El desorden gobierna los Reinos Mortales. La Guerra de Almas continúa. El Necroseísmo ha barrido la realidad, rompiendo las leyes de la magia y desatando una marea de no muertos. Nagash lanzó a su principal general, Katakros el Invicto, contra Ochopartes, los dominios de Archaon antes considerados inexpugnables. El General Ossiarch cayó finalmente bajo la espada del Elegido, pero no antes de que sus ejércitos levantaran una gran fortaleza, el Arx Terminus, frente al Pórtico de Shyish. Katakros perdura, pues su esencia se instaló en una nueva forma pulida de marfil y ya se prepara para el contrataque del Caos. Sin embargo, Archaon no atacó inmediatamente el Arx Terminus. De hecho, desde su regreso a Ochopartes, pocos han visto al Rey de Tres Ojos. Para sus enemigos, esta ausencia es un presagio, porque El Elegido no hace nada sin razón y seguramente trama nuevas formas de imponer su tiranía en los Reinos Mortales.
Las de manos sangrientas
El destino de los imperios pende del filo de una hoja. A medida que las ciudades se derrumban y los ejércitos son masacrados, la escalada del conflicto permite que aquellos que permanecían en la sombra emerjan para tomar las riendas de su destino.
En ningún caso los templos de las Hijas de Khaine han permanecido al margen de la Guerra de Almas. Nagash envió a sus fuerzas a los valles cubiertos de niebla de Ulgu, buscando sacar a estas celosas guerreras elfas de sus santuarios. Los destinos de Hagg Yethra y Khal Karon quedaron sellados cuando fueron saqueados por las fuerzas de Arkhan el Negro y otros muchos santuarios fueron asediados por legiones de la Nighthaunt. Sin embargo, Morathi, la Oráculo Suprema de Khaine y hechicera de poder aterrador, era una de las comandantes más capaces de los Reinos cuando se trataba de una guerra desde las sombras. Reuniendo a las sectas khainitas, condujo a sus guerreras a una victoria tras otra mediante la oratoria frenética y las tácticas de guerrillas. Una a una, las fuerzas invasoras fueron aisladas y destruidas mediante emboscadas y magia de sombras.
Cuando era necesario o le sobrevenía una ira incontrolable, Morathi salía al campo de batalla en su auténtica y aterradora forma. Como la Reina de las Sombras, era una monstruosidad alada, con su mitad inferior carmesí enroscada como una gran serpiente y su parte superior como un ser real y hermoso con un nido de serpientes en lugar de pelo. Incluso mientras pensaba en la defensa de sus fortalezas en Ulgu, Morathi centró su objetivo más allá, hacia nuevas ganancias. Sus espías deambulaban por doquier, asegurando reliquias perdidas hace tiempo por el Dios de Manos Sangrientas. Uno de esos grupos de agentes le informó de algo que captó su interés: la cosecha por parte de los seguidores de Archaon de una piedra del reino singular y originaria de Ochopartes, la varanita. Esa piedra serviría al propósito de Morathi, pero reclamarla del corazón del dominio del Elegido requeriría de toda la sutileza y astucia de la Oráculo Suprema.
Sangre fundida
Varanita. La sola mención sirve para inspirar una gran avaricia en alquimistas, armeros y adoradores del Caos de los Ocho Reinos. No hay material más buscado por los seguidores del Caos, pues creen que es la esencia de sus dioses hecha forma. Es anarquía en forma fundida, capaz de mutar rápidamente cualquier cosa que toque en formas más agradables para los Dioses Oscuros. Una sola gota de varanita basta para convertir un muro liso en un lienzo de bocas chillonas o a un pobre desgraciado en una masa de ojos y tentáculos. Sin embargo, esto no son más que aplicaciones primitivas. En manos de alguien como Archaon, esta sustancia es un catalizador para el desastre.
Ochopartes está conectado a cada uno de los Reinos por Portales del Reino denominados Pórticos u Omnipuertas, cada uno de ellos una entrada inmensa al corazón de cada Reino. Cuando Sigmar se retiró al Reino de los Cielos al principio de la Era del Caos, selló tras de sí todos los Portales a Azyr, incluyendo la Omnipuerta: la Puerta Meteórica. Durante siglos, los Invocadores Demacrados supeditados a la voluntad de Archaon estudiaron las propiedades de la varanita y su potencial para imbuir del poder del Caos a materiales supuestamente incorruptibles, tal vez incluso los cimientos estructurales de una puerta del reino.
Sin embargo, la varanita era muy rara y difícil de extraer. Cuando se descubrió un enorme depósito de varanita en las cavernas de las Fauces de Varanthax, un complejo de forjas construido en el esqueleto de un Draco muerto hace mucho, Archaon tuvo por fin acceso a una cantidad de varanita que se adaptaría a sus propósitos. Desplegando sus legiones, expulsó a los anteriores ocupantes de la forja y otorgó el control del proceso de extracción al Devoratomos, uno de sus Invocadores Demacrados. Bajo la supervisión del demonio, se expandieron las instalaciones y se diseñó un original proceso de extracción para la peligrosa sustancia: tres sierpes gigantescas atadas a marcos de hierro negro formando plataformas de perforación vivas que masticaban ávidamente las profundidades de las Fauces. Las bestias devoraron un camino hacia la preciada varanita, con sus probóscides sorbiendo ansiosamente la piedra fundida del reino. Llevada a la superficie a través de sus esófagos cavernosos, miles de herreros esclavos la extraían y procesaban en las forjas superiores.
Bajo la atenta mirada de los Invocadores Demacrados, los pilares relucientes e impecables de la puerta Meteórica se encerraron en varanita al rojo vivo. El burbujeante metal infernal se derramaba sobre cada piedra protectora y sello sigmarita. Igual que la podredumbre se arrastra hasta los cimientos más sólidos a la mínima oportunidad, el poder mutante de la varanita comenzó a filtrarse en la piedra hasta ahora no corrompida.
Primera entrada introductoria de Broken Realms. Empezamos a ponernos al día con el trasfondo!
Gracias por la entrada!
Un buen comienzo para Broken Realmsy con ganas de ver la siguiente.
Se viene, se viene 😀
Genial artículo y, por cierto, están subiendo relatos sobre esta crónica en Warhammer Community y son bastante interesantes. El primero tenía como protagonista a unos Corsarios y unos Imperiales combatiendo en las calles de Anvilgard, el último un duelo entre un Idoneth y un maestro de la espada Lumineth. Ambos relatos tienen de tema principal lealtad y traición…
@A. Puig:
Hay otro de un Orco joven que reta a su jefe mas viejo por liderar si tribu.
El final te deja pensando en lo que puede llegar…