Escribo esta entrada en respuesta a un comentario que me ha hecho Walder a mi último artículo aquí.
Me ha parecido que toca un tema tan importante como el Spam de unidades en Warhammer que debía contestar con mayor extensión y dar la oportunidad de la aportación de nuevos comentarios por parte de otros jugadores y por eso voy a hacer un post específico del tema. Este fue su comentario:
Te quiero hacer un par de comentarios: El primero, es donde dices que habitualmente despliegas cuatro o cinco unidades de caballería ligera a 1.500 puntos. Yo llevo jugando desde hace pocos años pero en ninguna mesa que me haya encontrado creo que al rival le puede parecer razonable tener enfrente partida sí y partida también algo así. Como encontrarte siempre seis carros o seis lanzapinchoz a 2.000 pts, 12 dados de energía y tres portahechizos, etc.
A lo mejor hay entornos donde es lo habitual pero, para mí, excederse en la repetición de unidades que tienen la misma función no es estrategia del Warhammer, sino una tortura. Ya no es lo por lo que estas unidades hacen o puedan hacer, sino que centra el juego totalmente en estas tropas, con lo que el resto de unidades y las funciones tácticas que se exponen en el artículo quedan en un segundo plano. En cambio, por ejemplo, si juego a 2.000 pts y puedo contar con dos unidades de caballería ligera ya me parece un lujo, y tener que protegerlas para que cumplan sus funciones junto al resto de tropas y saber si hay que sacrificarlas en algún momento, un reto.»
Aquí le doy mi respuesta. Si te interesa sigue leyendo.
Quiero dejar muy clara una cosa: Estoy de acuerdo con lo que dice, «ma aquí parlamos de táctica y non de amore». Hay otros compañeros, aquí mismo en cargad y en otros muchos sitios, que hacen magníficos trabajos sobre pintura, con todo tipo de consejos, de informes de batalla y de trasfondo con creación de campañas o listas alternativas o hasta la adaptación de las unidades de todas las ediciones a la sexta edición. Un trabajo impresionante. Un saludo Namaríe.
Pero yo no, yo me dedico a escribir de táctica, mi juego y mi actitud ante el mismo se basa absolutamente en ella. La táctica te lleva a intentar someter el juego del adversario con el tuyo propio. Se trata de obligar al enemigo a mover como tú quieres para al final vencerlo con la maniobra y el diseño del ejército. Evidentemente esto no le gusta al rival, a nadie le gusta verse sometido en su juego. Por eso hay que distinguir claramente a que está jugando tu rival y adaptarte a su juego. Hoy he ganado una partida sin perder una sola miniatura. Mi rival venía a jugar una pachanga y no creo que se haya divertido con mi juego. Yo no debería haber jugado así pero estoy probando cosas nuevas y me ha podido la pasión, pido disculpas.
Eso sí, él también debería saber, y creo que para la próxima lo sabe, el tipo de jugador que soy yo y venir con algo menos hippie y amoroso. Para mí la belleza consiste en que mi plan de batalla salga como yo tengo en la mente y eso casi siempre, y lo veréis cuando explique las tácticas en profundidad implica impedir que el rival desarrolle su juego. Y se impide casi hasta el punto de no dejarle jugar.
Frente a una derrota así el contrario puede tomar dos actitudes: Pensar que vaya perrada que le he puesto (que en sí no ha sido una perrada, lo que es diferente es mi forma de jugar) y conformarse con que ha perdido por eso. O revolverse y decir: A mi no me pasa más y analizar la partida; ver, de verdad, qué ha ocurrido y actuar en consecuencia en el diseño y movimiento del ejército. A mi me han dado muchas, muchas palizas, y agradezco a cada uno de los generales que lo han hecho porque me han motivado a ser mejor jugador.
Cuando voy a jugar una partida, mi primer planteamiento es que no voy a perder. Eso es lo más importante. Luego pienso en si puedo ganar corriendo el menor riesgo posible y si lo es hacerlo como digo sin riesgos. Para mí la belleza es esto, no jugar trasfondísticamente, porque cada cual tiene su trasfondo, y lo que yo hago también está plenamente justificado por él. Las razas élficas no nos podemos permitir bajas porque estamos en extinción. ¿Qué hay más trasfondístico que ganar como lo he hecho hoy?
Entrando ya en la repetición de unidades yo es que no tengo nada en contra de ella: El propio juego con el sistema de unidades básicas, especiales y singulares ya evita el spam (repetición excesiva de unidades)*. Yo como jugador Alto Elfo no puedo meter cinco caballerías ligeras porque son especiales y ese Slot también me sirve para otras unidades que necesito. Por eso mismo tengo que meter pocas y por eso mismo tengo que protegerlas. Y las protejo como oro en paño porque lo son. Las despliego detrás de las pesadas hasta que pasan a campo abierto y para entonces ya les he puesto, en muchos casos, una pantalla de hostigadores (mis exploradores sombríos) para que no reciban fuego. Por cierto, los sombríos también son especiales. A lo sumo voy a poder poner dos ligeras y dos águilas de guerra a 2.000 y eso son cuatro pantallas no más.
*: Nota de Namarie. Espero que DD me perdone este comentario: esta afirmación es correcta en un alto porcentaje pero no el 100%; en general, la distribución de básicas, especiales y singulares evita el spam de unidades de élite. Pero no evita, en algunos casos, el spam de unidades básicas muy buenas. Todos conocemos los «famosos» ejércitos de 13 carros de hombres bestia, o el de nubes de eslizones, o de diez unidades de esqueletos o zombis y cuatro nigromantes e ir añadiendo carne, o el spam de yelmos plateados.
Otra cosa es el jugador en cuyo ejército las pantallas son básicas, pero lo son por algo. Por ejemplo, si juego con orcos meto cinco pantallas de lobos porque tienen animosidad y no me puedo fiar de que fallen el chequeo justo cuando necesito apantallar y por eso pierda la partida. Destino dos o tres pantallas a esta misión si luego saco tres unos seguidos pues el dado esta ahí y mi obligación es modificarlo, pues sé que eso va a pasar una de cada cien partidas.
Los barbaros del caos a caballo son otro ejemplo. Son básicas si son mortales y por tanto demonios y bestias se convierten en especiales. Los lobos de los tumularios son otro ejemplo dada la lentitud del ejército. Meter seis carros o cuatro lanzavirotes para una táctica concreta, si son necesarios, yo no dudo en hacerlo. Y no me perjudican la táctica por meterlos, sino que me la permiten, porque sin ellos no podría hacerla. Yo meto cada unidad con un fin, y ese fin es muy preciso: el objetivo táctico de la partida. Y eso es lo que me permite llevarlo a cabo.
Meter un archimago y tres magos nivel dos en algunas tácticas es que es obligado porque la táctica lo exige y yo no tengo problemas en hacerlo ni en recibirlo. Mi obligación es protegerme de eso y ello implica también belleza táctica: El rival pueden meterme cinco de lobos, y yo espero que lo haga, pues mi obligación es diseñar mi ejército para impedir esa amenaza. Precisamente el enemigo de la maniobra son las pantallas del rival. Toda partida comienza con una guerra de apoyos que implica eliminar los apoyos enemigos para poder usar tu ejército en su total eficacia. Si pierdes esa guerra de apoyos perderás la partida. Yo durante mucho tiempo intenté jugar con cuatro águilas de guerra para tener más pantallas, pero me di cuenta de que por muy al ataque que jugara necesitaba dos lanzavirotes, y arqueros, para acabar con los apoyos rivales e imponer mi juego. Esa es la tarea del general: imponerse tácticamente.
Esto no quita que si encuentras un rival que quiera jugar a otra cosa y tú lo sepas, que hoy yo no lo sabía pues traía una lista alternativa, sepas adaptarte para jugar una pachanga. Pero es que a mí en si mismo las pachangas no me motivan. Esto es igual que el dominó: se puede jugar sin contar pero entonces es un juego absurdo, a mí contar me sale solo.
Que los dados os sean propicios.
Daradriell.
Bueno lo bueno y lo malo es que este hobby es muy amplio.
Tengo amigos que les encantan pintar, otros montar minis, otros escribir trasfondo, otros jugar a competitivo….
A mí lo que me gusta es montar el Belén, poner escenografía chula, ejércitos pintados y un buen trasfondo de la batalla.
Yo no cuento puntos, me da igual. Lo malo es cuando te juntas con otro jugador que le gusta jugar competitivo. Que es totalmente lícito.
Por ejemplo lo de ocupar sectores del campo de batalla para obtener puntos siempre lo he visto un poco así así…no sé que den puntos por tener un puente o algo así vale, pero una esquina del campo de batalla en la que no hay nada….
Pero bueno, esto es la fortaleza de este hobby, cada uno nos gusta una cosa.
«Me suda totalmente la persona con la que he quedado y su experiencia en el rato que hemos quedado. Así que me voy a dedicar a escribir 10 folios para deshumanizarlo y explicarte porque como se siente él me da igual porque tengo problemas»
Namaríe tu puedes ponerme las notas que quieras y si me suspendes volveré a intentarlo en septiembre. Dices que el sistema de básicas, especiales y singulares solo limita el spam de tropas de élite no a así las básicas que algunos ejércitos las tienen muy buenas.
Pero lo que te falta es hacerte el siguiente planteamiento: El creador del juego ha querido limitar las élites y eso esta bien y te gusta. Pero tienes que aceptar que si podía haber hecho lo mismo con las básicas y no lo ha hecho es porque no ha querido. Lo ha hecho deliberadamente.
Si yo tengo un ejército con básicas excelentes debo aprovechar esa cualidad de mi raza. Al rival no le gusta pero el usa la movilidad alto elfa al máximo. ¿Porque yo tengo que limitarme y mi spam es muy malo pero el no debe limitar su movilidad y poder mágico? Cada raza tiene sus pros y sus contra. Capar los pros que ha querido el creador del juego porque repite unidades que para tí son poderosas me parece un completo error
Aecio gracias por tu comentario. Si, evidentemente dentro de este hobby cabemos todos. El problema es cuando juntamos al trasfondístico con su idea particular del trasfondo, su ejército de puta madre pintado y su concepto absurdo de la táctica con otro tipo de jugador que se lo toma más en serio. Pues se produce el desastre. Pero se produce no solo por el táctico sino también por el trasfondístico que tú le empiezas a explicar lo que puede hacer para que lo que él quiere hacer le pueda salir mejor y deja de escucharte porque él está en posesión de la verdad absoluta.
En fin cabemos todos pero lo malo es mezclarnos
Amigo daradriell defiendes con mucha pasión al que llamas «creador del juego» pero el mismo creador se inventó unos hechizos que si salían bien le reventaban la mitad del ejército al rival fuera cuál fuera el nivel táctico de éste, precisamente lo hizo para que te pudieras mezclar con negados de la táctica, nunca fue un fallo del juego, era intencionado por parte de ese creador.
Eso desde luego a los Napoleones a 28 mm y con dragones demás no les ha gustado nunca.