la unidad de jinetes y se cubrió con la colina de mis proyectiles, aprovechando su montura para ver por encima de los hostigadores. Los brujos fuegoletal del lado izquierdo avanzaron muchísimo para obligar a mis ratas ogro con furia asesina a cargarles, mientras que las tres unidades de jinetes oscuros avanzaron con cautela y tomaron posiciones de disparo.
En la fase de magia, la hechicera lanzó con éxito viento gélido sobre mi unidad de guerreros de clan, acabando con 2 de ellos. Pixie y Dixie, trabajando en conjunto, lograron dispersar el temible horror negro y la ira ardiente de los brujos fuegoletal.
En la fase de disparo, a pesar de los efectos de la tormenta, entre los jinetes sombríos de la derecha y los desolladores le hicieron 4 heridas a mi abominación, dejándola al borde de la muerte. En el flanco derecho, los jinetes mataron a un esclavo y el lanzavirotes sufrió mucho con la galerna y no acertó a nadie. Uff… ¡Esos desolladores eran letales! Mi rival me explicó amablemente que el estandarte de la unidad era mágico, por lo que los proyectiles rivales tenían duras penalizaciones a impactarles. Por suerte ni los proyectiles mágicos ni las amerratadoras tiran para impactar, pensé.
Sin ningún combate de momento, mi rival me pasó el turno.
Turno 1 – Horda de Perdición
Al inicio de mi turno los efectos del estandarte de la tormenta se disiparon. Ese estandarte me había sido de gran utilidad, pero tenía la sensación de que me habían colado la copia barata, puesto que en ninguna de mis batallas conseguí que mantuviera sus efectos más allá de un turno.
En la fase de movimientos obligatorios, comprobamos que los brujos fuego letal estaban dentro de alcance de las ratas ogro con furia asesina, así que éstas cargaron. Los brujos, que son caballería rápida, huyeron con la esperanza de reagruparse el turno siguiente. La pobre abominación avanzó rápidamente, adoptando una posición excelente como cebo. Y es que con 4 heridas ya casi solo la podía usar para eso. Los guerreros alimaña y los de clan, adoptaron posiciones para apoyarse mutuamente en el caso más que predecible que la unidad de gélidos los alcanzara. En el flanco oriental, las hordas de ratas, las ratas gigantes y los esclavos avanzaron todolo posible para poner algo de presión sobre el lanzavirotes.
En la fase de magia, Dixie lanzó un rayo de disformidad a la unidad de jinetes que cubría el lanzavirotes y la hechicera lo dispersó con un pergamino. Pixie, poniendo su vida en riesgo consumiendo piedra de disformidad, lanzó otro rayo dirigido a los desolladores que la hechicera no pudo dispersar, matando a tres de ellos.
En la fase de disparo, el cañón apuntó a un desollador y a dos caballeros gélidos y los alcanzó, pero por su poca potencia solamente cayó un caballero. La amerratadora, en cambio, soltó un torrente de plomo y consiguió matar nada menos que a 6 desolladores, dejando a Mengil completamente solo. Los jezzails, como de costumbre, fallaron sus disparos.
La verdad es que este turno estaba muy contento. Entre Pixie y mi amerratadora habían pulverizado una de las unidades de druchii que yo más temía, y la disposición general de la batalla se acercaba mucho a lo que había planificado.
Sin combates todavía, le pasé el turno a Marcos.
Turn 2 – El Paladín de Grhond
El segundo turno druchii empezó con una serie de cargas. Los jinetes de la izquierda cargaron a la unidad de corredores de sombras y el príncipe oscuro y su unidad se abalanzaron sobre la masa de carne llamada abominación. Lamentablemente los brujos fuegoletal parece que no tenian ganas de combatir ese día, puesto que no consiguieron reagruparse y abandonaron a sus compañeros a su suerte. Mengil, sin uno solo de sus hombres, buscó cobertura tras la colina central, mientras que Norun le adelantaba en busca de un buen objetivo para sus letales hechizos. Finalemnte, las unidades de jinetes maniobraron a la caza de objetivos suculentos para sus ballestas de repetición.
En la fase de magia, Norun intentó lanzar horror negro sobre la unidad de guerreros alimaña, pero era el turno clave y yo no pensaba permitirlo, así que me gasté mi pergamino de dispersión. Luego intentó lanzar de nuevo viento gélido, pero se lo dispersé.
En la fase de disparo, el lanzavirotes falló en un momento delicado y no causó ninguna baja, mientras que los jinetes del centro hirieron por cuatro veces a las hordas de ratas y los del flanco mataron a uno de los señores de las bestias.
En la fase de combate, los jinetes oscuros y sus monturas causaron un montón de bajas entre los corredores de sombras, que huyeron pero fueron alcanzados cerca de las ratas ogro. Los guerreros en gélido destruyeron sin piedad a mi abominación y, puesto que era el primer turno de combate y habían eliminado por completo a su rival, decidieron arrasar hasta trabarse con unos atemorizados guerreros de clan. Afortunadamente para mi, la destrucción de la abominación no causó pánico esta vez, y mis guerreros alimaña estaban en la posición perfecta para contracargar en mi siguiente turno.
Turn 2 – Horda de Perdición
Bueno, pues ya lo tenemos aqui. El supercombate que me faltaba en el torneo había llegado, y lo encaraba con optimismo aunque también debo reconocer que con algo de miedo.
Al inicio de mi turno declaré cargas de las ratas gigantes contra la unidad de jinetes oscuros más oriental, que decidió huir. Aparecieron los excavadores y cargaron contra la tripulación del lanzavirotes destripador. Las hordas de ratas cargaron contra el flanco de la segunda unidad de jinetes oscuros, cerca del objetivo central. Finalmente, sobreponiendose al miedo que producían sus reptilianas monturas, tanto los guerreros alimaña como la picadora de la condenación cargaron al flanco de la unidad del general druchii, que superó su tirada de pánico.
Las ratas ogro se encararon a la tercera unidad de jinetes oscuros esperando que se olvidaran de mover en el turno siguiente. Los esclavos al mando de Dixie avanzaron un poco, mientras que los lanzadores de viento envenenado se acercaron a los gélidos con sus armas listas.
En la fase de magia no pude lanzar ningún rayo, puesto que Pixie se había visto arrastrado al combate por su unidad y no podía abandonarla de momento. Así que pasamos al disparo.
Mmmmm…. Esa unidad de caballeros gélidos me tenía muy preocupado. La cara de loco de Marcos cada vez que los movía, no me hacía presagiar nada bueno, y el cuidado exquisito con el que estaba pintada me indicaba que su propietario los tenía en alta estima. Claro, pudiera ser que Marcos los hubiera sobrevalorado, pero solo por si a caso, decidí demostrarle por que los skavens somos un ejército temible por sus proyectiles. Mi cañón disparó y su rayo atravesó limpiamente a dos caballeros, matando a uno de ellos. Y luego pasé a disparar directamente al combate, puesto que la regla especial skaven «la vida no tiene ningún valor» nos permite disparar a tropas enzarzadas siempre y cuando los impactos se sorteen entre las unidades de los bandos involucrados. A mi no me importaba que murieran unas cuantas ratas, pero me preocupaba destruir sin querer a mi picadora de la condenación, que intuía que iba a tener un papel relevante en la batalla. Pero siempre es un placer usar las reglas propias del ejército, así que mis lanzadores de viento envenenado lanzaron su carga venenosa hacia el combate, pero por alguna extraña razón no murió nadie. Seguidamente, la amerratadora les enseñó como se hacía impactando 8 veces y matando a 2 guerreros de clan y a 3 caballeros gélidos con su lluvia de proyectiles de plomo. Los jezzails mataron a uno de los jinetes oscuros que huían, y pasamos al combate cerrado.
Gracias a su carga, las hordas de ratas mataron a un jinete oscuro y ganaron el combate por 1, pero los druchii aguantaron. Seguidamente, los excavadores que habían cargado a la dotación del lanzavirotes destripador los aniquilaron y arrasaron hacia el centro del tablero.
Por último resolvimos el combate del centro de la mesa. El árbitro nos tuvo que venir a explicar como desarrollarlo, por que con el arrasamiento y la posterior carga, no sabíamos muy bien como hacerlo. Decretó que en todo caso, la unidad de guerreros de clan atacaría en último lugar el primer turno, al haber sido la primera en ser cargada. Y que por lo que respectaba a las demás, los ataques se resolverían por estricto orden de iniciativa. Los druchii tenian 4 iniciativas diferentes: 8 el príncipe, 7 el porta de batalla, 5 los caballeros y 3 los gélidos. Por parte de las ratas había 3 iniciativas diferentes: 7 el señor de la guerra, 5 los alimañas y 4 los guerreros de clan y la picadora. Para complicarlo un poco más, el campeón de la unidad de guerreros de clan dió un paso al frente (o fué empujado, nunca se sabrá) y para enfrentarse a él, el campeón de la unidad de guerreros gélidos se apartó un poco de sus compañeros. A todo esto, el estandarte de la hydra, que lucía orgulloso el portaestandarte de la unidad, les daba tanto a los jinetes como a sus monturas +1 ataque el primer turno de una carga. Con cara de extrema felicidad, mi rival lanzó los cinco ataques que su príncipe oscuro realizaba con muerte carmesí, su alabarda mágica, acabando con la vida de 3 guerreros alimaña. Luego, Mathy Cloaca, que había estado esperando este momento casi tanto como su antagonista, correspondió a la brutalidad del príncipe Noala acabando a su vez con la vida de tres caballeros. Seguidamente, el portaestandarte de batalla druchii acabó con 2 guerreros de clan, el campeón que estaba luchando su reto particular no consiguió matar al campeón de los guerreros de clan y el portaestandarte de la unidad mató a otro más. Llegó el turno a los guerreros alimaña, pero ni sus feroces alabardas pudieron hacer mella en las armaduras élficas. Seguidamente, la picadora de la condenación trituró hasta la muerte al portaestandarte de la unidad justo antes de que el gélido del portaestandarte de batalla acabara con un último guerrero de clan. El campeón de los guerreros de clan aguantó el combate contra su homólogo en gélido, el gélido del porta de batalla mató a un último guerrero de clan mientras que la montura del general acababa con la vida de dos alimañas más. Finalmente pasamos a contar los puntos de cada bando, y el resultado de tanta carniceria fué que los druchii habían perdido el combate por un punto. Marcos, confiando que su general querría seguir matando ratas otro turno, lanzó los dados con tranquilidad y pasó el chequeo. Por mi parte, mis pequeños roedores envolvieron a los supervivientes, y mi general se colocó justo detrás de los malditos druchii preparando su espada supurante.
¡Uf, menudo combate! ¡Si no llega a ser por mi bonificador por filas y estandarte de guerra no lo cuento! En total, 8 caballeros gélidos, 5 guerreros alimaña y 4 guerreros de clan yacían en el barro tras la sangrienta matanza, pero muchas de esas víctimas habían caído gracias a mis proyectiles, y en el próximo turno no iba a disponer de la misma ventaja. Empezaba a preocuparme…
Turn 3 – El Paladín de Grhond
En este turno los elfos oscuros no declararon ninguna carga. En realidad daba igual, puesto que la batalla ya se estaba decidiendo en el centro del tablero desde el turno anterior.
La unidad de jinetes oscuros del flanco se reagrupó y cabalgó veloz a interceptar los exploradores, mientras se cubría tras el terreno difícil. Mengil y la hechicera Norun se acercaron un poco al combate, mientras que la otra unidad de jinetes jugaba un poco al escondite con las ratas ogro.
En la fase de magia, Norun intentó lanzar sometimiento de lamehk sobre las ratas ogro, pero no consiguió alcanzar el poder requerido aun a pesar de contar con un +1 al lanzamiento por ser druchii. El viento gélido volvió a ser dispersado.
La fase de disparo ya no era la de antaño, y tan solo Mengil y los jinetes oscuros del oeste pudieron disparar. El primero falló contra los jezzails y los segundos causaron una baja entre los señores de las bestias que acompañaban a las terroríficas ratas mutadas.
El disparo dió paso al combate, y nos preparamos para otra ronda de muerte y destrucción.
Empezamos el combate con el jinete oscuro quitando la última herida a una de las peanas de hordas de ratas. luego pasamos al combate del centro.
El príncipe oscuro Noala Silverline estaba disfrutando como hacía siglos que no lo hacía. El furor de la batalla, la sangre, los cuerpos mutilados de sus enemigos caídos a los pies de su fiel gélido, todo ello conformaba un escenario que muchos calificarían de pesadilla pero que para él era como volver a sus días de juventud. Pasados los primeros momentos, cuando la energía del estandarte de la hydra ya se había disipado, Noala miró a su alrededor intentando fijar en su memoria todo el caos y la muerte que su llegada había provocado. Fué entonces cuando se dió cuenta de que, de todos sus hombres, tan solo el capitán de los caballeros gélidos y Findorel, el fiel portador del orgulloso estandarte de su casa seguían en pie. Y algo más atrajo su atención. Un poderoso hombre rata con armas y armadura de mayor calidad de lo habitual, se acercaba por su retaguardia intentando pasar lo más desapercibido posible. Sonriendo en su fuero interno, el príncipe dejó que ese incauto llegara sin dar muestras de haberlo detectado, y cuando lo tuvo al alcance de muerte carmesí, descargó contra él un torrente de golpes como solamente un elfo que ha vivido siglos perfeccionando su pericia marcial podría haberlo hecho. Dos largos tajos cruzaban la cara y un hombro de ese despreciable ser, que a pesar de ellas se negó a morir como sus congéneres e incluso osó atacar al príncipe con una espada en la que relucía un desagradable icor verde. Y entonces Noala rió. Rió con ganas, mientras detenía con facilidad los torpes intentos del general enemigo por alcanzarle con su precaria espada, que sin duda estaba envenenada. Rió por que estaba disfrutando de aquel combate y por primera vez se alegró de haber venido a las lejanas tierras de los kekos con su ejército.
A parte de las dos heridas que sufrió Mathy Cloaca, el campeón de los gélidos terminó su reto con el campeón de los guerreros de clan matando a la rata y dejando que su montura arrancara las partes más jugosas para un tentempié rápido y el portaestandarte Findorel acabó con otro guerrero de clan más. Ese turno el resultado del combate fué un empate, que los skavens ganaron puesto que el músico de los caballeros gélidos había muerto el turno anterior. Los druchii pasaron el chequeo sin problemas.
Como veis, mis peores temores se estaban confirmando. Incluso con mi abrumadora superioridad numérica, mi mejor posición y mi magia, ese maldito príncipe élfico era una máquina de picar carne de rata y me estaba poniendo muy nervioso.
Turn 3 – Horda de Perdición
Al inicio de turno, le comuniqué a mi contrincante que mi general, Mathy Cloaca iba a retar al suyo a un combate singular, y Marcos aceptó el reto encantado con su príncipe oscuro. Para hacerlo un poco más espectacular, pusimos las dos miniaturas en las ruinas de la cima de la colina que era a la vez objetivo para el escenario, aunque en realidad estaban luchando junto a sus unidades en el llano.
Este turno tampoco se declararon cargas. Al inicio de turno, miré quien tenía en ese momento el control del objetivo. Dado que las reglas del escenario especificaban que para controlarlo tenías que tener una unidad no trabada en combate a menos de 15cm y que los personajes no contaban, en ese momento Mengil (que se considera campeón de la unidad de desolladores, no personaje) se llevaba el gato al agua. Para disputarle el dominio, acerqué a toda marcha mis excavadores, mientras mis esclavos que estaban demasiado lejos tomaban posiciones coordinándose con las ratas gigantes para envolver a los jinetes oscuros del flanco derecho. Las ratas ogro símplemente se giraron intentando encararse a los jinetes que las estaban toreando.
En la fase de magia, Dixie lanzó un rayo a los jinetes oscuros del este que la hechicera elfa consiguió dispersar.
Los disparos me volvieron a dar muchas alegrías. La amerratadora aniquiló a la hechicera con una lluvia de plomo y el cañón de disformidad disparó un rayo perfecto de F10 que vaporizó a los jinetes que estaban luchando con las hordas de ratas. Los lanzadores de viento envenenado fallaron miserablemente todos sus ataques, y los jezzails eliminaron a un jinete oscuro.
Y llegamos al COMBATE de la partida, así, en mayúsculas. Por que eso es lo que estaba siendo, un no parar de tortazos digno de Bud Spencer y Terence Hill. Como os he comentado, mi general Mathy Cloaca, en un intento desesperado de conseguir el respeto y reconocimiento que él creía merecer, retó nada más y nada menos que al príncipe oscuro Noala Silverline a combate singular. Confiaba en que el amuleto de piedra bruja que le había facilitado Pixie lo protegería (iluso) el tiempo suficiente como para poder envenenar al druchii con su espada supurante. Pero no fué así. Las habilidades marciales de Nuala demostraron ser demasiado avanzadas para el general skaven, que sucumbió finalmente. Poco después, tras los ataques del campeón y el portaestandarte de batalla druchii, dos nuevos guerreros alimaña pasaron a engrosar a la creciente pila de cadáveres de hombres rata. Las cosas pintaban muy mal. de hecho, a pesar del estandarte de guerra de la unidad de alimañas, en ese momento los druchii iban ganando el combate. Desesperado, miré las unidades en liza y vislumbré una última carta; apareció la estrella invitada, «also starring» picadora de la condenación, que atropelló al campeón y al porta de batalla espachurrándolos sin piedad. ¡Toma ya!
Noala Silverline se lo estaba pasando en grande ese día. Había podido comandar a sus tropas hasta este lugar, el objetivo de todo este despliegue militar, y a los pies de las ruinas arcanas había abierto en canal el vientre del general enemigo. En ese momento escuchó de nuevo el ruido de una de esas máquinas infernales y se giró a tiempo para ver como una pesada bola aplastaba a su último guerrero gélido y a su portaestandarte de batalla. Cerca, otra máquina infernal desmontaba a su querida nieta Norun aniquilando a su gélido y quizá a la druchi mientras ese cobarde de Mengil se escondía entre unos arbustos. Incrédulo, vió como todo el campo de batalla seguía lleno de hombres rata que perseguían sin parar a las pocas unidades de elfos que quedaban en pié y, pensativo, dió la vuelta a su montura y se marchó tranquilamente por donde había venido. ¿Quizá la victoria no se consiga simplemente matando enemigos? ¿Se puede perder sin ser derrotado? Estas y otras preguntas llenarían sus horas en el largo camino de vuelta a Ghrond, donde pensaba crear un nuevo ejército con nuevas unidades, para la siguiente incursión a la tierra de los kekos. Y si alguien pensaba cruzarse en su camino… ¡Ya podía irse preparando!
RESULTADO: Victoria decisiva para los skaven.
CONCLUSIONES: ¡Otra enorme partida finalizada! Una nueva victoria para Mathy Cloaca sin Mathy Cloaca ,puesto que ha muerto a manos del general enemigo. Este general mio ha demostrado ser muy poco digno de confianza, y no ha conseguido terminar vivo en ninguna de las tres partidas. ¡Vaya desastre!
Bueno, primero de todo dar las gracias a Marcos, mi rival, por que no solo me hizo pasar un buen rato en una partida con un combate épico, si no que fué él quien se encargó de organizar el torneo junto con la gente de Kekolandia. ¡Muchas gracias Marcos! Pero no solo eso… Marcos también fué el ganador en el apartado de ejército mejor pintado del torneo, y os juro que jamás he visto un premio más merecido. En dos palabras… ¡ESPEC…TACULAR! Espero que se pueda apreciar bien en las fotos. Yo llevaba mi ejército ratonil pintado, pero enfrentarse a un rival con unas obras de arte así os prometo que es algo especial: motiva mucho y te pone en seguida en situación.
En esta partida cometí algunos errores que casi me cuestan caros. Otra vez por culpa del despliegue, las ratas ogro del flanco izquierdo se quedaron un poco solas y los jinetes las hubieran podido torear indefinidamente. Pero eso no fué lo peor… Esos jinetes mataron a mis corredores de sombras y por un pelo no llegaron a cargar a mis ratas ogro por el flanco, cosa que hubiera sido muy mala, en el turno 2. Yo situé a los corredores por el flanco izquierdo por que eran una buena unidad para atravesar el terreno difícil, pero una muy mala unidad para redirigir, puesto que son los hostigadores los que deben ponerse en contacto con la unidad que los está cargando.
Por parte de mi rival, no se trató tanto de errores como de «filosofía de combate». Para Marcos su ejército superrápido debe cargar, y no le tiene miedo al enemigo. Es por ello que, por ejemplo, los brujos fuegoletal se pusieron a alcance de carga de las ratas ogro en el primer turno cuando no había una necesidad, o por lo que decidió arrasar con los gélidos tras matar a la abominación. El hecho de que los brujos no se reagruparan no se puede considerar un error, evidentemente, pero la verdad es que si no los hubiera avanzado tanto el primer turno no habría tenido que huir luego. Si los gélidos no hubieran arrasado yo podría haberlos destrozado a magia y proyectiles (como ya hice, puesto que yo puedo disparar a los combates), pero no podría haberlos cargado con la unidad de alimañas y mi general por un flanco en el turno siguiente. Pero la verdad es que, como me comentó Marcos «la carga ha sido una pasada y el combate también; mi general es la caña y he disfrutado como un enano»así que creo que no hay más que hablar. Cada uno juega a lo que quiere y de la forma que le gusta más.
Para finalizar esta concluisón me gustaría hablaros de mis sensaciones con el torneo en general. Para mi la experiencia fué muy buena. El hecho de jugar a un juego como sexta edición de warhammer con los añadidos de MdNR hizo que la mayor parte de los participantes fuéramos veteranos del juego, con mucho espíritu y ganas de pasarlo bien. Y eso se nota. La mayoría nos quedamos a comer juntos, comentando las jugadas más interesantes. Las listas no eran «afiladas» hasta el extremo (porque nadie juega tanto como para probarlo todo) si no que se trataba más bien de listas muy pensadas por jugadores con mucha experiencia. Los rivales eran gente comprensiva, y aunque afloraron muchísimas dudas a lo largo del día, no vi ninguna que degenerara en una discusión (también por el excelente trabajo del árbitro, por supuesto). Y, finalmente, aunque fuí sin conocer a nadie porque Nurgle envió a Namarie una plaga el dia antes y causó baja, salí de allí con un montón de conocidos que aman y disfrutan el hobby de una manera parecida a la mia y con los que no me importaría coincidir algún otro dia en el futuro. Por cierto, quedé tercero en el torneo (el primero fué un conde vampiro y el segundo un imperial) y los premios se sortearon entre todos los participantes.
Aqui termina esta serie de informes de batalla. Si os han gustado, ahora que ya sé como funciona el battle chronicler, me plantearé hacer más en el futuro. Quizá también de otros juegos como warmaster o warmachine-hordes, que son a los que juego más.
¡Hasta pronto!
Sencillamente genial, me han encantado los tres informes, pero la descripción del combate, triunfo y «derrota» de Noala ha sido especialmente épica 😀 Desde luego, si hay algo que desprenden esta serie de informes, es ese «buenrrollismo» que comentas al final, tiene pinta de haber sido una experiencia estupenda. Por mi parte, espero más informes, tuyos y de quien se anime, no me canso de leerlos ^^
Un saludo
Leyendo estos informes dan ganas de hacerse un ejercito
Muy buenos los tres relatos de las partidas, escritos con un tono narrativo que te mantiene en vilo hasta el final. Y bravo por la currada de hacer los diagramas. Enhorabuena a todos los jugadores por esa experiencia tan positiva.
@Narbek: Muchas gracias. La verdad es que a Marcos, el organizador, se le ocurrió pedir a todos los participantes que, a parte de su lista, crearan un pequeño trasfondo para su ejército. Yo me limité a mi usar todas esas ideas en los informes de batalla. Si a eso le sumamos los eventos de las batallas en sí, fue realmente sencillo ir creando una pequeña historia alrededor del Príncipe Oscuro Nuala Silverlane. Solo espero que a Marcos le gustara.
@Nestu Flecha: ¡Anímate! Yo tenía planificado seguir pintando mi ejército de trolls de Hordes, pero desde el torneo que no puedo dejar de pensar en el ejército de elfos silvanos que hace 15 años que guardo en el armario sin pintar…
@Athorys: Gracias a ti también. La verdad es que es fácil ver que mis dotes narrativas han ido mejorando un relato tras otro. A mi siempre me han encantado los informes de batalla, y he leído muchos. Así que esta es mi forma de «compensar» a todos aquellos de cuyo trabajo me he beneficiado a lo largo de los años. Mi objetivo final sería el de hacer un informe lo más parecido posible a los que hacían en las White Dwarf en sexta edición, con su trasfondo, las explicaciones de las listas de los contrincantes, las conclusiones… ¡Espero acercarme a eso con el tiempo!
Da gusto leer estos reportes. Ya hubiera podido caer el torneo más cerca de mis tierras. De verdad que dan ganas de volver a ponerse al mando de mis Asrai y llevarlos hacia una nueva victoria.
¡Mucho mejores que los de la white dwarf! En serio, no he tenido que releer y sabía en todo momento donde estaban las tropas, contra que amenazas y hasta pensaba posibles movimientos (soy o era snif snif jugador alto elfo)
Me han encantado los tres y he disfrutado muchísimo leyéndolos.
Por favor, de warmaster también. Ya tengo casi coleccionado el ejército, estoy montando y hasta hice mi primera prueba de partida en solitario para asimilar mejor las reglas.
Si, me habéis enganchado miembros de Cargad.
P.D: y de warlord ya llevo 6 partidas. Sois mis «influencers» particulares jejeje
@Hikaru Javier: Gracias Hikaru. Que sepas que mi primer contrincante era navarro pero vino desde Bélgica con sus altos elfos para el torneo. ¡Así que para el próximo no tienes excusa!
@sr_caledor: ¡Me alegra que te gustaran! Precisamente esta pasada semana Nama y yo quedamos para jugar el segundo escenario del libro de warmaster, el de la colina orca. Quería hacer un informe, pero la partida terminó en el turno 2 con otra masacre de los orcos a manos de mis altos elfos, y la verdad es que no se podía aprovechar mucho la historia. Nama y yo estamos viendo que algunos de los escenarios son incluso más difíciles de jugar que la típica batalla campal debido a sus reglas especiales y a que algunos empiezan muy descompensados. Eso sí, sirven para practicar reglas concretas exhaustivamente, en este caso el tema de parapetar tropas en una colina.
Prometo hacer un informe de una buena partida de warmaster en cuanto acabe de pintar mis altos elfos (que ya voy por la mitad).