Saludos, Señores de la Guerra.
En 1974, un joven Mel Brooks (que luego haría Spaceballs: La loca historia de las galaxias) presenta una película en blanco y negro, completamente «inspirada» en las películas de terror de los años 30, concretamente en Frankenstein (con Boris Karloff como Frankenstein); de hecho se presenta como una «continuación», cuarenta años después, suponiéndose que el protagonista (Gene Wilder) es el nieto del Frankenstein de la película antigua. Hasta los escenarios son los mismos (físicamente; se pidió a Universal utilizar los mismos aparatos). El doctor Frederik va a Transilvania porque ha heredado el castillo de su abuelo (y todo lo demás) y allí comprobará cómo no puede cambiar su destino.
La película es una comedia «fácil», pero no estúpida. Hace muchas referencias a la película anterior, tiene momentos realmente memorables, tiene un Igor (Marty Feldman) absolutamente imperdible (para mí lo mejor de la película) y que en varias ocasiones rompe la cuarta pared, y… Podría seguir así durante horas. El argumento es bueno, el guión es buenísimo (y eso que se lo saltaban constantemente), la actuación de todos los actores es soberbia, y realmente parece ser una película de los años 30. El único «pero» que le encuentro es que muchos escenarios parecen de cartón piedra y que falla el maquillaje del Monstruo, pero me temo que puede ser así a propósito). Otro «pero» es que es una comedia que se aprecia siendo ya «mayor de edad» (yo la vi quizá con 12 y me hizo gracia pero no como cuando la volví a ver con 20).
Si queréis pasar un buenísimo rato, conseguid esta película. Creo que es una obra maestra de la comedia.