[MDNR] Informe de batalla: ¡Whaaaagg! de Zucklug vs. Defensores de la Posada de Oleg by Mathy

Saludos señores de la guerra.

Hace un tiempo publiqué un escenario de Mathy «La Batalla de laz Zetaz», y hoy os traigo (con muuuuucho retraso, lo siento Mathy) el informe de batalla que se jugó con dicho escenario.

Espero que os guste.

Introducción

Scenario: Batalla de laz Zetaz
Location: Club Alpha Ares, Barcelona
Date played: martes, 02 de enero de 2018

Saludos Estrategos!

Vuelvo de nuevo a la carga con otro informe de batalla. Esta vez se trata de una partida amistosa entre 3 novatos a los que preparé un escenario especial llamado «La Batalla de las Zetaz», que podréis encontrar también aquí en ¡Cargad!. El jugador orco no es tan novato, pero hacía como 15 años que no sacaba a sus pielesverdes del armario, mientras que para los jugadores Imperial y Alto Elfo esta fue su primera partida. Por lo tanto, en este caso, a parte de preparar un escenario, yo mismo les hice las listas de ejército y les asesoré durante la batalla. Digo esto en la presentación por que, puesto que esta vez no juego yo, no esperéis grandes explicaciones tácticas. Intentaré suplirlo con un buen trasfondo, ya que el escenario se presta a ello.

En cuanto a las listas en sí, dado que era una partida de presentación quería poner en mesa la mayor variedad de tropas posibles y hacerlas representativas de cada ejército. Intenté no complicarme la vida en exceso y jugar solo con miniaturas pintadas. Es por eso que acabé poniendo cosas tan raras como un Príncipe Élfico en Grifo en una lista de 1000 puntos o solamente un objeto mágico por ejército. Quería dar la oportunidad a cada contendiente de experimentar el «sabor» especial de su especie. No digo que sea la mejor manera de introducir a nadie en el hobby. Hay maneras mejores sin duda, pero yo sabía que a mis jugadores no les importaría que yo les guiara en cuanto a reglas a cambio de tener una narración interesante.

Jugamos la partida en el club Alpha Ares, y disponíamos de una amplia selección de escenografía que aproveché para crear un interesante campo de batalla. Como el escenario esta vez se juega «a lo largo» y había un edifico en medio, tampoco podía recargar mucho el centro, pero hay escenografía como por ejemplo las carreteras que le dan mucha vistosidad a la mesa sin afectar para nada al juego.

En este caso, me decidí por representar la posada en el centro, con unas vallas cercanas protegiendo unos pequeños sembrados. El camino Real de Altdorf tenía que pasar cerca, al igual que un sendero que unía la parte trasera de la posada con la mina donde Oleg recolecta las famosas setas que dan nombre al escenario. Un par de colinas, un bosque y un campamento orco improvisado en la esquina inferior derecha completaron la mesa.

Zucklug moría de impaciencia. Era de noche, y estaban acampados a pocas millas de su objetivo. El Gran Chamán Goblin Nocturno no entendía por que se habían detenido. La posada estaba muy cerca y la noche ofrecía una cobertura perfecta para una emboscada. Pero por más que insistía no conseguía que los tarugos de Golp y Brutote le hicieran caso. ¿A quien se le ocurriría asociarse con dos catetos como esos?

El día que Zucklug descubrió las Zetaz había sido un día glorioso. Un prisionero humano, un feriante borracho, había sido traído ante su presencia para un sacrifício ritual a Morko. La verdad era que a Zucklug estos queaceres repetitivos como desmembrar a humanos en honor a sus dioses en dias señalados ya se le empezaban a hacer algo tediosos, pero su poder se sustentaba en la superstición, y la superstición se sustentaba en el miedo. Así que, un poco distraído, se dispuso a rajar al humano que yacía atado a un altar improvisado cuando el maldito borracho le vomitó encima. ¡A él! Una poderosa rabia se apoderó de Zucklug y su cerebro se nubló por completo.

Al despertar, varios días después, le contaron lo sucedido. Zucklug había tenido una experiencia mística como nunca antes. Primero evisceró durante horas al viajante mientras sus alaridos despertaban a todo el poblado y el chamán entonaba nuevos y evocadores cánticos a Morko. Luego, durante un par de dias, Zucklug vagó por un bosque cercano hablando con los animales, las plantas y lo que a todos menos a él les pareció una piedra con una cagarruta de paloma. Finalmente, cuando volvió en sí, Zucklug anunció que había visto a Morko y les había encomendado una misión muy importante. Fascinada, la tribu entera le preguntó cúal era ese importante cometido, pero lamentablemente Zucklug no lo recordaba. Rabioso, e incapaz de interrogar al cadáver del viajante, Zucklug registró su carreta con la esperanza de encontrar alguna manera de volver ante la presencia de su dios. Tirado en un rincón, encontró un barrilete vacío que olía fuertemente al vómito del viajante. No había brebaje suficiente para una nueva experiencia mística, pero gravado a fuego en la madera de un lateral se podía leer: «Cerveza de Setas Especial e Inimitable. Posada de Oleg. Camino Real de Altdorf».

Y de repente Zucklug supo lo que tenía que hacer…

¡Whaaaagg! de Zucklug

General: Zucklug el Pulgozo

  • G – Gran Jefe Orco, Golb Jetofeo. General. Ezkudo Pellejo’ierro. Armadura ligera. 117 puntos
  • B Gran Jefe Orco, Brutote Pelopincho, Jabalí. Lanza. Armadura ligera. Escudo. 87puntos
  • Z Gran Chamán Goblin Nocturno, Zucklug el Pulgozo. Hechicero de 4o nivel. 195puntos
  • GN 30 Goblins Nocturnos, Los Rencorosos. Lanzas. 1 red. Grupo de mando completo. 3 Fanáticos. 157puntos
  • F1 Fanático Goblin Nocturno.
  • F2 Fanático Goblin Nocturno. 
  • F3 Fanático Goblin Nocturno.
  • A 10 Arkeroz Orcos, Loz Zerteroz. 70 puntos.
  • J1 5 Jinetez de Lobo , Loz Cautoz. Lanza. Arco corto. Escudo. Músico. 76 puntos.
  • J2 5 Jinetez de Lobo, Los Lokoz. Lanza. Arco corto. Escudo. Músico. 76 puntos.
  • ON 20 Orcos Negros, Loz Má Mejó. Arma a 2 manos. Grupo de mando completo. 273 puntos.
  • JJ 7 Jinetez de Jabalí, Loz Puercoz. Lanza. Escudo. Grupo de mando completo. 164 puntos.
  • K Karro de Jabalíez, L’Apizonadora. 80 puntos.
  • Gig Gigante, Muñonez. 205 puntos.
Total: 1500 puntos.

Defensores de la Posada de Oleg

General: Capitán Von Schill y Príncipe Althorian

  • G1 Capitán, Von Schill. General. Armadura de placas. Escudo. Sello de Sigmar. 80 puntos.
  • M Mago de Batalla, Maximov. Nivel 2 de magia. Saber del Fuego. 95 puntos.
  • O Sacerdote Guerrero, Oleg. 95 puntos.
  • Lanz 20 Lanceros, 2o Regimiento. Escudo. Grupo de mando completo. Destacamento. 165 puntos.
  • Arc 5 Arcabuceros, 1a Apoyo. Destacamento de Los Recios. 40 puntos.
  • P 14 Compañías Libres, Parroquianos. 70 puntos.
  • Cab 5 Caballería Imperial, 5o Brigada. Grupo de mando completo. 155 puntos.
  • GC Gran Cañón, Lobo Feroz. 100 puntos.
  • Mo Mortero, Lamento de la Viuda. 75 puntos.
  • CS Cañón de Salvas, Tembleque. 125 puntos.
  • G2 Príncipe Élfico, Embajador Althorian. General. Grifo. Lanza de caballería. Armadura pesada. Escudo de Escamas de Dragón. 357 puntos.
  • YP 10 Yelmos Plateados, Escoltas de Mithril. Armadura pesada. Escudo. Grupo de mando completo. 265 puntos.
  • Yel 5 Yelmos Plateados, Escoltas Celestes. Armadura pesada. Escudo. 115 puntos.
  • S 5 Sombríos, Ébano. 75 puntos.
  • CT Carro de Tiranoc, Rayo Blanco. 85 puntos.
  • A1 Águila Gigante, Garras. 50 puntos.
  • A2 Águila Gigante, Pico. 50 puntos.
  • Z Brebaje de Zetaz
Total: 1997 puntos.

Despliegue

El despliegue fue muy interesante. El jugador imperial y el elfo, desde el primer momento consensuaron entre los dos la posición de las tropas humanas y las colocaron a lo largo de toda su zona de despliegue. El Cañón de Salvas ocupaba una posición central, cosa muy inteligente dado su corto alcance, y decidieron apoyar a Oleg y sus parroquianos con la brigada de caballería. Con el Gran Cañón en un lado y el Mortero en el otro, se aseguraban un montón de objetivos sin importar lo que hiciera el general orco. Decidieron que el mago iría por libre y para mi colocaron los arcabuceros demasiado adelantados.

Respecto al despliegue pielverde, personalmente yo hubiera enfrentado mi mejor unidad (sin duda los Orcos Negros) con mi objetivo (el brebaje) y no con la unidad más peligrosa de mi rival como hizo Zucklug, pero en general no estaba mal. Desplegar segundo y empezar el primer turno es una gran ventaja, pero todo dependería de la animosidad, como suele pasar al mando de un ejército tan indisciplinado como el de los orcos. Al menos, la proximidad de los Orcos Negros impediría que los Goblins se hicieran los remolones.

Hay pocas cosas peores que te despierten aullidos de lobos al amanecer. Primero, por que esos malditos bichos hielan la sangre hasta al más pintado. Pero sobre todo por que no es la hora en la que ellos suelen hacerlo e inmediatamente sabes lo que significa…. ¡Problemas!. El Capitán Von Schill ya se estaba vistiendo a toda prisa cuando un recluta de su regimiento abrió la puerta de su habitación de un portazo y dijo:

-¡Es un ataque señor! Son orcos. Orcos en las colinas.

– Dígale al sargento que prepare las tropas, recluta- Contestó el Capitán- Pero antes ayúdeme con esta maldita armadura de placas.

Minutos después Von Schill abandonaba la posada para ocupar su posición al frente de su regimiento de lanceros, gritando órdenes sin parar mientras buscaba con la mirada a Maximov, su Mago de Batalla. Si querían resistir el ataque necesitarían su dominio del fuego.

Mientras Oleg miraba desesperado a su alrededor, los rumores hablaban de una poderosa hueste pielverde que estaba a punto de caer sobre su querida posada. ¡Ya era mala suerte! Años luchando contra esas criaturas a las órdenes de Sigmar y ahora que era un civil, era él el atacado. Pero si pensaban que el viejo Sacerdote iba a concederles una victoria fácil no podían estar más equivocados. Oleg sacó a Rompecráneos, su fiel martillo de guerra de debajo de la barra, y gritó para hacerse oir por encima de las voces de sus parroquianos:

– ¡Cerveza gratis todo un año para quien me ayude a defender la posada!

Sin dar tiempo a una respuesta se cargó a la espalda el barril más grande que encontró y salió por la puerta principal. No tuvo que esperar mucho para ver como, uno a uno, sus clientes habituales salían tras él empuñando cuchillos, atizadores y hasta taburetes. No cabe duda, la clave para ser un buen posadero es conocer a la clientela, pensó.

Turno 1 – ¡Whaaaagg! de Zucklug

El primer turno Orco empezó realmente bien. La única unidad que sufrió animosidad fue la de Jinetez de Lobo del lado norte, y el resultado de la tabla les permitió acercarse un poco más al Gran Cañón, quedando fuera de la vista de los poderosos caballeros imperiales. El resto de unidades avanzaron todo lo que pudieron, excepto Nudilloz el Gigante que se cubrió del Cañón detrás de la colina.

En la fase de magia, Zucklug se esforzó por demostrar su superioridad. Primero lanzó el hechizo Pie de Gorko al Cañón de Salvas, pero milagrosamente ni la máquina de guerra ni la dotación sufrieron daños. Luego intentó lanzar Gorko Camina con Nos a la misma unidad, pero con una pésima tirada no logró la energía suficiente para convocar de nuevo a su dios.

En la fase de disparo, los Arkeroz habían marchado, y los goblins no acertaron a matar a nadie con sus arcos cortos.

Zucklug pasó el turno, dejando la letalidad orca a la altura de la de Bob Esponja.

Zucklug estaba ansioso. Finalmente tenía el brebaje al alcance de la mano. Cierto que si no hubiera habido un maldito contingente Imperial pasando la noche en las cercanías todo habría sido mucho más fácil. Pero esos débiles humanos no podrían resistir el poder de su ¡Whaaaaggg!.

Las tropas orcas avanzaron al unísono, cosa extremadamente rara, sin duda confiados en una fácil victoria. En un momento dado, el Gran Chamán se concentró en la máquina de guerra que tenía delante. Al momento, un gigantesco pie verde, medio translúcido, bajó del cielo y pisoteó la pieza de artillería y su dotación. Una terrible sonrisa afeó todavía más la cara del goblin imaginando los horrendos segundos finales de esos humanos hasta que finalmente el enorme pinrel volvió a las alturas para revelar lo inconcebible: no había causado daño alguno. Desconcertado ante esta visión, el siguiente hechizo, que ya había empezado a entonar, murió en sus labios.

¿Podría ser que Gorko intentara sabotear sus planes?

Turn 1 – Defensores de la Posada de Oleg

El primer turno imperial trajo consigo muy pocos movimientos y ninguna carga. Los comandantes aliados decidieron hacer avanzar un poco la caballería, hacer retroceder a Oleg y su preciosa carga y acercar a Maximov al regimiento de lanceros.

El Mago de Batalla Maximov lanzó el hechizo Explosión Ardiente sobre los Jinetez de Jabalí, y uno de ellos cayó fulminado. Tras eso, no consiguió lanzar la Bola de Fuego con un solo dado pero Oleg si que pudo rezar a Sigmar que le concedió una tirada de salvación especial de 5+.

En la fase de disparo, el dueto de generales decidieron ignorar la presencia de los Jinetez de Lobo cerca del Gran Cañón y apuntaron al carro, pero fallaron por muy poco. Luego el Mortero se averió, y no pudo disparar. Maldiciendo su suerte, probaron un disparo lejano con el Cañón de Salvas y aniquilaron a dos Orcos Negros. Finalmente, los Arcabuceros apuntaron con cuidado a los Jinetez de Lobo pero fueron incapaces de derribar a ninguno.

Parece que la famosa pólvora imperial había fallado por completo ese turno, y ambos generales se miraron nerviosos.

– ¿Qué pasa con ese Mortero?- Gritó el Capitán Von Schill por encima del estruendo del cercano Cañón de Salvas.

Las cosas no iban bien para el Imperio y él lo sabía. Sabía que sus hombres habían bebido demasiado la noche pasada. Sabía que el Mortero necesitaría unos minutos más para encararse correctamente por que dejó descansar a sus hombres ayer, tras la caminata que les hizo llegar de noche. En definitiva, las cosas no iban bien por que él no había hecho correctamente su trabajo y, si salían de ésta con vida, jamás olvidaría la lección de nuevo.

-¡Máximov, achichárreme a esos orcos montados en bestias! ¡No deje que se nos acerquen a la carga o estamos perdidos!- Aulló, esta vez hacia el lado contrario.

Una gran bola incandescente pasó al lado del Capitán en dirección a los Jinetez Orcos y alcanzó de lleno a uno de esos guerreros, impregnando el aire cercano con un incongruente olor a bacon recién hecho.

Aprovechó que Tembleque debía ser recargado para ordenar a los Arcabuceros fuego a discreción, mientras rezaba a Sigmar para que la Brigada de Caballería hubiera sido capaz de llegar a sus monturas, al otro lado de la posada.

Súbitamente, el familiar estruendo del Lobo Feroz llegó desde el bosque cercano, y Von Schill vió ilusionado como una enorme bola de metal surcaba el campo de batalla en dirección al carro. En el último momento, la bola rebotó en el suelo frente a los puercos gigantes que empujaban esa maldita cosa y, para mayor desánimo de la tropa imperial, pasó por encima de sus enemigos.

-¡Lanzas preparadas!- Gritó el Capitán a todo pulmón, mientras pensaba en la ironía que representaba el hecho de dominar la pólvora pero tener que acabar confiando en las armas de acero y los valientes que las empuñaban- ¡Aguantad, por Sigmar!.

Turn 2 – ¡Whaaaagg! de Zucklug

El turno orco empezó de nuevo sin animosidad. Se notaba que los pielesverdes olían ya la sangre, y ninguno de ellos quería renunciar a su parte.

Loz Lokoz, la unidad de Jinetez de Lobo del norte, cargó al Gran Cañón Imperial al que le sirvió de poco la cobertura del bosque. En el sur, loz Cautoz arremetieron contra los Arcabuceros de apoyo mientras que a su lado, loz Puerkoz cargaron al 2o Regimiento. En este caso, el orden de las cargas resultó crucial, puesto que si hubieran cargado primero los jabalíes, los arcabuceros hubieran tenido la oportunidad de reaccionar con un «Aguantar y Disparar» por ser un destacamento de los lanceros.

En la subfase de resto de movimientos, el centro orco avanzó a toda marcha, mientras que loz Certeroz tomaban posiciones sobre la colina y Muñonez se acercaba a los goblins con cara de hambre.

Y en la fase de magia sucedió el desastre. Primero Zucklug lanzó un Gorko camina con Noz que volvió a pisar el Cañón de Salvas, esta vez matando a un miembro de su dotación y ocasionando una herida a la propia máquina. Lamentablemente Gorko decidió no seguir pisando a nadie. Entonces, Zucklug lanzó el Pie de Gorko sobre la misma unidad y sufrió una disfunción mágica. Resulta que el Gran Chamán se había vuelto tarumba y a partir de ese momento movería aleatoriamente en la subfase de movimientos obligatorios. Tampoco sería capaz de entonar ningún hechizo, aunque si podría intentar dispersarlos. Esta terrible situación seguiría hasta que Zucklug sacara un resultado de 6 en 1d6 al inicio de su turno.

En la fase de disparo, loz Certeroz acabaron con la vida de un parroquiano de la posada con sus arcos.

En cuanto al combate cuerpo a cuerpo… resultó ser algo desigual. En el combate del norte, loz Lokoz acabaron con la dotación del Lobo Feroz de un plumazo y arrasaron hasta salir del bosque cerca de Oleg y sus clientes. Loz Cautoz, a su vez, también vencieron a los arcabuceros y persiguieron al último integrante de la unidad hasta abatirlo, tras las líneas imperiales.

Y nos queda por comentar el combate entre los Jinetes de Jabalí y los Lanceros. Algo digno de ser contado, sin duda. Pues se trata de una de las peores tiradas que he presenciado en mi vida. Primero el Capitán Von Schill retó a Brutote, que no se lo pensó dos veces y aceptó. El Gran Jefe Orco no consiguió infligir ni una sola herida al héroe imperial, que tampoco pudo traspasar la gruesa piel del jabalí con su espada. Luego, entre el grupo de mando de loz Puerkoz y sus monturas no consiguieron matar ni siquiera a un lancero. HOJO, que estamos hablando de 8 ataques de F4 y F5 contra humanos en armadura ligera y escudo. Pocas veces he presenciado una muestra de ineptitud parecida. Para rematar, el 2o regimiento logró matar a dos jinetez con sus lanzas e hicieron huir a la unidad a toda pastilla.

Sin chamán y sin jabalíes, el general Orco pasó su turno con muy malas sensaciones.

Zucklug no cabía en sí de su asombro. Había conseguido invocar a Gorko para que bajara de nuevo a pisar a sus enemigos y había vuelto a fallar. No solo Gorko limitó su intervención a un cuestionable pisotoncillo sobre el Cañón de Salvas, si no que, tras esa aparición puntual, su enorme pierna volvió a desmaterializarse como si nada. Parecía que Gorko estaba racaneando sus poderes… ¡A él, el Gran Chamán Zucklug! Sin duda el hecho de ir en misión especial para Morko ponía celosa a la otra divinidad orca. Pero la voluntad del mago goblin era tan férrea como su malícia, y acostumbrado a mandar sin oposición sobre su entorno más inmediato, sucumbió a su propia sobervia y trató de invocar la presencia de Gorko una segunda vez.

Zucklug llamó a Gorko en silencio, con la mente. Proyectó sus sentidos y su voz más allá de la tierra que pisaba, hacia la inmensa llanura siempre en guerra de donde provenían sus dioses.

– Gorko, ven a mi. Yo Zucklug reclamo tu presencia. ¡Obedéceme!- exigió el mago.

– OBEDECERTE… ¿A TI?. PERO SI NO ERES MÁS QUE UN SIMPLE GARRAPATO…- contestó una inconfundible voz en su cabeza.

Entonces, para asombro del Chamán, sus brazos y piernas empezaron a encoger, al tiempo que todo su cuerpo se hinchaba y su boca se expandía hasta revelar unos lustrosos y enormes dientes…

Turn 2 – Defensores de la Posada de Oleg

El segundo turno imperial empezó con los Caballeros Imperiales superando un chequeo de terror y cargando contra Muñonez. Esa maniobra los llevó demasiado cerca de la unidad de Goblins Nocturnos, que soltaron a tres fanáticos. Dos de ellos se quedaron cortos, pero el tercero atravesó la unidad de caballeros y acabó con la vida de cuantos se pusieron por delante. Fue tal la destrucción de ese loco atado a una bola que solamente quedó en pie el campeón de la unidad, que decidió frenar su carga para no atravesar otro de esos maníacos voluntariamente.

Oleg giró su unidad para no dar la espalda a loz Lokoz, momento tras el cual Maximov se volvió a acercar a la posada canturreando su amor por el fuego entre susurros.

En la fase de magia, Maximov consiguió lanzar de nuevo una Explosión Ardiente, esta vez con fuerza irresistible, y vaporizó a dos Jinetez de Lobo. Éstos perdieron el valor y huyeron bosque adentro.

En la fase de disparo, Tembleque consiguió nada menos que 12 impactos a corta distancia contra loz Má Mejó, que perdieron a 12 de sus integrantes. A pesar de que los Orcos Negros restantes superaron su chequeo de pánico, esa destrucción los relegaría a un papel mucho más secundario.

Sin combates cuerpo a cuerpo, los generales aliados pasaron el turno conscientes de que en el próximo llegaban los refuerzos.

Oleg estaba confuso. Recordaba cierta premura para salir de la posada y tenía a Rompecráneos en la mano, cosa que le traía a la cabeza imágenes de los viejos y violentos dias de su juventud, pero no lograba dar con la tecla necesaria para desembotar su aturdido cerebro. Abstraído, hundió la jarra que sujetaba con su mano izquierda en el barril de cerveza de setas y se la llevó a los labios. Mucho más reconfortado tras la bebida, Oleg se giró para ver la magnífica carga de la Caballería Imperial. El suelo retumbó bajo los cascos de los caballos, al menos hasta que varios jinetes saltaron por los aires y en medio de la polvareda apareció un desquiciado goblin con una enorme bola giratoria. El posadero levantó una ceja por toda muestra de disgusto mientras miraba a su alrededor y se preguntaba divertido cuantos de sus parroquianos también perecerían hoy.

Oleg casi derramó su siguiente sorbo por culpa de una sorprendente bola de fuego que pasó junto a la valla de su jardín en dirección a unos jinetes goblins que se habían materializado de la nada a su espalda. Quiso gritar una advertencia a sus hombres, pero de repente se fijó en lo bonito que era el fuego y se le olvidó. ¡Por Sigmar, qué buena era esa cerveza!

Oleg volvió la vista al frente principal y observó anonadado como el plomo letal que escupía el Cañón de Salvas impactaba en un orco tras otro, diezmando la amenazadora unidad de Orcos Negros. Observó a cámara lenta como las criaturas caían unas encima de otras, bañadas en su alucinante sangre verde. Tomó otro sorbito de su cerveza, apoyó su pesado martillo en el quicio de la puerta y gritó a sus compañeros:

– ¡Sssssto ssssstá ganado, compañeros! ¡Brindemos todos por Sssssigmar!-

Turn 3 – ¡Whaaaagg! de Zucklug

El tercer turno de los Orcos empezó de la mejor forma posible. El Gran Chamán Zucklug recuperó la cordura consiguiendo un 6 en 1d6 al primer intento.¡Toma ya!. Animado a más no poder, el general pielverde declaró una carga con Muñonez sobre el último Caballero Imperial, que sucumbió al miedo que le producía el gigante y murió atropellado por un fanático goblin en su retirada. También declaró carga con l ‘Apizonadora contra el Cañón de Salvas, cuya tripulación aguardó estoica su más que probable final.

Los Jinetez de Jabalí se reagruparon cerca del General Orco, mientras que los Jinetez de Lobo que habían acabado con el Cañón Imperial abandonaron el campo de batalla cerca del bosque. Sus congéneres del sur, se encararon a los múltiples objetivos que tenían y prepararon sus arcos, animados por el avance de la infantería.

Los fanáticos, un a vez sueltos, empezaron su errático espectáculo de destrucción. El que había acabado este turno con la vida del campeón de la unidad de caballeros, enfiló en dirección a los Parroquianos de Oleg y mató a tres en su avance. El segundo fanático avanzó muy poco y se quedó cerca de la unidad de goblins que lo había soltado, mientras que el tercero erró por completo su trayectoria y atravesó las apretadas filas de sus congéneres matando a seis de ellos. ¡Menuda carnicería!

La fase de magia de Zucklug volvió a decepcionarnos puesto que no logró matar a nadie… otra vez.

En la fase de disparo, los Certeroz acabaron con la vida de otro parroquiano mientras que loz Cautoz lograron acertar a Maximov con sus saetas.

En el combate entre el carro y Tembleque, la dotación murió lacerada por las cuchillas de las ruedas de la máquina orca.

Sin ningún combate más, Zucklug pasó el turno a los aliados, que parecía que habían logrado su objetivo de aguantar la ofensiva orca.

¡Ya estoy demasiado viejo para esta mierda!, pensó Zucklug mientras se incorporaba. Lleno de barro y aterido de frío, había conseguido esquivar en el último momento la gigantesca bola de metal manejada por uno de sus goblins chalados. ¡Por qué poco! La bola le había pasado rozando.

Zucklug había visto en alguna ocasión como soldados enemigos apartaban de la trayectoria de golpes letales a sus líderes, a veces incluso a costa de sus vidas. No es que le impresionaran mucho esas cosas, la verdad. No podía dejar de pensar en la estupidez que demostraban los pobres que se sacrificaban por otros, pero en más de una ocasión se había preguntado si con su magia sería capaz de «hechizar» a algún incauto para que hiciera algo similar en caso de peligro para él.

Miró tras de si y vió el surco de cadáveres medio desmembrados que había abierto el fanático entre sus filas. Menuda panda de incompetentes, dejarse matar así como así…

De repente, una aguda nota de un cuerno de guerra resonó por el campo de batalla. Un latigazo de adrenalina golpeó al mago de forma casi física, cuando su cerebro identificó sin lugar a dudas el sonido que le llegaba de las colinas cercanas.

¿Elfos?¿Aquí? Se preguntó Zucklug. Se trataba sin duda del sonido de sus temidos enemigos, los orejaz picudaz. Preocupado a más no poder, intentó divisarlos mientras comprobaba cómo había afectado a su hueste la llegada de refuerzos enemigos. Zucklug pudo ver como loz Lokoz abandonaban el campo de batalla cerca del bosque, pero parecía que de momento el resto de sus fuerzas se mantenía firme.

¡Bien! pensó. Quizá aun tengamos alguna posibilidad, si Morko nos ayuda…

Turn 3 – Defensores de la Posada de Oleg

Y finalmente llegaron los refuerzos…

El turno 3 aliado empezó con el general Alto Elfo colocando todas sus tropas con la parte posterior tocando el borde oeste del tablero, excepto los Sombríos, que salieron por el borde del bosque.

Las tropas imperiales supervivientes, viendo que de repente eran muchos más, cogieron ánimos y el 2o Regimiento de Lanceros declaró una carga contra los Orcos Negros restantes. Maximov buscó la protección de la valla del huerto de la posada, mientras que al otro lado Oleg encaraba a sus hombres hacia el Gigante.

El Embajador elfo y su fiel Grifo volaron hasta situarse a la izquierda de Oleg y los pocos parroquianos que quedaban, seguido de cerca por sus Escoltas de Mithril y Garras, su enorme Águila Gigante. Con una disciplina marcial inigualable, los Escoltas Celestes y Rayo Blanco, el Carro de Tiranoc, cruzaron sus trayectorias sin tocarse, cada uno con una misión en mente. Finalmente, Pico, una segunda águila, rodeó la colina por el sur y apareció a la espalda de la unidad de Jinetez de Lobo.

En la fase de magia, Maximov logró volver a invocar la Explosión Ardiente con fuerza irresistible y le causó una herida a l’Apizonadora.

En la fase de disparo, primero disparó el Mortero, que había superado sus problemas (y como es un arma de estimación, debe resolverse primero). Alcanzó de lleno a la unidad de Goblins Nocturnos y mató a 5 de esas viles criaturas. La tripulación del Rayo Blanco apuntó con cuidado al fanático que rondaba cerca del príncipe Althorian, pero fallaron. Los disparos de la unidad Ébano, en cambio, abatieron a un Arkero.

A pesar de que esta vez los lanceros sufrieron varias bajas en su lucha contra la élite orca, el castigo al que les había sometido Tembleque en turnos anteriores dió sus frutos y los Orcos Negros perdieron el combate por un solo punto. La voluntad de su líder flaqueó en ese momento, y la unidad del general orco huyó del combate, fué perseguida y aniquilada, provocando pánico en la unidad de Jinetez de Jabalí cercana.

Al final del tercer turno aliado, las cosas se ponían cada vez mejor. ¿Podrían los orcos dar la vuelta a la batalla?

El Embajador Althorian observaba las evoluciones del simulacro de combate que se desarrollaba muy por encima de su cabeza, cabalgando a paso tranquilo por el camino Real de Altdorf. Mientras evaluaba la perícia de su joven guardia montando su Grifo, sus pensamientos volvían una y otra vez a su amada Ulthuan, de donde nunca debería haber salido. El Príncipe llevaba ya 15 años como embajador de su raza ante la corte del Emperador Karl Franz, el afamado estadista, mecenas de las artes y las ciencias e innovador militar. ¡Por Elunne, qué harto estaba de ese hombre! Emperador de un territorio hostil, lleno de absurdos cabecillas que le reclamaban más y más poder. Mecenas de las artes…¡Estos humanos a cualquier cosa le llamaban arte! En su tierra, un pintor competente podía pasar siglos pintando un solo cuadro, buscando la composición perfecta, la luz perfecta. En este atrasado país a cualquier idea absurda se la elevaba a los altares de su «ciencia» y se la consideraba poco menos que sagrada hasta que la siguiente idea, más descabellada si cabe, ocupaba su lugar sin que ni uno de esos «científicos» fuera capaz de preguntarse siquiera si todo ese trabajo realmente mejoraba la vida de nadie.

Súbitamente, un jinete al galope de los Escoltas Celestes rompió la cadena de funestos pensamientos del Príncipe mientras se le acercaba apresuradamente.

– Se trata de una incursión orca, alteza- dijo el jinete con su voz clara- A una milla por delante, en una posada cerca del Camino Real. Recomiendo un pequeño rodeo, no nos llevará más que unos minutos.

¿Otra incursión orca? ¿Maldita sea, es que nunca se acaban los patéticos intentos de estas breves criaturas por aniquilarse mutuamente? El embajador pudo mantener en silencio sus pensamientos, por pura costumbre. Tan solo una fugaz mirada de irritación atravesó su fachada de impasibidad, prefectamente achacable a la molestia de tener que dar un rodeo. Justo en ese momento, en el combate que se desarrollaba en el cielo entre su congénere y las águilas gigantes, un mínimo error del elfo fue aprovechado por las bestias mágicas para herir superficialmente al Grifo. De repente, una idea se formó en la mente del Embajador Althorian, que ordenó:

– Cambio de planes – Su voz acostumbrada al mando no vaciló – Vamos a intervenir contra los orcos. Quizá una demostración práctica de cómo se monta un Grifo sea de más valor para vosotros en estas tierras hostiles que la comodidad de evitar un enfrentamiento.

Y luego añadió alzando un poco la voz:

-¡Haced que bajen y preparad las armas!.

Turn 4 – ¡Whaaaagg! de Zucklug

El cuarto turno orco y la batalla se tornaba desesperada por momentos.

Los Jinetez Lobo cargaron contra la dotación del Mortero mientras que Muñonez declaró una carga contra Oleg y su compañía de desarrapados, a los que les falló el valor y huyeron (los que no fueron aniquilados por el fanático que atravesaron) dejando atrás sus posesiones, entre ellas el famoso barril de Cerveza de Setas.

El resto de movimientos consistieron en que un fanático se mató a si mismo mientras que los otros dos se acercaron al karro con muy malas intenciones. La unidad de Zucklug se sentía muy sola y buscó cobertura a la sombra de Muñonez, mientras que el karro tomó posiciones para enfrentarse a los recién aparecidos elfos.

La fase de magia iba a ser clave. Las fuerzas goblins escaseaban y era la hora de jugarse el resto. Zucklug reunió sus dados de energía y lanzó hechizo tras hechizo sobre el Príncipe enemigo, que resultó herido junto a su montura. Fue una lástima, pero ni siquiera consumiendo sus propias zetaz mágikaz pudo inhabilitar al monstruo enemigo, que miró a los goblins con cara de estar realmente enfadado.

Los Arkeroz tampoco pudieron acabar con el Embajador y su montura, y el turno finalizó con el brebaje de zetaz en medio del campo de batalla, sin que nadie lo reclamara.

¡Maldito fuera ese desagradecido de Gorko!

Durante su corta y violenta vida, el Gran Chamán Zucklug había matado, mentido, robado y abusado en nombre de Gorko y Morko de más maneras de las que podía recordar. Las divinidades dobles orcas estaban presentes en cada uno de sus actos, de la mañana a la noche, cada día. Zucklug se había consagrado por completo a ellas: sus días sagrados, sus rituales y sus competiciones. Nadie les faltaba al respeto en presencia de Zucklug, bajo pena de destripamiento irreversible.

Y en ese preciso momento de necesidad, en ese instante de peligro… le habían fallado.

Zucklug había rogado a Gorko que acabara con el líder de los elfos de todas las maneras posibles. El gargantuesco pie de su divinidad había bajado de los cielos una y otra vez para machacar a ese orejotaz y su terrorífica montura, pero al final su voluntad se quebró y, aunque herido, el embajador Althorian seguía vivo…. Y extremadamente enfadado.

Turn 4 – Defensores de la Posada de Oleg

El cuarto turno aliado empezó con la declaración de 2 cargas: la de los Escoltas de Mithril contra Muñonez y la del mismísimo Althorian sobre los Goblins Nocturnos de Zucklug. Y en ambas la regla especial terror fue determinante, pero en sentidos opuestos: los Escoltas Celestes huyeron de Muñonez y abandonaron el campo de batalla mientras que Zucklug y su escolta sucumbieron a sus instintos y fueron alcanzados y desbandados por Althorian y su Grifo.

En cuanto al resto de movimientos, los Escoltas Celestes fueron incapaces de cargar contra l’ Apizonadora por culpa del fanático que se interponía, así que buscaron otro enfoque, flaqueados por una de las Águilas Gigantes. El otro monstruo volador, aterrizó al lado del barril de cerveza, dispuesto a defenderlo del sediento gigante. Cerca de allí, Oleg y 4 parroquianos se reagruparon, mientras Máximov preparaba sus hechizos para freir al pobre Muñonez.

En la fase de magia, ya sin la protección de Zucklug, Maximov desató una tormenta de fuego sobre el gigante que lo hirió hasta cuatro veces.

Los Sombríos del bosque intentaron rematar al gigante pero tan solo consiguieron hacerle una herida más.

Sin combates, el turno aliado acabó mientras los generales intentaban planificar la manera de conseguir una victoria que parecía a su alcance.

Oleg no se lo podía creer…¡Una maldita paloma gigante se quería llevar su cerveza!

Poco recordaría el viejo sacerdote de el resto de la batalla. Tan solo flashes. Recordaría la espléndida estampa que ofrecía la caballería élfica al empezar la carga contra el gigante del que huía, así como preguntarse si habrían olvidado algo cuando, con gran elegancia, dieron media vuelta y volvieron por donde habían venido.

Recordaría sin dificultad el calor de los rayos ígneos que lanzó Maximov al gigante, y el olor a sudor quemado que inundó sus fosas nasales y le obligó a vomitar el desayuno.

Pero lo que no conseguía recordar, a pesar de que varios testigos insistían en que era cierto, es cuando vió como un Águila Gigante aterrizó al lado de su barril de cerveza y empezó a bramar insultos contra ella y toda su estirpe emplumada.

Tiempo después le contarían a Oleg como, rojo de ira, blandió su viejo martillo de guerra y avanzó tambaleante hacia la gran ave gritando insultos como «pollo del infierno» o «plumífero descerebrado». Afirmación que él siempre negaría, hasta el fin de sus dias.

Turn 5 – ¡Whaaaagg! de Zucklug

Las últimas tropas orcas sobre el campo de batalla cargaron, excepto los Jinetez de Lobo.

El Gigante logró machacar al Águila Gigante y le causó 5 heridas, que la dejaron hecha puré. Muñonez agarró el barril de cerveza de zetaz y apuró su contenido de un solo trago. Sus duras facciones se suavizaron casi al instante tras consumir ese delicioso brebaje.

L’Apizonadora, en cambio, no tuvo tanta suerte. Resulta que de repente apareció un fanático perdido en medio de su trayectória contra la unidad de Yelmos y el piloto no quiso esquivarlo, decisión que tuvo como consecuencia la desaparición de un Karro de Javalíes del Viejo Mundo.

Sin magia, los Certeroz consiguieron herir de nuevo a Althorian, pero no lo incapacitaron completamente.

Y pasamos al último turno aliado. En este momento, y por primera vez en toda la partida, la victoria era pielverde, puesto que Muñonez tenía el brebaje en su poder.

¡Agggggghhhhh! ¡Malditoz fueran esos orejaz picudaz!¡Mil veces malditoz!

El Gran Chamán Zucklug corría por su vida junto a algunos de sus goblins huyendo del terrible monstruo volador que se les había hechado encima. Una especie de cruce entre águila y león, la poderosa criatura y su resplandeciente jinete habían caido sobre los lanceroz goblins por sorpresa y el aura de peligro que exudaba el monstruo fue suficiente para desbandar a todo el regimiento. Los pequeños pielverdes se giraron entre alaridos y corrieron por sus vidas, mientras el Príncipe Althorian los atravesaba sin piedad con su lanza de caballería.

Esta era una derrota que quedaría grabada en la memoria de la tribu de Zucklug durante generaciones.

Gorko, Morko…¿De verdad nos habeis abandonado?…

Turn 5 – Defensores de la Posada de Oleg

El turno aliado empezó con la victoria provisional de los orcos, por lo que los generales se propusieron encontrar la manera de dar a la situación un giro de 180º. Y ¿Qué mejor manera de cambiar algo en Warhammer que cargar?

Rayo Blanco superó el terror que causaba Muñonez y se lanzó a la carga contra el monstruo, mientras el Embajador Althorian posaba su Grifo en la retaguardia de loz Certeroz y Maximov volvía a saltar la valla del huerto de la posada para encargarse de una vez por todas de loz Cautoz.

En la fase de magia, una imparable Bola de Fuego impactó en la última unidad de Jinetez de Lobo sobre el campo de batalla, que perdió a dos miembros. El resto huyó para salvar la vida. Ese mago de fuego había sido una espina clavada en el costado pielverde a lo largo de toda la partida.

Los Sombríos de la unidad Ébano no consiguieron hacer mella en los Arkeroz orcos, aunque la presencia del Príncipe Althorian seguramente arreglaria eso en breve.

Finalmente, Rayo Blanco atropelló sin piedad al pobre Muñonez. El general orco, ávido de venganza, realizó inmediatamente el chequeo para determinar la caída del difunto Gigante, pero por suerte para el carro, Muñonez se derrumbó en dirección contraria.

Con el brebaje de zetaz en poder del ejército elfo y con una sola unidad pielverde sobre el campo de batalla (y muy alejada de la posada de Oleg), mis jugadores dieron por terminada la partida en este punto.

RESULTADO: Victoria Imperial y Alto Elfa.

Habían ganado… ¡Yuhuuuu!

Su posada estaba a salvo. ¡Oleg no se lo podía creer! Sí, era cierto que tendría que invitar a cerveza durante todo un año a los clientes que le habían ayudado a defenderla, pero entre los que habían muerto y las más de cincuenta maneras que conocía para adulterar su producto para abaratarlo, sin duda le iban a salir las cuentas.

Súbitamente, el espectacular carro élfico que había acabado con la vida del apestoso gigante, inició un galope cuya trayectoria lo llevó directo a chocar contra los desprevenidos lanceros imperiales. Varios cuerpos humanos salieron despedidos del choque, mientras los caballos élficos, sacando espuma por la boca, relinchaban enloquecidos. Frenético, el conductor intentaba calmarlos sin éxito mientras el mismísimo Capitán Von Schill recriminaba a voz en grito al Embajador la actitud de sus tropas.

Se tardarían algunos dias en concluir que los restos de cerveza de setas del barril fueron los causantes de desbocar las monturas élficas, una explicación razonable para un comportamiento tan extraño. Era probable que explicación llegara muy tarde para los lanceros heridos. Sin duda llegaría tardísimo para salvar la carrera del capitán Von Schill, que fue degradado por agredir a un representante diplomático acreditado de una raza aliada.

Poco tiempo después, el Embajador Althorian embarcaría rumbo a Ulthuan para nunca volver. Dicen que tras aceptar un puesto como cuidador de los Dragones reales dijo…»Cualquier cosa que me aleje de estos estúpidos humanos».

 

CONCLUSIONES FINALES:

Para ser una partida entre novatos, resultó todo lo entretenida que esperaba, y no me decepcionó en absoluto. El escenario resultó bastante equilibrado, como demuestra el hecho de que, a pesar de ir perdiendo de mucho, si no llega a ser por los hechizos del mago imperial, probablemente el gigante hubiera sido capaz de mantener la posesión del brebaje de zetaz hasta el último turno. Espero que alguien se anime a jugar este escenario, a ver qué tal.

Supongo que a lo largo de la partida, vereis más de un fallo estratégico, como el poco uso que se le dió al Águila Gigante superviviente. Esto se debe a la inexperiencia de mis jugadores, que nunca podían calcular si un ataque era buena idea o no puesto que no conocían las capacidades de cada unidad, y actuaban con prudencia. Y es que la importancia de conocer el ejército de tu rival es absolutamente clave a la hora de tomar decisiones como general.

Una partida interesante y una mañana con amigos el dia de mi cumpleaños…¿Se puede pedir algo más?

¡Que vuestras tiradas sean siempre críticos!

6 comentarios en «[MDNR] Informe de batalla: ¡Whaaaagg! de Zucklug vs. Defensores de la Posada de Oleg by Mathy»

  1. Genial el enfoque trasfondístico que le has dado al informe de batalla. Sinceramente pensaba que me cansaría de leer algo tan largo y lo dejaría a mitad, sin embargo me has tenido enganchado hasta el final.
    Mis felicitaciones y que los dados te sean propicios a ti que yo hace años que lancé mi último dado.
    P.D.: Mis amigos intentan atraerme al lado oscuro del cuadragésimo-primer milenio.

  2. @Jordi Nadal: Gracias. Era algo que tenía pendiente. La verdad es que el trasfondo acaba de redondear el juego de una manera tan perfecta, que sin él ahora me cuesta imaginarme una batalla. ¡Ánimo con ese retorno a las mesas!

  3. @josé david muñoz: Me alegro de que te guste. Este escenario en concreto me lo inventé yo, y lo publiqué en otro post aquí en Cargad!. Para hacerlo tomé muchas ideas de un escenario aparecido en una White Dwarf, por lo que te recomendaría que rescataras del olvido algunas y les hechases un HOJO. Finalmente, si te vas al apartado de «recursos» de este blog, tienes a tu disposición campañas enteras de quinta edición repletas de escenarios que podrias adaptar. Saludos!

  4. Genial informe y espectacular narración, tuvo que ser una partida divertidísima!! Cosas como éstas son las que hacen que me apetezca ponerme a jugar de inmediato (y eso que ayer eché una partida) ^^
    Espero más de estas puntuales aportaciones tuyas, Mathy, nada como un buen informe!

  5. @Narbek: Pues tengo pendiente una partida con Undomain, un colega enano, y estoy pensando en crear un segundo escenario para enfrentar Enanos contra los restos del Whaaaagggg! de Zucklug. Me pondré a ello en breve. ¡Gracias por los animos!

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