Saludos, fanáticos del DreadBall, y sed bienvenidos de nuevo a otro apasionante Domingo de DreadBall donde podréis disfrutar de un artículo de trasfondo y estrategia sobre los equipos de DreadBall.
Hoy voy a hablaros de uno de los más famosos Patrocinadores, el controvertido doctor Zarathusa Kain.
Varias corporaciones han estado buscando la forma de controlar La Plaga, y de paso hacer uso de sus obvios beneficios y su potencial armamentístico, desde hace décadas. Algunos desean usarla como un arma ofensiva que desplegar contra enemigos en áreas de población. Otros buscan la forma de traspasar la fuerza y agilidad adicional que confiere la infección en ciertos estadios de La Plaga con la de idea de crear una nueva generación de soldados, mejorados.
Este es el tipo de investigación que solo las mayores (y más exitosas) Corporaciones pueden sobrellevar, aquellas especializadas en los campos de la ingeniería química y biológica. El nivel de subterfugio requerido para mantener la investigación alejada de los ojos del Consejo requiere una cantidad astronómica de recursos. Y eso sin contar con los propios costes de la investigación, que también son considerables.
A fecha actual, sólo un hombre ha sido capaz de conseguir progresos significativos a la hora de comprender y adaptar las propiedades de La Plaga. Ese hombre es el doctor Zarathusa Kain, director de investigación activa para la corporación Lu-Fan.
Antes de formar parte de esta particular línea de investigación, Kain era conocido por ser un personaje inconveniente y controvertido, responsable de algún terrible y brutal programa de armas de naturaleza biológica o química. Gracias a su particular forma de pensar y vehemencia a la hora de apartar las barreras que otros se negaron a cruzar, comenzó a deshacer el enigma y misterios del poder mutagénico de La Plaga. También concluyó categóricamente que sólo con pruebas en sujetos vivos se podrían lograr avances reseñables.
La riqueza y falta de escrúpulos de la corporación Lu-Fan no consiguieron una forma «convencional» de hacerse con este tipo de «sujetos de pruebas». Así que Kain tuvo que arremangarse y entrar en el circuito ilegal de DreadBall para obtener los «candidatos» ideales para su proceso de experimentación de los restos de la sociedad criminal, donde podía elegir todo tipo de especies y donde podía poner a prueba a «sus chicos» contra los más letales oponentes disponibles para probar sus habilidades.
Hace mucho que obtuvo los datos suficientes para cesar con su investigación y recopilar sus conocimientos, pero no parece dispuesto a parar aún…
Si eres aficionado a los Domingos de Dreadball, quizás te acuerdes del doctor Kain. Te hablé de él cuando hice el artículo del equipo mutante, los Crípticos de Kovoss.
Entonces «sólo» era el entrenador del equipo Mutante. Y ya entonces era un tipo extraño y peligroso. Pues imagina cómo le ha ido durante estos años, inmerso en el circuito Xtreme. Las corporaciones le pagan por hacer algo que ya hacía gratis, cómo no va a estar encantado ^_^
La miniatura es muy fiel al boceto conceptual que mostraron durante la campaña de preventa en Kickstarter. Quizás el pelo un poco menos alborotado, pero la misma pose serena y bonachona que no resulta amenazadora. La mini es muy sencilla, pero no me parece nada sosa. Si algo me rechina, son las hombreras: no le pegan nada.
Os dejo con un pequeño relato de trasfondo del Manual del Jugador de Xtreme, el libro que te permite crear tus propios patrocinadores y de donde estoy sacando el escaso trasfondo existente sobre ellos.
El aire se arremolinó contra su cara, trayendo el olor de algo diferente. Tras muchos días en la oscuridad, se había familiarizado con la peste y características del lugar. El excremento de ratas, la sangre seca, el crujido del pútrido neocemento, el rechinar agudo de las cadenas de metal… Esto era diferente, olía a antiséptico y jabón, y a cuero pulido. Finalmente.
Su rostro se rompió por una sonrisa bajo la capucha. Sabía que alguien vendría antes o después. Comenzó peleas en cuanto tuvo ocasión, e incitó dos motines, en los que personalmente hirió de gravedad a docena y media de guardias, incluyendo a uno bastante imbécil, muy aficionado a usar la porra. Todo ese esfuerzo se veía recompensado. Flexionó sus músculos contra la pared, para recuperar el tono. Necesitaba estar en excelente forma física para este trabajo. Cada día, cuando estaba seguro de que nadie estaba observando, usaba las cadenas que lo mantenían preso en la pared para ejercitar los músculos y evitar la atrofia del confinamiento, con una rutina de contorsiones que aprendió durante su instrucción, en La Academia. Por fin, todas estas semanas de esfuerzo valdrían la pena. La siguiente fase del plan podía comenzar.
El tirón de la capucha que la arrancó de su cabeza fue una sorpresa, así como la súbita luz que bañaba su rostro, cegándole, durante unos dolorosos instantes. Parpadeo rápidamente, con lágrimas corriendo por sus mejillas. La pálida turbidez en sus ojos desaparecía lentamente, mientras notó la presencia de una figura en pie, frente a él, y unas manos que lo retenían por detrás. La figura estaba en mitad de la luz que apuntaba a su rostro, cerca, pero apartado de la escena. El Guardián. Tenía que ser él. Se había convertido en un objetivo irresistible para ese hombre hábitos ilícitos. Uno de los más notorios hombres al cargo de una penitenciaría de toda la Esfera Galáctica de Co-Prosperidad. También un hombre responsable de muchos actos ilícitos, aunque siempre había sido imposible de probar. Hasta ahora. Ahora que estaba ahí, la operación se ponía en marcha para poder desmantelar todo el imperio de miseria que rodeaba a este personaje y al circuito Xtreme. Escupió en el suelo de forma efectista para darle más verosimilitud a sus palabras y levantó la barbilla hacia la figura mientras hablaba por primera vez en semanas. .
«¿Y tú? ¿Qué quieres, cerdo?»
Llegó un sonido desde detrás de la lámpara, como un ronquido. La voz que siguió no era tan profunda o ruda como esperaba. Cuando la escuchó, hizo su mejor esfuerzo para disimular la sorpresa.
«Creo que quizás me haya confundido con otra persona, prisionero Podorov. ¿ O quizás debería decir agente Karastan, del cuerpo de Ejecutores? – dijo la voz mientras la figura emergía de la sombra y se plantaba ante él.
Karastan no pudo disimular. Su mandíbula se demoró una fracción de más antes de abrir la boca para protestar. La figura ante él levanto la mano para detener sus palabras, mientras sacaba del bolsillo de su bata de laboratorio una jeringa hipodérmica. y observaba un vial de líquido de cerca con sus gafas de aumento, agitando su contenido.
«Por favor, agente Karastan, no se rebaje a mentir o negar ésto. Estábamos avisados de su pequeña infiltración desde el principio. ¿Cree que El Guardián deja que nadie entre en este lugar sin saber exactamente quién es y de dónde viene? sus superiores en el Centro de Mando Ejecutor ya fueron informados de su muerte, producida semanas atrás. El Guardián envió un informe detallando su repentina muerte en un motín fortuito, en día de su llegada. Sus restos fueron incinerados, por supuesto. Pero tomamos las suficientes muestras de tejido para poder confirmar su identidad, y adjuntarlas a las cenizas que enviamos a reciclaje, y que por supuesto fueron interceptadas por su gente.»
Los detalles de la habitación se iban haciendo más claros mientras el hombre hablaba, y Karastan vio una brillante mesa de operaciones, con dispositivos de sujección y correas, y un complejo sistema de sondas y maquinaria colgado sobre ella. En una mesa cercana había un gran dispositivo de corte, del tipo que se usa para las tareas de rescate cuando hay víctimas en vehículos. Karastan tiró de las cadenas pero no pudo zafarse. El hombre sonrió cuando se acercó.
«Ahora, agente, su misión principal ha fracasado. Pero no se preocupe, estoy aquí para darle una nueva vida y un nuevo propósito.»
Cuando el hombre se cernió sobre él, con la aguja goteando lo que fuera esa sustancia y la intención de inyectársela, el último detalle del que fue capaz de tener una percepción totalmente clara fue el minúsculo nombre, enmarcado en la pequeña etiqueta identificativa, que colgaba del bolsillo de la bata, al lado de una fotografía del hombre. Kain. Z. Dr.
Recuerda que si quieres saber más de este juego / deporte, puedes descargar el número 39 de la revista Cargad y leer un par de estupendos artículos sobre Dreadball. Asimismo puedes buscar la etiqueta domingos de dreadball (DdD) o Dreadball en el buscador (arriba a la derecha).
Saludos y DreadBall.