Saludos, Señores de la Guerra.
Entrada invitada de José Carlos Ibarra, acerca de esta novela ambientada en los Reinos Mortales (Age of Sigmar).
Título: Gloomspite.
Autor: Andy Clark.
Editorial: Timun Mas.
Año: 2020.
Páginas: 320.
Gloomspite de Andy Clark es una novela que supura pus mezclada con sangre y apesta a leche cuajada. Es probablemente la historia más grotesca que se haya ambientado jamás en el nuevo mundo de Age of Sigmar. Por eso desaconsejamos de todo punto su lectura a todo warhammero que padezca de hematofobia o sufra cuando le sale un grano descabezado. Cada dos o tres páginas miles de cadáveres son devorados por insectos nauseabundos que extienden la putrefacción por toda la ciudad sigmarita de Draconium y cuerpos vivos son sometidos a mutaciones espontáneas y muy dolorosas que incluyen cuencas oculares estallando y venas azuladas estriando las pieles hasta la ruptura. El autor no tiene reparos en situarnos sin ningún pudor en lo que pretende ser una ciudad, Draconium, próxima a su desaparición. Una ciudad rígidamente estamentada que nos recuerda a esa Nuln en declive y repleta de adoradores de los dioses del Caos que vimos en Mataskavens de William King.
Gloomspite, contrariando cualquier expectativa que pudiésemos tener ante la inminente lectura de una novela de dioses y héroes, se convierte a lo largo de sus páginas en una interesante exposición, cruda y directa, de los males que asolan a la sociedad cuando esta ha olvidado los motivos por los que decidió constituirse y la justicia que otrora decidió defender y se ha entregado al frenesí de los placeres más banales.
Los personajes de esta novela no son los mercenarios bajo cuyos movimientos recae la acción que mueve la trama, que nos gustan de todas maneras, sino la ciudad de Draconium y sus gentes en cuanto que se elevan a centro de todas las esperanzas y desdichas. Los mercenarios, con el apesadumbrado Hendrick a la cabeza, no son sino los pernos que unen la continuidad de la trama, pero como decimos no acaparan la atención de lo que, creemos, Andy Clark busca expresar con su novela.
Resulta elocuente que hasta bien entrada la segunda mitad del libro no haya apenas batallas; ni siquiera algún que otro mazazo de parte de Racontador, la maza que porta el líder mercenario Hendrick. Nos da la impresión de que Andy Clark busca, sobre todo, crear un ambiente de desesperanza, desconcierto y desesperación con que preparar los ánimos de un lector que, tal vez, haya comenzado su lectura con el prejuicio que una novela de un trasfondo de dioses y héroes pudiese provocarle. Muy lejos de esto, de ser una narración acerca de la existencia abstracta de entes supraterrenales, Gloomspite es una novela tan a la vieja usanza que incluso puede llegar a evocarnos la atmosfera, por otra parte tan querida entre los frikis como yo, de las antiguas novelas de Warhammer Fantasy que hacían a menudo de los hombres de carne y hueso, con sus temores
más superficiales y ambiciones más humanas, el blanco de sus desventuras.
Draconium es una ciudad en declive. La bordean amenazadores volcanes y montañas veladas por un gigantesco manto de niebla que proyecta una sombra infinita. Su existencia transcurre confinada entre altas murallas y en completo aislamiento, pues de esta manera logran evitar las repetidas incursiones de los caóticos y de la marea verde. Sus ciudadanos, entregados al éxtasis de una vida desprovista del significado que con seguridad, Selvador, el regente, había tratado de elevar espiritualmente con la fundación de la ciudad, se ven empujados con resignación a soportar una constante lluvia ácida y ardiente que les obliga a encerrarse en sus precarios hogares, cuyos tejados horada. Y ahora, para añadir un jalón más, Draconium es asediada desde sus adentros por un extraño y maligno influjo que nadie sabe de dónde procede pero que cada día deja en el lugar más inesperado, tanto entre los barios más ricos como entre los más pobres, un reguero de víctimas marcadas por las mutaciones más inverosímiles y repulsivas. En el interior de la fortificada ciudad se libra una batalla invisible; una batalla que no concede tregua ni siquiera a los supuestos protagonistas y que experimentaremos, si es que hemos empatizado con ellos, con cierta estupefacción.
Un monstruoso cuerpo celeste se alza por el cielo de Draconium. Y lo más extraño de todo es que parece adivinarse en él un rostro de risa sardónica y ribeteado de afilados colmillos. Un rostro amarillento y demoníaco, como el de un goblin. ¿Qué demonios es y quién lo ha convocado? El título de la novela, y el fantástico dibujo que corona su portada, no es que dejen lugar a la duda. Pero quien quiera conocer sus entresijos, saber de qué oscuro ensalmo se sirven esas malditas criaturas, tendrá entonces que leer las poco más de trescientas páginas que la editorial Timun Mas ponen a disposición del lector más valiente y libre de hipocondría.
Recomiendo encarecidamente su lectura a quien eche de menos la antiguas novelas de elfos, enanos y humanos de Fantasy. Se aleja de los estereotipos que pueden infundir en nosotros las heroicas hazañas de los Stormcast Eternals y que hallan su plasmación en libros como El jardín de Nurgle o la tetralogía The Realmgate Wars, y nos muestran que el mundo interdimensional y abstracto de Age of Sigmar es también un lugar idóneo para ciudades góticas, cielos crepusculares, cortejos decadentes, peleas de beodos, guardias de ciudad desencantados, enanos gruñones y nostálgicos de sus dioses y de su patria, oscuras mazmorras en cuyos más alejados recodos aguardan criaturas antediluvianas y, en definitiva, todos aquellos elementos que para algunos constituyen la materia de la que está hecha la mejor fantasía clásica.
NOTA: Si a The Realmgate Wars le puse un 6.5 y a El jardín de Nurgle un 7.5, a Gloomspite le pongo un 8. Para que pueda verse por dónde voy.
Si te ha gustado este «otro estilo» de AoS, tienes mucha otros libros (muchos son en ingles desgraciadamente):
Ciudad de los Secretos, Callis&Toll, Spear of Shadows, Dark Harvest, Profits Ruin, Blood Feast,…
Todos ellos se centran en lo que realmente se componen las unidades de AoS. Que si, que puedes ir con Nagash, pero ese capitan de tu unidades de espaderos no tiene nada que ver con Dioses ni stormcasts ni dominar el mundo ni nada de eso.