Saludos, Señores de la Guerra.
Corría el año 2006, creo, cuando un rumor recorrió Internet: los hermanos Wachowski, creadores de la trilogía Matrix, iban a adaptar a la gran pantalla el famoso manga Mach Go Go Go (conocido en estos lares como Meteoro), un manga de los años ’60 que iba sobre espectaculares carreras de coches. La verdad es que es una película que la crítica ha dejado a caldo, pero los espectadores valoran con un 6 más o menos (tanto en IMDB como en Rotten).
Resumiré con decir que la película para mí está muy infravalorada, pero que se debe a que la gen te no sabía qué iba a ver y se esperaban ver otra cosa. Es como la gente que fue a ver Gravity de Cuarón pensándose que sería una comedia romántica (hey, sale Sandra Bullock). Estoy convencido que mucha gente se quedó con la copla de «de los que hicieron Matrix«, y fueron a ver «un Matrix en coches». No, señores. Comparar Speed Racer con Matrix es como comparar Sonrisas y Lágrimas con la Jungla de Cristal. Son dos cosas completamente distintas… y, sin embargo, hay algo que tienen en común que no se ve a simple vista: ser completamente rompedoras.
Me explico. En los últimos años, o mejor dicho desde hace unos 15-20 años, se ha intentado impregnar de realismo todo tipo de cine. Incluso la fantasía o la ciencia ficción tienen ratos (a veces demasiado largos) donde se dan explicaciones de todo; y se utilizan tonos grisáceos o realistas para las imágenes (¡incluso en un género tan colorido como los superhéroes!).
Speed Racer rompe con todo eso. Donde el cine actual aboga por el realismo, ésta intenta huir. Donde habitualmente vemos explicaciones de todo, aquí se obvia, no se intenta explicar cómo los coches llegan a los 800km/h ni cómo pegan esos saltos o de dónde salen los misiles. Donde estamos acostumbrados a tonos realistas de colores, aquí tenemos una paleta cromática completa, una orgía de colores y de neones, no sólo en los coches y en los circuitos sino en las mismas familias, vestidas como si fueran los Parchís. Donde normalmente vemos el corte como transición estándar entre planos, aquí vemos un scroll lateral del protagonista mientras cambia de plano. O sea, ésto:
Es decir: Speed Racer se trata, de nuevo, de una película que muestra al mundo que otra forma de hacer cine es posible. Esta es la mayor virtud de Speed Racer, y es algo que hay que (volver a) aplaudir a los Wachowski. Además hay algo muy importante. Speed Racer es, ante todo, UNA ADAPTACIÓN DE UN ANIME. Es un homenaje a la serie de dibujos de los años 70. No lo esconden en ningún momento y es así como debe verse. Una serie con coches hiperveloces y de diseño muy «sesentero», personajes totalmente surrealistas como un chimpancé (Chim Chim), y todo con colores vivos. Así es la serie, y así es la película. Hay muchos que tildan la película de «excesivamente infantil». Es una adaptación de un anime y yo prefiero MIL VECES que se respete el tono y el ambiente al original hasta el extremo. Si hay que elegir entre respetar el anime (colores, infantil, argumento) o hacer aberraciones «realistas» como Dragon Ball, no sé vosotros pero yo lo tengo clarísimo.
Otro punto muy a favor es el excelente trabajo que ha hecho el casting:
Es MUY DIFICIL encontrar un buen casting para personajes que salen del manga (o anime). En este caso, y si (como yo) has disfrutado antes del manga, cuando ves a Speed dices «joder, ¡lo han clavado!». Y si intentas pensar en «¿quién habría puesto para hacer de XXX en vez de quien han puesto?», no obtienes respuesta. En cuanto a los «secundarios» tenemos ni más ni menos a Christina Ricci, John Goodman, Susan Sarandon o Matthew Fox (el Jack de Perdidos), cuatro auténticos «pesos pesados» en el largometraje. Con lo que no hace falta que diga que la actuación es más que buena (quedando como peores el protagonista -¡pero es que está haciendo caras tremenademente exageradas!- o el «malo»),.
La música es fenomenal, los efectos son de quitar el hipo. Lo único «criticable» es el guión (bastante previsible aunque haya dos o tres sorpresas), pero insisto que prefiero que el guión se parezca al anime antes que hacer algo rompedor. Los personajes obviamente no tienen la profundidad de una obra de Shakespeare. Y la película creo que se hace un pelín larga.
Pero todo eso, como digo, es secundario. La gracia de esta película es disfrutar como si estuvieras viendo un anime de los años ’60. Disfrutar de colores, de una batalla entre el hermano pequeño y el chimpancé, de giros imposibles en curvas aterradoras y de vikingos en coches con mayales incorporados. Cuando vas a tomar un batido de chocolate no esperas los aromas de un buen ron; esperas un batido de chocolate. Porque si pides un batido de chocolate esperando que te sepa a ron… mal vamos. Esta película te da el el mejor batido de chocolate que hayas probado jamás. Lo que pasa es que la gente ha perdido la costumbre a tomar batidos de chocolate.
Hombre Nama, quizás lleves razón en el artículo, pero muchos, tras el pepinazo de Matrix y las leves decepciones de Revolutions y Reloaded, nos esperábamos algo más…
A ver si con Jupiter Ascending lo logran, aunque huele a Matrix espacial
@Wolfen: El problema era esperar no más, sino algo que no era. Es una adaptación de un manga. Las comparaciones con (por ejemplo) Dragon Ball Evolution es la cara y la cruz de lo que se debe hacer cuando adaptas un anime a personas reales 🙂
Si no te gustó, creo que es porque probablemente esperabas algo que NO era una adaptación de un anime sino «una peli de los wachowski»… ¡Es como si ahora Peter Jackson hiciera un dramón de la Guerra Civil Americana y la gente se quejase de que no es como ESDLA!
@Namarie:
No, para nada, si a mí me encantó, de hecho fíjate que dije que llevabas razón en el artículo xDDDD
Yo Dragon Ball Evolution la vi de forma poco «lícita», y me alegro de no haberme gastado el dinero en el cine. Incluso viéndola en casa, me sentí estafado xD
Entre respetar el original e improvisar… bueno, ahí está el Veneno de Spiderman 3 T_T»…
Me la apunto para ver, tiene pinta de que me va a gustar 😀 (ésta de los coches, digo xD).
Salud
PD: el otro día zapeé Gamer y… me acordé mucho de la crítica a Aeon Flux que leí aquí el otro día…
Tengo que darte la razón.
Personalmente sí que me gustan las películas «realistas» pero de vez en cuando a uno le apetece simplemente disfrutar, alucinar en colores y reírse con los chistes más tontos.
Algo parecido le ha ocurrido al género «slapstick», creo yo, que estaba muy de moda y ya apenas sí se ve:
http://codigonuevo.com/slapstick-o-piano-en-la-cabeza/