Saludos, señores de la guerra.
La salida a la venta del esperadísimo Diablo III ha sacudido la «internetesfera». Que si es bueno, que si es malo… hasta Hackans le ha dedicado un análisis (I,II,III,IV).
Pero… ¿Sabéis qué? Que yo no he jugado al Diablo III, ni tengo intención de hacerlo. De hecho tampoco jugué al Diablo II. Pero sí jugué al Diablo original y a su posterior expansión. Recuerdo las horas y horas de click-click-click matando esqueletos, zombies y demás carne de dungeon. recuerdo al «The Butcher» y los problemas que me dio. Recuerdo preguntarme que hacía la puñetera iglésia con semejantes subsotanos y por qué no se hundía el pueblo si el subsuelo era un puñetero queso grouller.
Pero lo que más y con más cariño recuerdo de Diablo es la música.