En los últimos 4 números de la revista White Dwarf, ha aparecido una pequeña expansión de Warhammer que trata sobre las guerras civiles. La expansión ha aparecido “por fascículos” o por entregas en cada número, desde Enero hasta la revista de este mes de Abril.
Según lo estipulado, estas reglas son “oficiales” (llevan el sello del cometa de Sigmar, el equivalente al sello del águila imperial en el WH40K), y han sido diseñadas por Jervis Johnson. Este veterano diseñador es un apasionado de la historia, y como tal, conoce muy bien las guerras civiles históricas de la Edad Media, Renacentista y Moderna: la Guerra de las Rosas, la Guerra de los Treinta Años o la Guerra de Secesión americana (aunque técnicamente la Guerra de los Treinta Años no fue una guerra civil).
Me ha parecido oportuno, ahora que finalmente ha acabado la expansión, comentarla un poco.
¿Una guerra civil en Warhammer? ¿Qué es y para qué?
Una guerra civil es una guerra que se produce entre los miembros de un mismo país o región. O en el caso de Warhammer, entre miembros de la misma raza.
En realidad, nada es tan brutal y desolador como una guerra entre hermanos, entre antiguos camaradas y aliados.
¿Guerras civiles en Warhammer? ¿Tiene eso sentido? Aunque parezca extraño a primera vista, que dos ejércitos de la misma raza se enfrenten entre sí (por ejemplo, dos ejércitos del Imperio, o dos ejércitos de Orcos y Goblins), tiene MUCHO sentido (al menos, en el trasfondo de Warhammer). Sobre el tablero de juego puede parecer extraño, pues nunca o casi nunca habremos visto prácticamente las mismas miniaturas enfrentarse entre ellas, pero si uno se para a reflexionar un momento, encontrará que absolutamente todas las razas y ejércitos, sin excepción alguna, son idóneos y tienen motivos más que suficientes para luchar entre ellos mismos (o al menos, su filosofía de vida sí que les lleva a tener un motivo).
Sin ir más lejos, la naturaleza humana es ambiciosa, avariciosa y traicionera. No son extraños los golpes de estado, los motines, rebeldes que se niegan a aceptar un nuevo rey o gobernante, príncipes sin escrúpulos que toman la corona por la fuerza… No deberían sorprendernos las luchas fraticidas del Imperio, de Kislev, Bretonia, las tierras de Tilea (por algo se llama la tierra de los mercenarios…) o la de los Reinos Fronterizos, un estado anárquico por excelencia donde los haya. Por no hablar, claro está, de las posibles guerras religiosas que puedan producirse en el seno del propio Imperio u otras regiones.
Prácticamente todos los ejércitos “malignos” (o de la facción de la Destrucción), dada su propia naturaleza, son muy propensos a luchar entre ellos mismos: desde los traicioneros Skavens luchando por la supremacía de un clan sobre el otro, hasta los Elfos Oscuros luchando por la posesión de esclavos (o incluso por puro placer…), pasando por los Hombres Bestia en batallas continuas para establecer y controlar sus límites territoriales.
¿Y qué podemos decir de los Orcos y Goblins? Creo que se pasan más tiempo peleando entre ellos que con otras razas.
Los ejércitos Neutrales (los Reyes Funerarios y los Ogros) tampoco se libran: unos combatirán debido y siguiendo antiguas enemistades o por distintos linajes cuando estaban vivos, y los ogros… bueno, son como los orcos, ¿existe alguna razón por la que NO puedan combatir?
Mención aparte y especial merecen los ejércitos del Caos. Ya sean guerreros bárbaros o demonios, es bien sabida la eterna rivalidad entre los distintos dioses: Khorne, Nurgle, Tzeencht y Nurgle, y todos ellos no dudarán ni un instante en utilizar sus lacayos, paladines y esclavos como si fueran simples marionetas para que luchen en el nombre de su propio dios, aunque sólo sea por pura vanidad.
Y aquí viene mi guerra civil favorita: la de los Condes Vampiro. Resulta una imagen espeluznante imaginarse hordas terroríficas de zombis, esqueletos y otras criaturas infernales, combatir en un silencio casi sepulcral en una media noche bajo la luz de la luna llena, en una ancestral afrenta entre dos clanes de vampiros (por ejemplo, los Necrarca contra los Strigoi).
En cuanto a los ejércitos del Orden, a excepción de los humanos, por ejemplo los Altos Elfos, Elfos Silvanos o los Enanos, quizás tengamos más problemas para justificar una guerra civil. Más que nada, debido a que en el mundo de Warhammer (y al igual que en el mundo del Señor de los Anillos, del que debe muchísima inspiración), son unas razas en declive.
En declive me refiero a que su número son escasos en comparación con otras razas más populosas y jóvenes, y tienen demasiados enemigos en común como para gastar sus recursos, efectivos y tiempo a combatir entre ellos. Y además, suelen vivir en un área geográfica concreta y relativamente pequeña (sobre todo los Altos Elfos y los Silvanos), por lo que las disputas territoriales no cobran tanto sentido, pero ello no significa que no puedan haber disputas debido a distintas decisiones o enfoques políticos, religiosos o culturales diferentes.
Distintos clanes Enanos pueden albergar una ancestral afrenta ocurrida miles de años antes, aún anotadas en el Libro de los Agravios, y que un pequeño acontecimiento ocurrido hace poco tiempo (sobre todo si hay oro y gemas por en medio) acabe siendo la gota que colme el vaso, o al menos así lo considere el gobernante de un Clan Enano.
Algunos druidas y nobles Elfos Silvanos podrían tener diferentes visiones y filosofías de cómo guiar a su pueblo, y algunos podrían considerar que sería buena idea que su estirpe se abriera más al mundo, entablando relaciones con los humanos del Imperio o los Bretonianos, por ejemplo, y tolerando que algunos humanos pudiesen entrar en el bosque de Loren con más asiduidad, con lo cual el resto de Silvanos se opondrían totalmente a esta decisión, como es lógico. Entonces el debate se convertiría en una sofocada discusión que podría acabar llevando al propio pueblo a las armas.
Sobre los Altos Elfos, podríamos encontrar bastantes motivos de enfrentamiento entre el pueblo de Ulthuan y los elfos marinos mercaderes que han establecido algunas colonias a lo largo y ancho del mundo (negarse a pagar impuestos, actitudes de los mercaderes hacia las demás razas que los elfos de Ulthuan consideran indecentes, etc.). ¿O por qué no recrear la secesión histórica entre los Altos Elfos de Ulthuan, cuando algunos empezaron a adorar a Slaanesh, donde Malekith intentó llegar al trono de Fénix por la fuerza, y que posteriormente acabaron derrotados y emigrando hacia Naggaroth y convirtiéndose en los llamados Elfos Oscuros?
Motivos los tienen todas y cada unas de las razas.
En el artículo de la revista explicaban algunos enfrentamientos históricos acontecidos; precisamente transcribo la descripción de una guerra civil de los Elfos Silvanos:
“Año -623 del Calendario Imperial: Traición en el Claro del Rey.
Coeddil el Hombre Árbol, ataca en el Claro del Rey de Athel Loren, matando a muchos jinetes de Kurnous. La intervención de Ariel, la reina Elfa Silvana, evita una gran tragedia al derrotar a Coeddil. Ariel logra confinar la criatura dentro de un círculo de monolitos, donde su maligna influencia no puede infectar a otros de los suyos.”
Si hay algo que me gusta de Warhammer y de cualquier trasfondo que se precie es que ni los “buenos” de la historia son, precisamente, monjitas de la caridad.
En la segunda parte de este artículo comentaré qué reglas especiales deben aplicarse en caso de librarse una guerra civil.
Hombre, la verdad es no, no deberian sorprendernos las guerras civiles en el imperio cuando sin ir mas lejos, la epoca de los tres emperadores, una piedra angular del trasfondo imperial, se basa en una guerra civil…
Por la parte de los enanos, parece ser que esas peleas son bastante «comunes», aunque no suelen ser a gran escala. He leido alguna novela de Warhammer, y por lo que parece, si un acuerdo comercial terrmina mal (se intenta engañar a alguien, por ejemplo) o hay algun tema pendiente, se suele «arreglar» esos temas antes de seguir con sus cosas. Por lo general, esto se suele arreglar a golpe de martillo, y no de martillo herrero precisamente.
Siempre me han patinado las guerras fraticidas, pero por desgracia, son algo normal y nadie se salva de estas cosas 😛
no has puesto a los hombres lagarto ¿ acaso te caemos mal los siervos de los ancestrales ? 🙁
Como ya han comentado, el Imperio ya pasó por una larga guerra civil, por lo que no sería en absoluto extraño. A nivel de raza, recuerdo jugar una partida divertidisima en 7ª edicion entre el imperio y la vieja lista de mercenarios (llevando yo esta última). A parte de divertidisimo tácticamente, fué sorprendente enfrentar en Warhammer a humanos «normales» (no los mortales del caos) entre sí.
Pero a parte de la guerra civil que ya se ha comentado, en otras ocasiones el Imperio ha estado al borde de la guerra interna. En la desaparecida «Llovizna del Caos», si no llega a ser por el astuto movimiento de Karl Franz al darle Ghal-Marraz a Valten y nombrarlo Paladín de Sigmar, podría haber sucedido una guerra civil entre los partidarios de uno y de otro. De hecho, si no llega a ser por su «misteriosa» muerte tras la Llovizna, la cosa se podría haber liado también.
Además, no olvidemos que el Imperio está formado con «Condes Electores», que aunque en su mayoría son de confianza, bastaría una pequeña rivalidad empecinada entre dos de ellos, para ver una guerra interna en el Imperio.
En un mundo/galaxia en guerra, como son los de los sistemas de juego de Games Workshop, no sólo es lógico que el trasfondo esté plagado de guerras civiles, sino que es básico que las haya, porque sin esas pequeñas contiendas, no se avanzaría en cuanto a enemistades, ni siquiera en cuanto a «tecnología»!
Si lees dtenidamente el trasfondo del Imperio te habla de rivalidades actuales como que Ostland pretende ampliar sus fronteras sobre Hochland aunque esto más que una guerra civil seria unas escaramuzas, o cuando Baltazar trasmuta el oro de Nordland para evitar la guerra sobre Hochland y ideadas con trasfondo una posible revancha de Talabecland sobre Stirland por la pierna de su conde, la destrución de Mordheim por el Gran Teogosista, un intento de Reconquista de Mariemburgo por parte de Nordland (Imperio con mercenarios vs Imperio), Averland reconquistando la asasanblea que tiene a ayuda Stirland para formar ejercito,de de la Asamblea por parte de Averland y ya contra otros ejercitos aliados Ostland alargando la frontera con Kislev, o la cruzada de Baugard de Parravon(bretoniano) contra Averland por la ofensa a su mujer… de los Enanos se puede recrear la guerra o campaña Drong el Duro y la Reina Helgar Trenzas Largas
Yo lo que no veo son muchas razones para que se enfrenten las lagartijas entre si (a lo mejor alguna profecía rara, pero me parece que en general los slann hablarían antes entre ellos)
@SAMU0L0: Sí tienes razón, qué gran lapsus el mío, y mira que es mi ejército principal en Warhammer, junto a los Condes Vampiro.
Los Hombres Lagarto también tienen motivos para entrar en guerra entre ellos, aunque sus motivos puedan parecer extraños o misteriosos para la comprensión humana jeje. La ciudad templo de Itza por ejemplo podría poseer algunas reliquias sagradas de los Ancestrales que la ciudad de Tlaxtlan considera que no les pertenece o que deberían estar en sus propios templos (según sus chamanes y profetas eslizones), o podría producirse alguna contradicción de pensamientos o interpretación de las profecías, sobre todo por parte de Slanns.
He estado repasando el bestiario de los Hombres Lagarto (el de 5ª edición), y algo así sucedió con el señor Slann Zhul, cuya mente quedó contaminada por la influencia de un demonio, aunque nadie lo supo en un principio. No se llegó a una guerra porque descubrieron lo que estaba ocurriendo, aunque sería muy fácil imaginarse las consecuencias si no se llega a descubrir a tiempo…
En el libro «Guardianes del Bosque» que narra la vida de un Bretoniano viviendo con los Silvanos. Se produce una mini guerra civil entre los elfos de Coeth-Mara y otros que no recuerdo porque uno de los primeros robó unos caballos a los otros y provocó a parte de una afrenta otros hechos que no desvelo.
En el caso de Bretonia, además de las guerras puntuales que puedan darse entre ciertos nobles o el caso del falso grial o la depravación del duque merovech en su día…tenemos una guerra civil más peligrosa, una revolución campesina a gran escala. Espero que traten sobre ello en el trasfondo del nuevo libro allá por 2015…
La guerra de secesión de los Altos Elfos me parecería muy interesante, aunque habría que añadir algún elemento de los Elfos Oscuros al bando «rebelde», o incluso utilizar miniaturas de Oscuros con iconografía y esquemas cromáticos tipicamente de los Altos. ¿Ejecutores haciendo de Maestros de la Espada? ¿Guardia Negra haciendo de Guardia del Fénix? Muchos encajan a la perfección.
Sin embargo, los más naturales parecen Imperio o Bretonia (con sus varias provincias o condados luchando entre ellos), los Orcos (por su mera naturaleza) o también las distintas fortalezas enanas, en una guerra ambientada en una época de esplendor.
Parece un Reboot de unos artículos que salieron en la WD cuando el Emperador iba en triciclo…
Los Hombres Lagartos evidentemente también pueden tener su dosis de guerra civil, a mi me suena que en el viejo trasfondo se hablaba de lo que sucedía cuando dos Slann tenían ideas divergentes sobre el plan de los Ancestrales y un ejercito de Saurios a su servicio (algo relacionado con sangre y vísceras esparcidas por la selva) o cuando uno de ellos era poseído por un demonio del Caos y los demás Slann debían exorcitarlo a él y convencer a su ejercito (con argumentos tan sutiles como las armas de un Kroxigor)
La verdad es que estoy de acuerdo. Las guerras civiles en Warhammer encajan perfectamente. Algunas razas mejor que otras, si pero si que lo son. De hecho, en la antigua pag web de GW había hace tiempo un escenario hecho de propio para simular una guerra de fé en el Imperio.
Y en 40k, ahora que se menciona recuerdo que en su reglamento tocho hay un escenario para 3(si, 3) jugadores en plan todos contra todos que se basa en eso mismo, una alianza rota a las malas en plena reunión de jefazos(Evidentemente, los C.G de todos empiezan en el centro juntitos).
Aunque lo cierto es que las guerras civiles enanas si que están un poco cogidas por los pelos. Según libros(Custodio de agravios, por ejemplo), este tipo de disputas suelen sellarse con negociaciones, imposición de paz por enanos de mayor importancia o combates rituales entre 2 enanos; y normalmente entre clanes, casi nunca entre fortalezas. Muy raro es que lleguen a los hachazos; precisamente por el hecho de que así no podrían cumplir los juramentos de lealtad y ayuda hechos hacia sus reyes o hacia el Alto Rey (Creo, vamos. Es la explicación más «enana» que encuentro).