Buenas habitantes de la Brecha.
Retomamos la historia de Malifaux.
EL PRIMER RESURRECIONISTA (1791 D.C.)
Como si la aparición de nativos hostiles no fuera suficiente, una nueva amenaza surgió de las profundidades de la ciudad en 1791. Era más que conocido que las alcantarillas de la ciudad componían un laberinto de pasajes retorcidos y peligrosos, pero había rumores, alimentados por los primeros exploradores que este laberinto subterráneo, contenía conocimiento prohibido enterrado dentro de las criptas más bajas. Algunos buscadores de conocimiento, alentados por estas historias se encargaron de descubrir la auténtica veracidad de estas afirmaciones, y un hombre, cuyo nombre se ha perdido a lo largo del tiempo, tuvo el infortunio de encontrar el conocimiento que buscaba.
Lo que sucedió exactamente en la oscuridad de las cámaras allí enterradas solo es conocido por ese nigromante, aunque diferentes novelas de terror han hecho sus interpretaciones a lo largo de los años. Algunas historias dicen que los antiguos guardianes muertos, se levantaron del sueño de la muerte para atacarlo, mientras que otros han especulado que hizo algún tipo de trato con la mismísima muerte para adquirir tal poder. De cualquier manera, el nigromante consiguió liberarse de la Necrópolis con un único tomo, que contenía los secretos del más allá.
El nigromante usó los heréticos hechizos contenidos en el tomo para levantar un ejército de cadáveres vivientes. Esta horda atacó las fortificaciones del Concilio en masa, y todos los que caían ante la legión de muertos vivientes, se levantaba para unirse a sus filas. Los putrefactos zombis intentaron destrozar la ciudad, ladrillo a ladrillo, y a medida que su número aumentaba, parecía que lograrían su propósito de convertir la ciudad en una necrótica monarquía de oscuridad, muerte y desesperación.
Toda la ciudad se levantó para proteger su nuevo hogar. Los miembros del Concilio desataron poderosas magias y sus mercenarios luchaban y se sacrificaban para poder proteger a la gente. A pesar de todo el poder del Concilio, el peso del desgaste decantaba la balanza en su contra, y faltaba tiempo hasta que la ciudad al completo terminara sucumbiendo. Se celebraron reuniones desesperadas en las asediadas cámaras del Concilio mientras los magos que continuaban con vida debatían si cerrar la Brecha, sacrificando a miles de personas para mantener a los implacables muertos lejos de la Tierra.
Lo que cambió todo fue la marea de defensores pertenecientes al populacho que inesperadamente se levantaron para luchar, blandiendo picos y mosquetes, pelearon hombro con hombro junto a magos armados con fuegos etéreos y constructos. Cada vez que la batalla parecía más oscura y otra línea de batalla era barrida, surgía otro héroe para detener el envite.
Durante esta batalla, la Nephilim conocida como Lilith recurrió a su magia para asumir forma humana, permitiéndole caminar entre los defensores de la ciudad sin alarmarlos. Se encontró al frente en múltiples frentes, derribando y aniquilando los cadáveres de los soldados putrefactos. Cuando una batalla era ganada, desaparecía en las sombras y reaparecía allí donde era más necesaria. No daba muestras de entender ninguno de los idiomas que hablaban sus improvisados camaradas durante estas batallas, y cualquier intento de agradecerla o agasajarla era respondido con una mirada de odio.
Fue una lucha muy reñida, pero cuando el polvo se asentó, el anónimo nigromante había sido derrotado por el Concilio y todos los héroes que lucharon. Desafortunadamente, el oscuro secreto de la nigromancia no murió con el villano y, al igual que los no-muertos este se levantaría años más tarde para aterrorizar a la humanidad de nuevo.
LA EDAD DE LOS HÉROES (1792-1796 D.C)
Después de la derrota del nigromante, la ciudad de Malifaux continuaba llena de peligros.
Fue una época de poderosos villanos. La amante oscura, Astarte, activó una máquina colosal enterrada en la parte sur de la ciudad y estuvo apunto de desatar un arma terrorífica que había estado oculta desde la guerra de los Tiranos. Jean-Philip Archambault, el loco quebequense, aterrorizó las calles de la ciudad junto a su legión de guerreros esqueléticos que había animado utilizando el infame Grimorio que había robado del cadáver al primer nigromante.
Hombres y mujeres con instintos maléficos aparecían por doquier rondando la ciudad, como si los intentos fallidos del nigromante por tomar el control hubieran sido, de alguna manera, el catalizador que hizo aflorar el lado más oscuro de la humanidad. Las sombras que se cernían sobre Malifaux se iban acrecentando, y dejo de ser seguro pisar las calles adoquinadas de la ciudad durante la noche.
Sin embargo, los héroes que habían surgido tras derrotar al nigromante no habían abandonado la ciudad, y personalidades como Jack “el hacha”, la deslumbrante Lady Zorra, y McGuinne el astuto, se alzaron para defender a los débiles. Lucharon por sus propios motivos, en algunas ocasiones por la verdad o la justicia, pero con la misma frecuencia para su propia gloria. A pesar de cuales fueran sus motivaciones reales, la gente estaba agradecida por su ayuda. Salvaron innumerables vidas gracias a su coraje y astucia, y mucho después de perecer, sus leyendas continuaron inspirando a las generaciones venideras.
Entre los héroes y villanos, existían otros cuyas auténticas motivaciones eran completamente desconocidas. La misteriosa Reina Mecánica parecía motivada por los deseos que impulsaban a ambos lados del conflicto, y las desconcertantes hazañas llevadas a cabo por el Jinete Enmascarado eran inescrutables. Quizás lo más revelador fue la aparición de Kensiro, el Espadachín Apenado, que llegó a Malifaux portando una espada muy especial: Masamune Nihonto. La espada y el espadachín mantenían una batalla de voluntades, pero Shez’uul era mucho más fuerte que Kenshiro, y cada día, erosionaba más la mente y el alma de su portador.
PARAÍSO PERDIDO (1797 D.C.)
Mientras que los residentes de la ciudad de Malifaux luchaban con villanos de su propia creación, en el norte se estaba librando una batalla mucho mayor. Algunos de los miembros del Concilio que habían huido de las batallas iniciales sobre la ciudad habían viajado hacia el norte, a través de las onduladas colinas de monte bajo, hasta las estribaciones de la gran cordillera de los Diez Picos. Cuanto más se acercaban a las montañas, más claramente podían oír las voces del viento llamándolos.
Los archimagos desafiaron las altitudes, los traicioneros caminos montañosos y las escalofriantes temperaturas para alcanzar la cima, siguiendo las voces. Sin embargo, cuando llegaron a la cima del pico más alto, encontraron la forma espectral del Tirano Diciembre esperándolos. Diciembre susurró a los archimagos, prometiéndoles gran poder si podían liberarlo de los vientos de la montaña que lo ataban.
Tomó dos largos años, pero los archimagos finalmente pudieron romper las ataduras que habían aprisionado al Tirano. Rugiendo con la victoria, la forma astral de Diciembre descendió sobre ellos, destrozando el espíritu del hechicero más poderoso mientras poseía su cuerpo y obligaba a los demás a someterse. Aquellos que se negaron a arrodillarse ante el Tirano fueron masacrados y devorados por su elegido.
Las cosas habían cambiado considerablemente desde el aprisionamiento de Diciembre, y la llegada de los humanos era la oportunidad que había estado esperando. Estas criaturas eran frágiles y no tenían valor, aunque su poder aumentó al devorar su carne, no era suficiente para saciar el hambre atroz del Tirano. Pero el portal que habían perforado entre las dimensiones, era una fuente de energía mágica, y Diciembre creía que al consumirlo, podría ascender de nuevo como divinidad.
Influenciado por la liberación de Diciembre, el invierno de 1797 fue particularmente frío en Malifaux. Aquellos que pudieron, se refugiaron en sus casas o tabernas, con el fuego encendido durante todo el día para mantener a raya el gélido invierno. Aquellos que no tenían un refugio adecuado intentaron alojarse en casas abandonadas, tratando de evitar una muerte lenta y agónica debida a la congelación.
En el momento más álgido de la tempestad, Diciembre se manifestó sobre la ciudad con su anfitrión, sostenido por los rugientes vientos de la montaña. El Concilio y los otros héroes de la ciudad estaban acurrucados en sus casas, calentándose junto al fuego mientras su condena flotaba sin oposición tras sus puertas.
Los Neverborn, sin embargo, conocían la liberación de Diciembre y estaban preparados para su intento de ascensión. Lilith y su hermana, Nekima, aparecieron desde las sombras, atacando al anfitrión y sus seguidores con un pequeño ejército de monstruosos Nephilim. Fue una batalla brutal porque, a pesar de ser poco más que un espectro, Diciembre continuaba siendo un oponente formidable.
Diciembre se abalanzó sobre el arco de piedra que mantenía la Gran Brecha estabilizada y comenzó a alimentarse de sus energías, mientras usaba los fuertes vientos para alejar a los Nephilim. Si no hubiera sido por la repentina aparición de Kenshiro y Masamune Nihonto, Diciembre podría haber tenido éxito en su plan y haber ascendido para gobernar sobre toda la realidad.
Protegido por la influencia del tirano dentro de su espada, Kenshiro pudo atravesar los vientos de Diciembre y avanzar hasta alcanzar al portador de Diciembre. Aunque Diciembre entró en pánico cuando sintió la presencia de otro Tirano, se relajó cuando se dio cuenta de que Shez’uul todavía estaba atrapado dentro de su prisión. Diciembre desató una ráfaga de viento helado sobre Kenshiro, con la intención de desgarrar al hombre con esquirlas de hielo arrastrado por el viento, pero había subestimado el temple y la resistencia del espadachín.
Aun cuando los fragmentos de hielo empalaron y mataron a Kenshiro, el espadachín pudo levantar la espada por última vez y derribar en un golpe mortal al anfitrión de Diciembre. La espada mágica atravesó las protecciones mágicas que mantenían Diciembre alrededor del archimago, partiendo al hombre por la mitad y cortando la única conexión de Diciembre con el mundo mortal.
Diciembre había invertido gran parte de su poder en su receptáculo humano y, con la muerte del hombre, la influencia de Diciembre se vio muy debilitada. En un arrebato de rabia e ira, Diciembre consumió el poder que le quedaba para conjurar un último vendaval, arrojando a Masamune Nihonto a través de la Brecha.
Tras la batalla, Lilith y Nekima hicieron balance acerca de la situación. La humanidad había invadido su hogar hacía menos de una década, y ya habían caído bajo el dominio de múltiples tiranos. Diciembre había sido liberado de sus ataduras, y su mundo casi había llegado a su fin.
Las dos hermanas llegaron a un acuerdo: la humanidad era demasiado peligrosa para poder vivir. Mientras debatían cómo sellar la Brecha, una bruja humana llamada Zoraida se les acercó. La bruja afirmó que podía sellar la Brecha a través de un poderoso ritual, pero solo si los Neverborn aceptaban sus términos.
Las hermanas escucharon pacientemente y aceptaron. Con una sonrisa, Zoraida reunió los componentes necesarios para iniciar su ritual, aprovechó la energía etérea que había quedado en el anfitrión de Diciembre y la volvió a colocar en el portal. El arco de piedra que mantenía el portal seguro comenzó a temblar violentamente y retumbar, gradualmente, la grieta comenzó a reducirse en tamaño. Los taumaturgos en la Tierra trataron de estabilizar el portal, pero su intento fue en vano. Además, aquellos que intentaron atravesar el portal, fueron amputados por las energías mágicas como si el portal los rechazara.
Mientras tanto, Nekima tomó el resto de Nephilim bajo su mando y se extendió por toda la ciudad, asesinando a todos los humanos que pudieron encontrar. Por la mañana, arrojó un cadáver a través de la grieta para enviar un mensaje a los humanos que casi habían destruido su mundo. En su torso estaba escrito una única e inquietante palabra “Nuestro”.
La brecha permaneció abierta un momento más y luego se cerró sobre sí misma con un terrible aullido.
La Gran Brecha, dejó de existir.
Que emocionante e interesante. Cada vez mas piezas se colocan para formar la historia. Y ya esta cubierta la primera «expedición».
No seria mejor usar «anfitrión», es que «hospedador» no me suena bien, aunque puede que sea sólo a mi.
@David: Ya empezamos a estar en lo bueno.
La verdad que la palabra que usan es proxy y no se me ocurría un sinónimo mejor, pero anfitrión creo que es una muy buena opción.
Como siempre, siguiendo con tremendo interés el trasfondo de Malifaux, gracias ikiwith.