[Trasfondo] Relatos de alianzas I: Es sólo temporal…

¡Muy buenas a todos!

Bienvenidos a esta nueva serie de posts que iré subiendo durante este mes de agosto. En primer lugar permitidme poneros en situación:

El pasado 21 de julio tuvo lugar el primer torneo por parejas (Warhammer Fantasy 6a + MDNR) de la asociación Corredores de Sombras, de la que además formo parte, en Sant Feliu de Llobregat (Barcelona).

En dicho torneo cada pareja de participantes podía enviarnos un trasfondo de sus ejércitos (de 1000pts por jugador) y se animaba a justificar además la alianza escogida (no había restricciones salvo no repetir el mismo ejército).

Fueron bastantes las parejas participantes que se animaron a enviarlo y es por ello que desde ¡Cargad! hemos pensado que sería una buena idea compartirlos (con permiso de sus autores) con todos vosotros para que podáis leerlos durante este mes de agosto ya estéis trabajando o disfrutando de vacaciones.

Tras la introducción y sin más dilación os traigo en este primer post de la serie el trasfondo de la alianza entre los ejércitos imperial y ogro de Joan y Marc Llinàs respectivamente:

Es sólo temporal…

Al menos esto es lo que pensaba Thorsten Bräumhose, capitán de los lansquenetes del Dragón Verde enrolados por uno de los grandes Señores Mercader de Marienburgo, el señor von Hemd, mientras sobrevolaba sus hombres en su pegaso. El endurecido stirlandés había pasado la mayor parte de sus 37 años de vida en el campo de batalla, y había batallado contra todo tipo de ejércitos y criaturas: desde los sanguinarios piratas elfos de negras armaduras y los siniestros enanos con colmillos y armas infernales, a los barbáricos orcos y goblins y los inquietantes lagartos andantes de Lustria. Pero NADA en su larga carrera le había podido preparar para “ellos”. Y por “ellos” se refería a los Trezientogroz de Logrónidaz, un ambicioso nombre para una pandilla de apenas 15 mercenarios ogros provenientes de las ciudades del sur de Tilea y recién contratados por la misma casa la que servía herr Bräumhose. Pero a pesar de ser solamente unos quince más sus mascotas (unos tigres del tamaño de caballos de guerra), los monstruosos gigantones, que encabezaban el pequeño ejército, hacían notar su presencia con suficientes gritos, canciones y estruendo como para hacerse pasar por una fuerza de varios centenares de hombres. Los alabarderos del Dragón, veteranos soldados provenientes de Middenheim, se mantenían a una distancia prudencial de éstos después que 3 de sus hombres resultaran gravemente heridos por beber en exceso junto a los joviales ogros, ya que acabaron perdiendo alguna que otra extremidad dado que entre barril y barril de cerveza el hambre ogruna se incrementa. Solamente su líder, un monstruo incluso entre los ogros llamado Logrónidaz, que cargaba un martillo del tamaño de un caballero acorazado, se movía con mayor serenidad, con su rostro cubierto de heridas rastreando constantemente los alrededores en busca de cualquier pelea. De hecho, su diligencia para la tarea era tal que en dos ocasiones había medio destruido por sí solo una patrulla de hombres de armas bretonianos con un altanero caballero que trató de ganar fama (y solo ganó un hueco en el estómago del ogro, junto a sus 6 hombres y caballos), una caravana de Miraggliano y una aldea bretoniana. Cuando herr Bräumhose trató de sonsacarle por qué había atacado a los mal alimentados campesinos el ogro simplemente se encogió de hombros y farfulló algo así como: “Parezían gnoblarz inuzualmente altoz”, antes se seguir masticando la pierna de un desafortunado “gnoblar”.

Su presencia era un ominoso recuerdo de la importancia de la misión encargada por el señor de la Casa von Hemd: cerrar la posiblemente más poderosa alianza comercial que permitiría un mayor control del comercio marítimo entre Marienburgo y Estalia. Consistía simplemente en conseguir una mayor implicación de la flota de la ciudad portuaria de Bilbali, considerada como una de las más poderosas de Estalia y del sur de Bretonia, para, en colaboración con la armada de Marienburgo, reducir la presión de la piratería de Brionne y así aumentar el flujo de comercio a las dos ciudades. Para tal fin, era necesario fomentar la confianza entre las dos ciudades… y que mejor manera que hacerlo mediante un matrimonio entre una de las familias más antiguas y nobles de Estalia, la Casa de Manso de Jarama, y una de las más ricas e influyentes de Marienburgo, la Casa von Hemd, la hija más joven de la cual se dirigía bajo la escolta del capitán Bräumhose hacia Bilbali a conocer a su futuro marido. El Señor Mercader, sabedor de la importancia de conseguir este tratado y de los sustanciosos beneficios que acarrearían a su casa, no reparó en gastos para asegurar el buen porvenir de la expedición, sobornando a decenas de nobles menores y pagando una enorme suma de dinero en conseguir el permiso de paso por Bretonia… y un colosal Barco Terrestre clase Marienburgo para transportar a su hija. Herr Bräumhose habría preferido ir por mar, un trayecto infinitamente más rápido que por tierra, pero lamentablemente había un gran impedimento para ello: Brionne. Los señores de la ciudad bretoniana, enterados de la alianza, iban a hacer sin duda todo lo necesario para evitar la consumación de semejante trato, y sus numerosos piratas que zarpaban bajo su enseña y patrocinio suponían una amenaza demasiado grande. Por ello se formó de facto un pequeño ejército, encabezado por los brutales ogros de Logrónidaz y las tropas del capitán Thorsten junto al monstruo de madera y vapor.

Una serie de gritos aterrorizados de hombres y caballos provenientes del frente de la columna junto a unos estallidos y una risa gutural y feroz le indicó al capitán que Logrónidaz debía haberse topado con otra patrulla bretoniana. Con un suspiro, Thorsten hizo descender a su pegaso en dirección al bosquecillo de donde provenían los ruidos y donde los árboles caían arrancados uno tras otro. “Es sólo temporal”, se dijo a sí mismo. Un árbol con un caballero bretoniano ensartado por sus ramas pasa volando cerca de él acompañado por las risas de Logrónidaz. Es sólo temporal…

9 comentarios en «[Trasfondo] Relatos de alianzas I: Es sólo temporal…»

  1. Estas pequeñas ideas son las que hacen mejores torneos. Deseando leer al resto de participantes que enviaron sus relatos

  2. Maravillosa iniciativa y maravilloso relato, un trasfondo estupendo para un ejército de torneo. Mi enhorabuena a los Generales!

  3. Pese a que no soy partidario de pedir/dar ventajas por aportar trasfondo, me gusta mucho que sea opcional, y me parece muy original el tema «justifica la alianza». Además, este primer ejemplo me ha encantado 😀

    Cordo

  4. Que casualidad, hoy vi en una papelería por veinte euros esa misma pluma con su tarrito y tinta más recambios y me tentó mucho en comprarlo.

    Referente a los torneos con sus trasfondos es algo genial, algo que nunca debió quitarse porque eso quitaba mucho de la magia del Warhammer.
    Aun recuerdo como había gente que creaban trasfondos con pergaminos y libros simulados como medievales y arcaicos con su letra medieval y sus narraciones e incluso dibujos.
    Incluso algunos hacían trasfondos de una hora arrugada arrancada de cuadros y escrito a toda prisa en boli con apenas un párrafo porque se le olvidó traer un trasfondo para ganar puntos y por ello le dio un punto, xd.
    Por mi parte siempre ponía una hoja de cartulina al estilo de pergamino y con tinta ponía una narración como si fuese una carta militar de novedades o de socorro según la historia.

    Referente a la historia está bastante bien, muy buena. Me has dejado en la intriga de como va a seguir la historia.

  5. Me parece una muy buena idea, como dicen por aquí. Y este relato está muy bien, la verdad. Qué gusto regresar al viejo mundo, por Aenarion…
    Así estaremos, leyendo los demás.
    Un saludo!

  6. Me da que una vez dejen de contratar los ogros tendran que hacer como hicieron con Golgfang; Esperar a que se emborrachen y encasquetarlos a alguien que viene a contratar mercenarios. Estupendo trasfondo

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