Saludos, señores de la guerra.
Hoy vengo con un artículo un poco diferente a lo normal. Tal y como ya os conté, ayer (6 diciembre) participé en un torneo de Ninth Age que tuvo lugar en la tienda War Lotus de Granada (por cierto, muchas gracias por el esfuerzo de tener un torneo en vuestra estupenda tienda un domingo). El formato era tipo ETC por equipos, una manera de jugar totalmente nueva para mí, y que me pareció divertidísima, presentando unos desafíos diferentes a lo que suele ser una competición individual normal.
EL TORNEO POR EQUIPOS
Nos inscribimos 4 equipos al evento, cada uno de los cuales estaba integrado por 8 jugadores, para un total de 32 participantes. En un mismo equipo no puede haber más de un jugador con una misma raza. Es decir: sólo puede haber un Elfo Silvano, un Ogro, un Caos, etc.
La gracia del tema radica en el sistema de emparejamientos. Se utilizan unas cartas; cada miembro de cada equipo está representado por una de estas cartas. Los capitanes de los equipos que van enfrentarse se juntan para preparar los emparejamientos antes de cada ronda:
- Cada capitán pone una carta boca abajo, y los dos las voltean a la vez.
- Cada capitán pone dos cartas boca abajo sobre la carta del oponente, y todas las cartas se voltean a la vez.
- Cada capitán elige entonces una de esas dos cartas del equipo oponente, y devuelve la sobrante al mazo del rival. La carta elegida será la que quede emparejada con la propia.
- Se repite el proceso hasta que a cada equipo le queda una sola carta, y esas cartas restantes quedan emparejadas automáticamente.
Las listas de ejército habían sido publidadas unos días antes (tal y como suele ocurrir en los torneos de este formato), de forma que los diversos equipos han podido tener tiempo para analizar a sus rivales, y calcular qué emparejamientos son los que mejor vienen a sus intereses. Todas estas «preferencias» se anotan con antelación, y los capitanes pueden consultar sus notas, de forma que se agiliza bastante el proceso.
Para construir un buen equipo, por lo tanto, es importante tener cierta variedad de ejércitos: agresivos, defensivos, difusos, de disparo, etc. Hay un efecto piedra-papel-tijera y, por muy bueno que creas que es tu ejército, seguramente el equipo rival tendrá una lista con ventaja sobre la tuya. Los emparejamientos son importantísimos, y con frecuencia marcan el destino del torneo.
Hay tres horas para cada batalla. Las batallas pueden ser de uno de los tres tipos de despliegue que se detallan en el Reglamento de Novena: batalla campal, línea oblícua o ataque por el flanco. En nuestro torneo se decidió utilizar un sistema de puntuación distinto del que hay en el Reglamento: símplemente se calculaba la diferencia de puntos del oponente destruidos por cada ejército (más los bonos por generales y estandartes destruidos o capturados), y por cada 150 ptos completos se le «roba» 1 punto de victoria al oponente, partiendo de 10-10. Por ejemplo: si he destruido 578 puntos del ejército oponente, y él sólo me ha matado 120 puntos, he sacado 458 de diferencia, que son 3 puntos de victoria que le «robo» de sus 10 iniciales y sumo a mis 10, arrojando un total final de 13-7.
Al final de cada ronda, cada equipo debe sumar sus cinco mejores puntuaciones, no se cuentan los tres peores resultados. Y, por supuesto, al final del torneo ganará el equipo con más puntos totales.
DESARROLLO DEL TORNEO Y EXPERIENCIA GENERAL
Aunque sí he participado en varios torneos, nunca han sido por equipos. Nuestro equipo, el Team Cryer, estaba integrado por gente de todos los niveles: alguno que ya contaba con cientos de partidas en su haber, gente competente, y algún que otro paquete (como yo… jejeje). El torneo, de todas formas, había sido diseñado como un evento no muy competitivo, con el fin de tomar contacto con las nuevas reglas, prepararse para otros más importantes y echar un buen rato en general.
El lugar del evento fue una estupenda tienda llamada War Lotus, ubicada en una adyacente a Gonzalo Gallas, muy cerca de la Facultad de Ciencias: zona de ambiente universitario, llena de bares de tapas baratísimos y con mucha vida juvenil. La tienda es una delicia para cualquier aficionado y el tendero (Carlos), un tipo muy simpático y muy «apañao».
El desarrollo del evento transcurrió sin ningún problema, con predominio del buen rollo general, y todo el mundo pasó un buen dia jugando a su juego favorito. Había ejércitos que eran una pasada de lo bien pintados que estaban, y muchos tenían su rollo trasfondístico. Otros eran algo más cutrecillos, ya que la organización no obligó a llevar todo pintado, e incluso se podía «representar» (usar proxies, con cierta manga ancha). La idea era poder probar cosas y facilitar el acceso a todo el mundo.
Lo que más me llamó la atención desde el principio fué la increíble variedad de listas que se presentaron. Yo he jugado bastantes torneos de Octava, y os aseguro que la mayoría de los jugadores (competitivos) acuden con listas clónicas, exactamente idénticas hasta el último objeto mágico, o si acaso con algún detallito diferente. En el día de ayer, con las reglas de Novena, la situación era MUY distinta, y eso para mí es una importante mejoría que habla muy bien del equilibrio interno establecido por los diseñadores en cada raza.
MI EXPERIENCIA PERSONAL
Lo mejor fue la sensación de pertenecer a un equipo. Hasta ahora siempre había acudido a torneos individuales, y os digo que ser parte de un equipo aporta una serie de incentivos muy interesantes: desde la planificación previa, el viaje todos juntos, las charlas tácticas para decidir los emparejamientos, etc. Todo eso es algo que ayuda muchísimo a pasártelo bien. Y además aprendes mucho de gente que sabe más que tú, y los novatos tienen un hueco para iniciarse en el hobby arropados por un equipo que les ayuda y les aconseja en todo momento.
Me presenté con una lista muy dura de Demonios que os presento a continuación:
DEMONIOS DE DRAGUS (2400 PTOS)
- General: Gran Inmundicia con nivel de magia 3 (senda de la enfermedad), pergamino de dispersión y Trinidad Impía (+1HA, +1I, poder de penetración 1).
- Heraldo de Nurgle, porta de batalla, palanquín, nivel de magia 1 (enfermedad), foco de regeneración
- Heraldo de Nurgle, moscardón de plaga, nivel de magia 1 (enfermedad)
- 21 portadores de plaga, grupo de mando, Estandarte de Guerra, distracción
- 15 portadores de plaga, estandarte y músico, distracción
- 2 x 2 enjambres de nurgletes
- 5 furias de nurgle
- 3 bestias de nurgle
- 5 moscardones con estandarte
Al ser todo de la misma Marca del Caos, disponía de grandes beneficios: todo mi ejército contaba con un +1L y con el foco menor (las heridas envenenadas cuentan doble para el combate).
Mis dos unidades de infantería formaban un yunque muy difícil de romper, gracias a la habilidad de distracción (-1 al ser impactados), la marca de nurgle (-1HA del enemigo), la R4 y la regeneración o salvación especial. Sólo cosas muy potentes te las pueden echar abajo. Lo normal es que aguanten lo suficiente hasta que llegue algo por el flanco para ayudar.
Mi martillo estaba compuesto por los moscardones (lo de volar es muy importante) y mi Gran Inmundicia. Las otras unidades cumplían como apoyos, bloqueando cosas, matando máquinas de guerra, dando por culillo en general.
Muy destacable el papel de la magia en este ejército en particular, y en toda esta nueva edición en general. La magia destructiva es muy poco frecuente, ahora cumple con un papel mucho más sutil, de apoyo, entrando en sinergia con el resto del ejército, pero igual de importante. En mi ejército, por ejemplo, era vital poder reducir la HA del enemigo (fácil que te tengan que impactar a 6), o aumentar o disminuir la R de cualquier unidad.
Mis emparejamientos buenos eran los ejércitos de cuerpo a cuerpo, preferiblemente sin mucha chapa. Cosas como Ogros, Orcos y otros Demonios me iban bien, Bretonia tampoco me venía mal. Los emparejamientos malos eran las listas difusas de caballería, sobre todo si tenían disparo potente. Pero en general mi lista era muy buena para un torneo como este, y creo que la volvería a usar exactamente igual, o con poco cambio.
Mi participación en el torneo se resume en esto:
- Primera partida contra un ejército Lagarto al mando de un tío que sabía mucho más que yo de esto. Yo estaba muy frío todavía, y la cagué totalmente. Me acobardé por la cantidad de disparos envenenados que podía hacer (llevaba 6 unidades de eslizones con cerbatana, y alguna más con javalina). Probablemente tomé una buena decisión dejando a la Gran Inmundicia lejos del frente (son muchos puntos, y obviamente va a caer si se le hacen 100 disparos venenosos), pero el resto del ejército tenía que haber ido a saco a por él; en vez de eso, avancé con demasiada precaución, dándole posibilidad de ir reculando y controlando mis unidades peligrosas. Para colmo, en el momento final hubo una combinación de malas tiradas, y de magia brutal de un sapote, que le permitió destruirme a la unidad pequeña de portadores y a la de bestias. Total: perdí 7-13, y lo peor fue la horrible sensación de que podía haberlo hecho mucho mejor.
- Segunda partida contra un Bretoniano. Esta vez entré mucho más motivado. Él mueve mucho más que yo (sobre todo con esos Noveles que van más dopados de Armstrong), así que avancé sin tapujos: total, me va cargar cuando quiera. Pero sí me cuidé muy bien de bloquear sus unidades más potentes (Griales y Andantes) con mi morralla. El punto decisivo de la batalla fue cuando me cargó a las moscas con su General en Pegaso (un puto asesino capaz de hacer 6 heridas a casi cualquier cosa) junto con 2 unidades de 6 Noveles. La gracia es que no llevaba ni un campeón, así que desafié a su General para que mi Héroe se comiera el marrón (murió por la causa putrefacta), y así aguanté la carga y el siguiente turno llegó mi venganza en forma de carga por el flanco que le desmoralizó, y en la huida atrapé al cobardica de su General. Maté un par de cosillas más, pero por desgracia se acabó el tiempo cuando todo apuntaba a una masacre. Al final 15-5.
- Tercera partida: por desgracia, faltaron dos jugadores del equipo rival, y me tocó a mi uno de estos (me asignaron las dos cartas de los ausentes, por lo visto mi ejército era el que peor les venía). Asi que, según las bases del torneo, me apunté una victoria 14-6.
Al final quedamos segundos a muy poquito de los primeros. Pero la verdad es que eso fue lo de menos, pues todo el mundo salió de allí con una sensación de haber echado un gran día de juego y, aunque cansados, con ganas de volver a repetir.
Pues eso, que mereció la pena. Los torneos sin duda son una forma de conocer gente que se dedica lo mismo que te gusta a tí, echar unas cuantas partidas en unas condiciones estupendas, etc. Y luego está la emoción de competir, que no tiene por qué gustarle a todo el mundo, pero que puede ser especialmente interesante cuando se trata de un juego de equipo.
Como en todos sitios, entre los participantes seguro que habrá quien te caiga peor o mejor, y algún tramposillo por ahí escondido, pero lo normal es que todo el mundo sea bastante cordial, amable y simpático, porque al final somos adultos que jugamos a los muñecos, y no tiene sentido discutir por esto.
Os animo a todos a probar la experiencia. Por mi parte seguro que repetiré, y aquí os volveré a escribir un reportaje en cuanto eso ocurra.
¡Permaneced atentos a Cargad!
Hola, he estado siguiendo sus entradas respecto a 9th Age. Con la anarquía post muerte de WHFB como tal, todos estamos buscando que jugar. Sin embargo 9th Age carga con el estigma de ser «Octava Mejorado» y para muchos jugadores 8va fue la precuela de AOS y si vamos a seguir jugando algo, la premisa es salirnos del modelo maligno de negocios para el juego que hacía tener que llegar con un carro de tiro de maletas de miniaturas. 9th Age corrige esto o no? Las unidades siguen siendo formaciones enormes? Por otro lado, 9th Age logra ese equilibrio de los distintos ejércitos que se rompió en 7ma?
Excelente artículo, hacen falta más de este tipo. Gran torneo, teniendo en cuenta lo dificil que es organizarlo y mas uno de este tipo. Destacar que habia muy buena gente, que es lo mas importánte. Por cierto, la patata tiene cara de pocos amigos….
@Eduardo nuñez navarrete: Novena toma lo que estaba bien de Octava e intenta mejorarlo, y desde luego una de las cosas que había que mejorar era lo del tamaño ilimitado de las unidades. Ahora todas las unidades vienen con un tamaño maximo y mínimo en la lista de ejército.
Sobre el supuesto equilibrio de Sexta, no creo que hayamos vivido en el mismo mundo, porque yo recuerdo un juego en el que si no ibas con mil caballerias y listas muy difusas no tenías ninguna posibilidad de victoria.
@Adrian Martinez Navarro: Gracias por tu comentario. Procuraré seguir escribiendo del tema 😉