Hola a todos! En primer lugar, disculparme por no haber escrito en mucho tiempo. Ya que tengo menos tiempo para escribir, ahora he encontrado un hueco y os dejo la guerra de los portales entera. Me ha gustado mucho redactarlo y espero que os guste y que perdonéis que sea tan largo. No he querido partirlo en dos porque es una historia cerrada sobre la guerra principal entre Sigmar y Archaon que ocupó buena parte de los primeros siglos de la Era de Sigmar. Disfrutad!
La Guerra de los Portales
Hasta ahora, el contraataque de los Eternos de la Tormenta parecía funcionar. Los soldados de Sigmar habían logrado sólidas victorias e incluso se habían empezado a levantar asentamientos en torno a los Portales del Reino recuperados. Aunque no eran más que diminutas luces de orden en un campo de anarquía, los Dioses del Caos habían encontrado una oposición real a su dominio. El conjunto de batallas que se libraron desde la primera acometida de los Guerreros de Sigmar fue conocido como la Guerra de los Portales.
La gran estrategia con la que Sigmar lideró esta guerra se basaba en tres puntos clave.
La recuperación de los portales que conectaban con Azyr era primordial, pues los Eternos podían manifestarse en cualquier Reino gracias a los rayos de su dios, pero no volver al Reino Celestial más que muriendo en batalla o atravesando un portal. Además, los pueblos libres de hombres, elfos y enanos que vivían en Azyr no podían enviar refuerzos y suministros si no se recuperaban estos portales. Tras la recuperación de los portales a Azyr, la expansión territorial fue clave en el dominio de los Reinos, para lo que se enviaron incesantes refuerzos del Reino Celestial que expandieron los dominios de Sigmar y empezaron la construcción de ciudades y fortalezas, utilizando siempre como núcleo los Portales.
Había ciertos Portales que el Caos había corrompido más allá de toda posible salvación, como la Puerta de la Ira. A través de estos portales, se establecía una conexión con el Reino del Caos, cuya influencia se filtraba en la tierra que los rodeaba y la mancillaba con su esencia. Dada la amenaza que suponía la facilidad con la que los demonios podían entrar en la realidad a través de los Portales corrompidos, los Eternos de la Tormenta pusieron todo su empeño en destruirlos para siempre.
La búsqueda de aliados era el último punto clave, ya que Sigmar entendió rápidamente que sus fuerzas no eran suficientes para recuperar los Reinos Mortales.
En Ghyran, los Caballeros Sagrados habían luchado junto a los Sylvaneth contra las fuerzas de Nurgle, dando tiempo a Alarielle para que adoptara su aspecto guerrero y empezara su reconquista del Reino de la Vida. Gracias al valiente sacrificio de muchos Eternos de esta Hueste, los Sylvaneth se habían convertido en acérrimos aliados de Sigmar.
Los enigmáticos Slann, una raza de seres celestiales que habían sobrevivido a la caída del Viejo Mundo, vieron en los guerreros de Sigmar a unos poderosos aliados contra el Caos. Aunque no se realizó ningún acuerdo con el dios rey, las huestes de los Seraphon fueron enviadas a apoyar a los Eternos en muchos campos de batalla, reconociéndose ambos ejércitos como aliados naturales.
Los enanos de las logias de Fireslayers eran poderosos guerreros originarios de Aqshy que adoraban al dios Grimnir y luchaban con el fuego de su lado. Tenían la creencia de que los fragmentos de su dios estaban presentes en el ur-oro, una variedad especial de este mineral que se incrustaban en la piel desnuda para obtener parte de la fuerza de su deidad. Eran mercenarios que luchaban por el precio adecuado, pero eran guerreros honorables y leales que deseaban expulsar al Caos de los Reinos Mortales.
Entre los pielesverdes, la excitación por la batalla iba en aumento y sus chamanes presagiaban el regreso de Gorkamorka, su gran deidad destructora. Sin embargo, no fue el propio dios el que se alzó, sino uno de los caudillos orcos: Gordrakk, el Puño de Gorko. Este brutal mega-jefe afirmaba estar en comunión con su dios y reunió detrás de sí a un gran Waaagh! formado por orcos y ogros de innumerables tribus. Los guerreros de Sigmar no pudieron encontrar a Gorkamorka y cualquier intento de comunicarse y aliarse con los orcos fue en general infructuoso.
Nagash había pasado cientos de años recuperándose de la invasión del Caos y aprovechó la Guerra de los Portales para salir a la luz. Atacó sin piedad a los adoradores del Caos que dominaban los Portales Sin Estrellas y empezó a recuperar terreno en Shyish. Sin embargo, ignoró cualquier intento de Sigmar por renovar su antigua alianza.
A Ulgu se enviaron emisarios para contactar con Morathi, la líder del culto de las Hijas de Khaine. Morathi era una elfa de gran poder, cuyo nacimiento se remonta al Mundo que Fue y que ahora buscaba desesperadamente alcanzar el estatus de deidad, como otros de su raza ya habían logrado. La hechicera mantuvo sus templos ocultos hasta que fue provechoso para sus designios y, finalmente, acudió en ayuda de los Eternos de la Tormenta. Desde entonces, sus furiosas guerreras se consideraron aliados de Sigmar en todos los Reinos Mortales.
En las costas de Ghur, las fuerzas de los Eternos tomaron contacto con los Idoneth Deepkin, uniendo sus fuerzas contra el Caos. Estos elfos submarinos habían permanecidos ocultos en las profundidades desde que huyeran de su hacedor, Teclis, en la Era de los Mitos. Aunque Sigmar envió emisarios con la intención de forjar una alianza con los Idoneth, la mayoría de sus enclaves se negaron. Solo el gran rey Volturnos la aceptó. De este modo, estos elfos apenas tuvieron un papel en la Guerra de los Portales, pero se construyeron los cimientos para futuras colaboraciones.
Así, con varios portales recuperados y con aliados apoyándole, Sigmar parecía tener una posibilidad real de disputar el dominio de los Reinos Mortales. Archaon era consciente de la importancia de la ofensiva de Sigmar y empezó su propia contraofensiva. El Gran Mariscal había unido a su voluntad al Oráculo de Tzeentch, Kiathanus, beneficiándose de un conocimiento que le sería de gran utilidad en las batallas venideras. Por un lado, envió tropas a atacar a los enclaves que los Eternos habían construido en torno a los Portales recuperados, al tiempo que reforzaba aquellos Portales corrompidos por el Caos. Por otra parte, organizó una gran ofensiva contra Shyish con el objetivo de destruir a Nagash antes de que recuperara todo su antiguo poder. Sin embargo, todas estas estrategias eran meras distracciones, pues el verdadero objetivo de Archaon era la conquista de Azyr, el Reino Celestial.
Sigmar había llevado la guerra a todos los Reinos, dedicando la mayoría de sus recursos a la gran ofensiva. Azyr había quedado prácticamente vacía y era vulnerable. Si Archaon atacaba el Reino de los Cielos, forzaría la retirada de Sigmar del resto de Reinos y, dado que muchos portales de Azyr estaban de nuevo activos, no dejaría que el dios rey los volviera a cerrar. Sigmar no podría volver a esconderse y terminaría por ser derrotado. Para realizar tamaña gesta, el Mariscal planeaba usar el conocimiento de Kiathanus para encontrar a las Bestias Divinas, criaturas titánicas cuyo poder rivalizaba con el de un dios. Si las sometía a su voluntad, podría destruir Azyr.
Una de las Bestias divinas se encontraba en Chamon: Argentine, la Plateada. En la Era de los Mitos, fue tentada por Tzeentch y su mente se hallaba corrompida, por lo que fue fácil para Archaon unirla a su causa.
Otra de las bestias se encontraba en una región peculiar de Aqshy: los Páramos de Ceniza. Sobre esta región, se alzaba la Tierra del Sol Encadenado, una isla flotante a la que estaba encadenada Ignax, la Draco Solar. Los Fireslayers habitaban esta isla en el cielo y reverenciaban a la Bestia, pues fue encadenada por sus dioses en la Era de los Mitos para que siempre dispusieran de luz. Archaon envió a Bloab Rotspawned, un gran hechicero de Nurgle, a los Páramos de Ceniza para que debilitara con su plaga cualquier posible refuerzo para los enanos. Por otro lado, Archaon también envió a Khorgos Khul para que conquistara Orbe Infernia, un planetoide que giraba en torno a Ignax y que estaba controlado por cuatro Príncipes Demonio que combatían incesantemente entre sí. Khorgos los sometió y envío sus fuerzas a la conquista de la Tierra del Sol Encadenado. Los enanos no pudieron hacer frente en solitario a las fuerzas del Caos, por lo que el Herrero Rúnico de la logia se jugó su última carta. Tiempo atrás había forjado una runa capaz de controlar a Ignax y en la batalla ordenó a sus hijos que ordenaran las abrasadoras cadenas de la Draco para incrustar la runa en ella. Archaon llegó para liberar a la Bestia Divina y hundió su espada Matarreyes en su cráneo, sometiéndola a su voluntad. Tras esto, marcho triunfante, desconocedor de que los Fireslayers le habían arrebatado su premio.
La última de las bestias que Archaon trató de controlar fue Behemat, el Titán del Mundo. Behemat estaba dormido bajo la Estepa Escabrosa, una región de Ghyran. Para lograr su objetivo, Archaon ordenó al ingeniero Skaven Warpskreech que corrompiera una serie de nodos geománticos que había en la región, asegurándose el control total de Behemat cuando este despertara. Sin embargo, Alarielle se dio cuenta del peligro inminente y contactó con los Eternos de la Tormenta. Junto a ellos, intentó purificar los nodos corrompidos, pero la llegada de Bloab Rotspawned, el hechicero de Nurgle, corrompió aún más nodos. Al final, el balance se decantó hacia el Caos y Behemat despertó como marioneta de Archaon. Con gran pesar, Alarielle concluyó que era mejor ver morir a la Bestia Divina que verla convertida en un peón del Caos. Para poder matar a un ser de tal poder, Alarielle pidió ayuda al Celestant-Prime. Tras una ardua batalla, Behemat fue sacrificado por un golpe preciso de Ghal-Maraz.
Aun controlando dos Bestias Divinas, el plan de Archaon de conquistar Azyr no pudo llevarse a cabo. Mientras él trataba de controlar a las poderosas criaturas, las continuas ofensivas de Sigmar tenían un objetivo concreto: un asalto simultáneo a las Omnipuertas, las Ocho Puertas que conectaban cada Reino con Ochopartes. Esta isla en la realidad, antes llamada Todaspartes, había sido renombrada tras la conquista de Archaon y permitía al Gran Mariscal lanzar invasiones masivas a través de los inmensos portales. Sigmar pretendía aislar a Archaon en su isla conquistando todas y cada una de las Omnipuertas.
En Shyish, Nagash envió mensajeros a Sigmar indicando que apoyaría el ataque a la Omnipuerta de Gothizzar. Sin embargo, la historia se repitió y las fuerzas del dios de la muerte nunca aparecieron. Los ejércitos de los Eternos de la Tormenta se sacrificaron hasta el último hombre en un asalto condenado al fracaso.
En Ghyran, Alarielle se unió una vez más a los Eternos y juntos atacaron el Portal Génesis, que estaba protegido por los hermanos Glottkin. A pesar de las formidable defensa de los siervos de Nurgle, las fuerzas Sylvaneth y de Eternos, dirigidos una vez más por Alarielle y el Celestant-Prime, salieron victoriosas y el Portal Génesis fue cerrado.
En Chamon, el Portal Mercurial estaba protegido por los Ferrobastiones, un conjunto de fortificaciones diseñadas por el propio Grungni. Era prácticamente inexpugnable y fue la última Omnipuerta en caer en manos del Caos. Los guerreros de Sigmar atacaron junto a varias logias de Fireslayers. Un grupo de enanos excavaron un túnel bajo tierra con la lava expulsada por sus bestias Magmadroth y pudieron introducir en la fortaleza a una hermandad de Eternos dirigidos por Thostos Bladestorm. Una vez dentro, el grupo se dividió en dos: una parte fue destinada a permitir el paso del resto de fuerzas asediantes y la otra parte se dirigió a cerrar la Puerta Mercurial. Fue tal el éxito de este plan que se reveló el auténtico guardián de la Omnipuerta: la Bestia Divina Argentine. La aparición del ser titánico puso en peligro toda la operación, pero Dracothion acudió de nuevo en ayuda de sus aliados. Como ya ocurriera al comienzo de la Era de Sigmar, el Gran Draco se enfrentó a Argentine y salió vencedor, aunque tuvo que retirarse a causa de sus heridas. Tan cerca estuvo de ser una victoria limpia para Sigmar que el propio Archaon intervino con su Varanguard y exterminó a todos los Eternos y Fireslayers, y la Omnipuerta permaneció en poder del Caos.
En Ulgu y Hysh se llevaron a cabo los asaltos contra sus Omnipuertas, pero las noticias que llegaron al resto de Reinos no eran claras. Nadie sabía con certeza que había pasado con esos Portales.
De todos los Portales, PuertasFauces era el más singular, pues se encontraba en la garganta de un titánico gusano conocido como Fangathrak. Tras conquistar Ochopartes, los seguidores del Caos encadenaron la boca del gusano a seis fortalezas vivientes, de modo que le seguirían allá donde fuera y mantendrían las fauces siempre abiertas. Ya fuera por casualidad o por acción de Gorkamorka, Fangathrak terminó acercándose a territorio orco poco antes de la ofensiva de Sigmar. Así, cuando los Eternos llegaron a Ghur, se encontraron con las fuerzas del Caos de las seis fortalezas enzarzadas en una cruenta batalla con los orcos. Aunque los guerreros de Sigmar no era combatir con los orcos, los pielesverdes no compartían esa visión y pronto la batalla se libró a tres bandas. Tras varios días de batalla, el Waaagh! de Gordrakk llegó y atacó tanto a las fuerzas del Caos como a los Eternos de la Tormenta. El poderoso rugido de Gordrakk dio a Fangathrak el impulso necesario para romper sus cadenas y sumergirse bajo tierra, destruyendo las fortalezas que lo aprisionaban. Solo los orcos sobrevivieron a esa batalla.
De entre todas las Omnipuertas, el Portal Brimfire de Aqshy era el más importante para Sigmar, pues alrededor de ese portal se produjo la peor de sus derrotas: la Batalla de los Cielos Ardientes. Para llegar al propio portal, había que atravesar ocho fortalezas. Los Eternos, liderados por Vandus Hammerhand y ayudados por los Fireslayers, superaron siete de ellas, pero en la última, Archaon había encadenado a Skarbrand, un rabioso Gran Demonio de Khorne que derrotó fácilmente a la fuerza asaltante. Además, esta Omnipuerta estaba protegida por la segunda Bestia Divina: Ignax, que abrasó con sus llamas a todos los contendientes. Sin embargo, los Fireslayers activaron la runa que sus hermanos habían escrito en la piel de la bestia y lograron controlarla brevemente para que atacara a las fuerzas del Caos. La Draco Solar se liberó al fin de cualquier control y marcó en libertad. Mientras tanto, Vandus había aprendido que la furia ciega de Skarbrand podía ser usada contra sus enemigos y dirigieron al Gran Demonio de Khorne hacía la ruta de refuerzos del Caos. Skarbrand masacró a los guerreros del Caos procedentes de Ochopartes, invocando con tal matanza a una legión demoníaca del Reino del Caos. La legión de Skarbrand y la hueste de Vandus Hammerhand atacaron simultáneamente la octava y última fortaleza, matando a todos los defensores. En la batalla final, Vandus se enfrentó a Skarbrand y el Lord-Celestant salió victorioso. Así, el Portal Brimfire fue conquistado.
Al final, solo dos de las siete Omnipuertas fueron tomadas por Sigmar. Sin embargo, Archaon solo mantuvo total control de los Portales de Chamon y Shyish, mientras que el de Ghur se perdió. Los Portales de Ulgu y Hysh seguían envueltos en misterio. De esta manera, la victoria parcial de Sigmar abría la posibilidad de afianzar la conquista de los Reinos Mortales, sobre todo en Aqshy y Ghyran. Así, la Guerra de los Portales llegó a su conclusión.
Un placer leerte de nuevo! Con ganas de ver cómo evoluciona esto y como se asientan las conquistas de ashqy y ghyran y que pasa con ulgu y hysh. No sabía que ochopartes ya no tenía puerta a ghur
«NAGASH: No es por no ir, pero ir pa ná, es tontería.»
Muy chulo el trasfondo, gracias por la traducción.
Gracias por el trasfondo. Pues si que de cosas pasaron en las Guerras de las Puertas de Reino ese tiempo la verdad!!.
Lo que me llama la atención es que todas esas batallas tan épicas deben suponer un gasto de recursos y sin embargo parece que nadie habla de los suministros, medicinas, alimentos, reparación, etc. Una mala gestión puede convertir una victoria en pírrica.
Además es curioso que el cáos o los orcos no tengan que preocuparse en conseguir alimentos, entrenamiento o cuidados médicos.
@gixeska: suponemos que el gran gusano sigue dando vueltas por Ghur con el Portal en su boca jajajaja
@Luis Carlos Bustos Marín: en el caso de los Stormcast, siguen teniendo necesidades humanas y los suministros los proporcionan los pueblos libres de Azyr. De ahí, la importancia se los portales a Azyr para gestionar la campaña. En cuanto al Caos, los seguidores mortales de Khorne se alimentan de carne cruda y sangre, mientras que los demás probablemente se valgan de sus mutaciones y magia para sobrevivir.
Los orcos son originarios de Ghur y en ese reino hay bestias de sobra para cazar.
@felur absolutamente genial. Ese tipo de cosas un poco locas y sin sentido, sin necesidad de darle una viabilidad 100% explicada en el transfondo, son una de las cosas buenas y a la vez malas de la era de sigmar. Quiero decir, si en fantasy hubiese algo así como monstruos tan absolutamente gigantes habría que explicar exactamente dónde viven y que hacen para darle realismo, y eso en cierto modo acotaba las posibilidades. Ahora esas posibilidades no están acotadas aunque a cambio se pierde algo de realismo. Monstruos grandes como montañas en ghur… Pues molaría saber más de ellos, localización, mapas…aunque no creo ni que games workshop tenga nada definido
@gixeska:
Tengo que añadir que AoS tienes las dos cosas. La parte más mística y que se acerca a los Mitos antiguos (Griegos, Nordicos, Egipcios, etc…) y al mismo tiempo tienes novelas como Dark Harvest que te hablan de un mercenario que sale de una gran ciudad para cerrar cuentas pasadas en un pueblo pantanosa; con toque sobrenatural de «cosas» que se mueven entre los arboles… con un final donde sale una vieja cara conocida (o eso creo).
Personalmente, la parte más terrenal es la que más me gusta pero no tengo muchos problemas viendo a los Dioses jugar al ajedrez con los mortales como piezas (que suena muy poético y a la vez muy clássico).
Tengo que destacar que las tierras del «Gran Parche» que aparecen en Soulbound me han sorprendido y unifican un poco más el mundillo terrenal junto al más místico y/o mas fantástico (la Ciudad Flotante o las Guerras de Aspiria por ejemplo me han sorprendido gratamente y espero alguna vez ver encima la mesa algunas miniaturas o reglas que los representen de alguna forma).
Pues nada, esperando más artículos tuyos para ver qué pasa en esos nuevos lugares. Que tal es soulbound como sistema de juego? Que novelas recomendarías de ageofsigmar que metan transfondo más allá de algunos libros demasiado centrados en el mata-mata?
@gixeska:
La verdad es que no juego a rol, me interesa la parte de trasfondo y entender como funciona todo y poco más.
Sobre los libros, pues personalmente para ver como funciona el mundo visto desde las facciones del Orden (las leí en inglés, no tengo ni idea de si están en español):
-«City of Secrets» seguido de «Callis & Toll: Silvershard».
-«Spear of Shadows» junto a «Tainted Axe».
-«Dark Harvest».
Las primera, un capitán de regimiento ve un asesinato que no debería ver y va descubriendo junto a un Cazador de Brujas que hay muchas más cosas que detrás de los uros de su ciudad. Cultos de Tzeentch, política y aventuras. La ciudad donde pasa es Excelsis (según se dice, la próxima campaña de AoS vendrá por parte de Gordrakk asediando esta misma ciudad).
La segunda novela tiene un trasfondo algo más místico: 8 herreros de khorne forjaron armas para matar a Dioses durante la Edad de los Mitos pero se perdieron en la Edad del Chaos; Grugni hace un cuarteto de agentes «secretos» para que busquen por todos los reinos una de estas armas: una lanza. Durante su camino visitan ciudades exóticas, algunas muy del estilo Fantasy, otras más místicas y raras. El prota es un simple ingeniero de los Ironweld Arsenal (Arsenal Hierrosoldado?).
La última trata de un Ex sacerdote-guerrero que quiere terminar de saldar cuentas con su pasado en un poblado un poco más lejos que «Greywater Fastness» (Solida Aguagris?), un lugar apartado de la mano de todos los dioses, o al menos eso cree.
Ya luego todo depende de que te guste o que sociedad y ejércitos te gustan.
Como olvidar aquellas páginas de los libros de ejércitos de Fantasy sobre recursos. Aquellas 5 páginas por ambas caras del libro «Hordas del Caos» de 6, en las que los narraban como Asavar Kul había organizado toda la línea de suministros del ejército lo cual le permitió conseguir la victoria en Praag. Y como Teclis fue al Viejo Mundo a enseñar a Magnus el piadoso a reformar el sistema de impuestos del Imperio, reordenar la gestión de recursos y hacer que los ejércitos humanos estuvieran lo mejor preparados contra el Caos (lo de los colegios de magia es una tontería que ocurrió de casualidad).
O el libro de Orcos y Goblins de 5, que nos narra como Grom el panzudo desarrolló un perfecto sistema para alimentar a su ejército y mantenerlo en funcionamiento, y por ello fue elegido como Gran Kaudillo, pese a ser un goblin, y tomar medio Imperio.
O el fabuloso libro de 4 edición de «Intendencia» en el que se nos narra a lo largo de 200 épicas páginas como los ejércitos mantienen sus ejércitos. El párrafo «Los ejércitos del Imperio necesitan más de 1000 toneladas de carne al año, que son transportadas en 600 carretas dedicadas propiedad del ejército, además de comprar el resto a comerciantes locales» resuenan entre todos los que lo leímos en aquella época.
Y todo ello acompañado de imágenes maravillosas que ensalzan el realismo del mundo realista de baja fantasía realista de Fantasy, como esta https://i.pinimg.com/originals/96/a4/cc/96a4cc07b12c43348037c3c0bb1f0aed.jpg o está otra de aquí https://vignette.wikia.nocookie.net/warhammerfb/images/4/45/Lizardmen_vs_Chaos.png/revision/latest?cb=20160710013856
Pues mola, gracias por tomarte el tiempo de traernos estas historias. ¿Se sabe qué ha sido de los portales de las sombras y la luz con la salida de los libros de ejército de las Hijas de Khaine y los Lumineth?