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Saludos, señores de la guerra. Hace poco Namarie y un servidor discutíamos amigablemente (las espadas estaban cargadas de amistad y los hechizos de bola de fuego eran lanzados con todo el cariño del mundo) sobre el equilibrio en los juegos de guerra.
En el mundo de los wargames tenemos una buena variedad de tipos de juego para escoger. Tenemos juegos de escaramuzas entre pequeñas bandas o de batallas entre grandes ejércitos. Con tableros de juego fijos (bloodbowl) o modulares (spacehulk).
Respecto a la ambientación, también tenemos donde elegir. Medieval-fantástico, futurista, histórico, mundos irreales pasando por mundos lovecraftianos y tolkianos… incluso con ambientación manga.
El caso es que siempre he echado de menos un juego del oeste. Lo más parecido que he encontrado es Malifaux, pero el hecho de tener trasfondos paranormales y bandas tan dispares (puedes tener una batalla de vaqueros contra samuráis con fantasmas y zombis por en medio) me ha repelido un poco ya que no es lo que estaba buscando, a pesar de su buena pinta.
Hace muy poco he descubierto un juego que es precisamente lo que quería: Legends of the old west.
Aunque parezca mentira, este juego es de Games Workshop (sí, yo también me sorprendí :P) y se basa en escaramuzas ambientado en el antiguo oeste. Ni más ni menos.
Antes de entrar en más detalles, os tengo que aviar que solo he podido leerlos por encima, y que como está en ingles, es posible que diga alguna cosa que no sea del todo correcta.
Vamos al meollo.
(Fuente: Dork Tower, un genial webcómic de John Kovalic sobre frikis)
Saludos, Señores de la Guerra.
Tras esta genial tira se esconde una crítica que muchos hacen a los juegos de miniaturas (especialmente los de Games Workshop, porque es la que más vende y la líder del mercado). Ojito, este artículo puede herir a los fanboys de la Gran GW, aunque como sabéis muchas empresas están siguiendo ese camino.
Saludos, Señores de la Guerra.
Tras comparar el Pumbagor con la Bestia de los Bosques (miniatura de Warhammer y miniatura de Mordheim) se nos ha encendido la bombillita. Hace un par de años, Games Workshop hizo una lista (basada en sus propios votos, claro está) en la que mostraban las 25 mejores miniaturas de Warhammer de toda la historia. El ganador si no recuerdo mal era (y creo estar de acuerdo en esa primera posición) Be’lakor, una miniatura realmente impresionante (aunque, como buen demonio, saca la lengua). Dentro de poco haremos un «concurso» entre todos nuestros lectores para saber cuál es el top 10 de minaturas de Warhammer (que tiene miniaturas muy chulas).
Pero ahora nos interesaría todo lo contrario. El lado oscuro, es decir, ¿cuáles son, para vosotros, las 10 peores miniaturas de Warhammer? (se acepta también Mordheim). Nos limitaremos a desde sexta edición (es decir, desde el año 2.000), incluyendo aquellas que aún estén a la venta (Hoeths p.e.). Creo que incluso al fanboy más acérrimo le darán grima algunas miniaturas (miniaturas que, si fueran de otra compañía, seguro que todo el mundo dejaba a caldo). Y es que sabemos que hay escultores y escultores; y que un mismo escultor puede tener un día inspirado y otro… no tanto. Espero que, si algún escultor de Games Workshop nos está leyendo, nos perdone; pero es que hay miniaturas feísimas.
El primer paso será hacer un listado de las peores miniaturas. Podéis dejar vuestras propuestas en los comentarios. Cuando tengamos una lista lo suficientemente amplia, procederemos a las votaciones 😉
Empezaré con mis propuestas (ojo, la visión de estas miniaturas puede dañar a la vista).
Seguir leyendo [Preguntas a los Lectores] ¿La peor miniatura de Warhammer de los ’00?
Saludos, Señores de la Guerra.
Ya os hemos explicado cómo funcionan las grandes empresas de miniaturas (bueno, en realidad cómo funciona Games Workhop, pero la mayoría de empresas grandes van así). Es una lástima que las que empiezan haciendo lo que les place, como muchas empresas españolas de miniaturas, acaben siendo víctimas del márketing.
[Imágen extraida del genial blog de humor Un Millón de Monos con Máquina de Escribir]
Saludos, Señores de la Guerra.
Ya vimos en el artículo de Coste de la resolución del combate que hay ocasiones en las que vale la pena gastar más puntos y otras veces en las que no.
Una de las reglas nuevas de Octava Edición de Warhammer es Horda, que permite a las unidades de infantería con un frontal de 10 miniaturas atacar con una fila más (y de infantería monstruosa con frontal de 6 miniaturas). La publicidad es muy bonita («guau, estos Lanceros en potencia son 41 ataques»), pero la realidad es distinta. Vamos a ver qué ocurre con el frontal de la unidad, y cuándo realmente vale la pena hacer una Horda (si vale la pena).
AVISO PARA LECTORES: Esto es completamente «teorihammer», aún no he jugado con reglas de Octava y todo es «sobre el papel» (con las matemáticas como ayuda, claro).
Saludos, Señores de la Guerra.
Supongo que ya sabréis que hoy ha subido el IVA, el impuesto que grava el consumo (cuanto más consumes, más pagas).
La gran pregunta que hago es: ¿nos afecta a nuestro hobby?
Por una parte, ya sabréis que lo que compremos fuera (por ejemplo en Inglaterra, aunque ha subido en las últimas semanas) no tiene IVA (bueno, tiene el IVA inglés, pero no le afecta la subida del IVA español). Por otra parte, algunas grandes compañías como pueden ser Games Workshop tienen precios fijos para toda Europa (en euros), con lo que el precio no varía. Una de las cosas que uno piensa al momento es «¿eso significa que si España tiene un IVA más bajo que Francia, GW España gana más vendiendo un Warhammer que GW Francia?», pues la respuesta es que sí. Algún día hablaremos de los precios de GW 😉
Pero no sólo de Games Workshop y de comprar fuera vive el friki (¡o la friki!). ¿Qué pasa con los juegos como Warmachine (editados por EDGE)?(EDIT: EDGE ya no edita Warmachine…) ¿O con los cientos de juegos de mesa (que sí, que de eso se habla, y se juega mucho)? Pues bien, gracias a algo llamado «Precios psicológicos«, no van a variar. El precio de algo (especialmente algo no vital, como puede ser un ordenador o un juego de mesa) suele ser «casi redondo». Ver que algo vale 19,95, psicológicamente, no es lo mismo a que valga 20,00. Ese «2» hace que se venda menos, por lo que cuando algo vale 19,95 seguirá costando 19,95 (hay quien dice que puede llegar a 24,95, pero tratándose de juegos lo veo poco probable). Pensemos que se trata de artículos muy concretos con, generalmente, mercado internacional…
¿Qué opináis?
