Saludos, Señores de la Guerra.
Hoy hablaremos de un tema bastante polémico, y se trata del fanatismo (o, como se le llama ahora, el fenómeno de los Fanboys). Aviso, es un post un poco largo… Y espero que en los comentarios seais respetuosos los unos con los otros 😉
Fanboys de un producto en un mercado, son aquellas personas que están ancladas en una de las múltiples alternativas, y que, sin haber probado las otras, defienden con un fervor religioso su opción y desprecian y humillan a aquellos que no opinan como ellos, llegando a insultar o amenazar. Sí, muchos pensaréis «esto no es verdad, ¿no?», pero la realidad es que sí.
Las posibles causas del fenómeno «fanboy» están en la propia naturaleza del ser humano.
Por un lado, el ser humano teme al cambio. La gente, por regla general, es insegura. Ser inseguro implica que cuando algo lo tienes seguro, te aferras a ello como un clavo ardiendo. «No, no vamos a creer en otro Dios por si el nuestro nos castiga», por ejemplo. Ese miedo al cambio hace que mucha gente ni piense en otras alternativas. Seamos sinceros, el cambio a veces es bueno y a veces no (lo siento pero al que escribió el puto cuento del queso me gustaría verlo en algunas situaciones concretas), a veces es doloroso y a veces plácido; pero no podemos descartarlo por defecto ni insultar a los que han cambiado.
Por otro lado, y relacionado con la inseguridad, a la gente (por regla general) no le gusta reconocer que se ha equivocado, ya que es un símbolo de «debilidad». Y reconocer que (p.e.) otro juego más barato es más divertido que el que te has gastado cientos de euros, hay gente que no se atreve. Yo reconozco que me he equivocado comprando bazofias de juegos para consola por ejemplo, o de miniaturas (léase Transformers, el juego de cartas montable que acaba siendo piedra-papel-tijera… suerte que no me gasté ni diez euros…).
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