Saludos, Señores de la Guerra.
Seguimos analizando los personajes de los Hombres Bestia (tras Gorthor, Malagor y Ghorros) con uno de los héroes más extraños de los Hombres Bestia (y, posiblemente, de todo Warhammer).
Morghur es un Beligor con HA6, indesmoralizable (a no ser que se una a alguna unidad). ¿Para qué, entonces, Indesmoralizable? Lo mejor que se puede hacer con Morghur es dejarlo suelto, pues los proyectiles o hechizos a más de 12″ no le afectan (lo que lo hace prácticamente invulnerable a no ser que alguien se acerce o le pegue en combate… o que haya un Vórtice). En caso de trabarse en combate, las miniaturas enemigas reciben impactos cada turno además de los 3 ataques (que tampoco es que sea la panacea, pero bienvenidos sean).
Sin embargo, la peculiaridad de Morghur es que siempre que haya alguna miniatura amiga cercana (recomendamos Ungors o, mejor aún, perritos) hay un 66% de probabilidades de tener un Engendro del Caos de forma gratuita (matando, eso sí, a la miniatura cercana). Esto quiere decir que, habitualmente, tendremos 3 Engendros «nuevecitos» a medida que avance la batalla (digo 3 porque Morghur no siempre estará cerca de unidades amigas y no siempre estará vivo). Si lo miramos de esta forma, no son 280 puntos que «cuesta» sino 115, un poco más que un Beligor.
¿Vale la pena? Bajo mi punto de vista es un personaje equilibrado; si incluimos a Morghur estamos pagando como Héroes los engendros, y la regla que impide ser dañado a distancia no es siempre útil, y menos con las distancias de carga que hay ahora (no deja de ser un nene de R5 sin salvación de ningún tipo). Así que para partidas pequeñas (2000 o menos) estamos perdiendo puntos bastante interesantes en un «quizá funciona». No es que esté mal, pero tampoco es un personaje indispensable. A partidas grandes, donde podemos tener a Morghur sin sacrificar otro Héroe (como Garralunar o algún Chamán), es una miniatura a la que el enemigo apenas le dedicará atención y puede darle muchos disgustos al situar Engendros «nuevos» en mitad del campo de batalla.
¿Qué opináis?
En mi línea de bordería actual, diré que este personaje es una porquería. Ni su perfil está equilibrado ni sus reglas aportan nada al ejército, más allá de la aleatoriedad que a nadie le gusta. Porque no hablamos de aleatoriedad skavenil, donde algo puede no hacer nada o aniquilar al rival, hablamos de la aleatoriedad de un engendro, una unidad inútil. Y precisamente por lo inútiles que son los engendros, Morghur me parece muy caro.
En la anterior edición tenía un perfil y unas reglas también extrañas, y a un coste más alto, por lo que no se puede decir que éste sea un ejemplo de personaje competitivo. Sin embargo…
A Morghur hay que analizarlo puramente desde su trasfondo, y por eso prefiero el de 6a edición (cuando además su perfil y el de los engendros era más o menos suficiente), porque a todo lo anterior sumaba que los bestigors podían emboscar y tenía una regla especial que hacía que las unidades que huían se reagrupaban automáticamente.
El de ahora es un bicho raro…. y descompensado.
No hablo bien de ningún personaje de las Bestias, pero es que el libro es un despropósito…
Se supone que ÉL es el HOMBRE BESTIA, debería tener más cosillas elaboradas para que concordase con su trasfondo.
@Aira, coincido contigo, es más malo que el sebo. El mío ha ido directo a la caja de restos con la salida del libro de Hombres Burra.
Tan malos son los Engendros?? Por cierto, tienen eso de los impactos por carga como la infantería monstruosa??
Yo juge con el en la anterior edición, y me parecio el peor personaje de todo warhammer en calidad-puntos, un autentico cancer, y en esta edición, es peor todavia.
@Carnivoro: Los engendros no son malos, son lo siguiente. Una unidad que mueve poco y mal y cuya mayor baza, taponar las unidades rivales, es un despropósito con sus 3 heridas de R5 sin nada. Ni regalaos los quiero!
Coget tippex y tapad la entrada del codex donde sale esta cosa.
Aprobecho para rajar un poco de los últimos hombres bestia, no me gusta su nueva imagen, menos bestial y primitiva. Sin pelaje generalizado por el cuerpo y con demasiada armadura y otros toques «tecnológicos» que no les pegan.