Saludos, Señores de la Guerra.
Como suele ocurrir los Miércoles, os presento un nuevo «escenario histórico» para Warhammer. Aunque está pensado para Sexta Edición con MdN, puedes adaptarlo fácilmente para la edición que más te guste (fan o no, incluso otros juegos). Recuerda que los escenarios publicados hasta ahora están en esta página (o, si no recordáis, menú Manuscritos de Nuth, Escenarios).
El escenario de hoy es una adaptación de un escenario que hubo en el libro de Tamurkhan para Octava Edición.
Cruzando el fuego
Enanos del Caos vs Reino del Caos (Mortales), 2510
Situación histórica
La hinchada y podrida figura que era Tamurkhan, montada como siempre sobre Bubebolos, el dragón sapo, se dirigía a enfrentarse al imperio oscuro de Zharr en el cruce del gran río, donde como una daga de obsidiana clavada en los ardientes cielos llenos de humo, se alzaba la Fortaleza Negra de los enanos del Caos.
En la orilla opuesta del río, a lo largo de los terraplenes poco profundos, que eran el único lugar por donde una fuerza tan grande y difícil de dirigir como la horda de Tamurkhan podía cruzar a las Tierras Oscuras en muchas leguas, Lord Drazhoath el Ceniciento, castellano de la Fortaleza Negra había desplegado a su ejército. Aquí las fuerzas de Tamurkhan eran igualadas con fila tras fila de compactos regimientos de figuras envueltas de pies a cabeza en gruesas armaduras ornamentadas cubiertas con escamas de acero forjadas al rojo vivo y ennegrecidas placas de gran grosor; espadas mortales y extrañas armas repletas de adornos golpeando al unísono a un ritmo aterrador contra escudos de bronce. A lo largo de sus posiciones había baterías de artillería que parecían salidas de una pesadilla, cañones mitad demonio y mitad máquina y morteros con una boca abierta espeluznante. En los flancos, grandes turbas de soldados esclavos hobgoblins se encogían y se inquietaban bajo la cruel mirada de sus capataces, preparados para servir de escudo viviente de sangre y hueso a sus insensibles amos. Anciano más allá de lo natural, Drazhoath había calculado mal las probabilidades a su favor. Sin embargo, incluso frente a una derrota cierta, Lord Drazhoath no tenía miedo, pues pertenecía a una raza más obstinada y orgullosa que nadie sobre la faz del mundo, y tal era la carga que debían soportar todos aquellos, incluido él mismo, destinados a guarnecer la Fortaleza Negra, el límite del dominio de los enanos del caos, que debía ser defendido a muerte si era necesario, con el odio contra los enemigos de Zharr-Naggrund siempre latiendo en sus corazones. Aunque la muerte y la destrucción eran inevitables, no deshonraría a los enanos del caos de Zharr ni vendería a bajo precio el legado de Hashut, su Padre en la Oscuridad. Cada cual quizás tuvo en mente al principio otro resultado para el conflicto más allá de la destrucción mutua, pero primero debían tenerse en cuenta tanto el orgullo como los deseos de los Dioses Oscuros. Habría sangre.
Resumen
Los ejércitos de Tamurkhan se enfrentan a los Enanos de Caos de la Legión de Azgorh; los segundos intentan bloquear el avance del ejército del Caos a través de sus tierras.
El campo de batalla
Esta batalla se juega en un tablero de 180x120cm.
Divide el campo en dos con una línea diagonal. Las zonas de despliegue son a 15cm de esa diagonal.
Genera 4 elementos de escenografía en la tabla de Regiones Salvajes y colócalos de forma aleatoria, dos en cada zona de despliegue.
Una vez generada la escenografía aleatoria, el jugador Enano del Caos elige qué lado del campo de batalla se queda. Adicionalmente a los elementos de escenografía, el jugador Enano del Caos puede entonces colocar en su área de despliegue, adicionalmente, una Torre de Vigilancia (o cualquier edificio) en su zona de despliegue y hasta 3 muros o barricadas (siguen las reglas de Muros, con cobertura pesada).
Por último, en el área diagonal, puedes colocar tres elementos circulares de 10cm de diámetro, que serán pequeños géiseres.
Los ejércitos
El jugador del Caos puede elegir un ejército de 3.000 puntos de Reino del Caos: Mortales. Se recomienda usar la lista de Tamurkhan.
El jugador de Enanos del Caos, como defensor, debe conseguir una fuerza de 2.250 puntos como máximo. Se recomienda usar la lista de Legión de Azgorh.
Despliegue
El jugador del Caos despliega primero todo su ejército; luego, el jugador Enano del Caos desplegará el suyo. Esto representa a los defensores preparándose para el avance lento de sus enemigos en las Tierras Oscuras.
Quién va primero
El atacante va primero, es decir los seguidores de Tamurkhan.
Duración
La partida dura seis turnos.
Condiciones de victoria
Se cuentan los puntos habituales por bajas, estandartes, cuadrantes y muerte del General. Adicionalmente, si la Torre de Vigilancia permanece bajo el control de los Enanos del Caos al terminar la batalla, el defensor ganará +500 puntos de victoria.
Usa la tabla de victoria para un tamaño de 2.250 puntos.
Reglas especiales
Géiseres. Los Géiseres son terreno difícil que no impide línea de visión. Cualquier unidad que lo atraviese (aunque sea volando) sufre 1D6 impactos flamígeros de F5.
Torre de Vigilancia. La Torre de Vigilancia sigue las reglas de Torres de cualquier fortaleza (consulta las reglas de Asedio).
Terreno mortal. Las Tierras Oscuras son un lugar inhóspito, lleno de ríos sulfurosos y montes que son algo más que un puñado de ceniza y cráneos. Todos los elementos de escenografía (salvo las barricadas/muros, los géiseres y la torre de vigilancia) se consideran Terreno mortal y, además de sus reglas habituales, cualquier miniatura que mueva a través de (o finalice su fase de movimiento en) uno de esos elementos, sufrirá 2D6 impactos de F2.
Desarrollo histórico
Durante muchas horas, la marea del Caos se estrelló contra el ejército de los fieles de Hashut. Oleada tras oleada avanzaban sobre la delgada línea de los enanos del caos solo para ser derrotados bajo una lluvia de saetas y disparos. Extraños misiles fueron lanzados desde las filas de los enanos del caos cayendo sobre sus enemigos con grandes estruendos como truenos. Guerreros y bestias volaron en pedazos de carne desmenuzada, destrozando el hierro y carbonizando la carne en llamas incluso bajo las negras aguas del Rio de las Ruinas.
Sin embargo, como el océano, el ejército de Tamurkhan era incansable como una gran marea sucia. Cuando un guerrero caía otro ocupaba su lugar y pronto por la acción de tormentas y bestias aladas las vías de suministros del ejército de Zharr empezaron a ser atacadas desde arriba. Hubo una gran matanza en ambos bandos, pero pronto la victoria fue de Tamurkhan y Drazhoath, sus herreros demoníacos y el núcleo de su legión consiguieron retirarse con éxito, cubiertos por una nube de cenizas y sulfuro, hasta la seguridad de la Fortaleza Negra.
Fue Sayl el Infiel, un ser malévolo de lengua viperina corrupto en cuerpo y espíritu, quién fue elegido como emisario por Tamurkhan para llevar su palabra a los enanos del caos, que ahora se escondían en su casi inexpugnable fortaleza; una gran montaña hueca que había sido esculpida en la roca rodeada de pozos de lava donde el magma derretido fluía como el agua a capricho de sus amos. Sayl, que para entonces se había convertido en el líder de facto, a pesar de ser indigno de confianza, de quienes no eran devotos al Señor de la Plaga eran según algunos una elección que distaba de ser sabia, pero desde el punto de vista de Tamurkhan no había nada mejor opción que un peón pendenciero aunque útil y en última instancia prescindible si el Dwai Zharr decidía destruirlo.
Drazhoath escuchó al enviado y descartó la amenaza de Tamurkhan a la Fortaleza Negra como infundada y sin embargo a su alrededor las tierras que había jurado dominar eran azotadas, devastadas por el lobo en sus puertas, una calamidad que sus hermanos en la distante Mingol Zharr Naggrund no olvidarían. Pero las palabras de Sayl habían calado en él y su malvado corazón se aceleraba al pensar en las legendarias riquezas del oeste, de hierro, piedras y joyas, de despojos para esclavizar y de oro, carne y sangre. El ya sabía mucho sobre eso. Durante muchos años nuevas historias habían alcanzado el Imperio Oscuro de los Enanos del Caos que hablaban sobre la magia de batalla y los ingenios bélicos que habían surgido en los dominios de los humanos del oeste, ya fuese de boca de los señores de caravanas que buscasen algún favor o de confesiones arrancadas bajo tortura de cautivos y esclavos recién comprados.
Drazhoath no tenía duda de que las creaciones puramente humanas eran inferiores al arte de los herreros demoníacos de Zharr, pero aun así serían una proeza digna de ser examinada. Si lideraba una expedición y su legión se alzaba con la victoria frente a los humanos del oeste haciéndose con sus secretos, entonces su estrella se elevaría de nuevo entre el tenebroso sacerdocio de Hashut, algo que bastaba para avivar las llamas de la gloria por venir en el pecho frío y rencoroso de Hashut. No obstante el Señor de la Fortaleza Negra se mantuvo prudente y no se dejó convencer por los razonamientos del siniestro hechicero del caos. Drazhoath dejaría que la negociación fuera ardua y dura hasta que finalmente se sellara un pacto, en el que los Enanos del Caos ayudarían a Tamurkhan a conquistar el Imperio.
Jugando con otros ejércitos
Puedes sustituir cualquiera de las dos facciones por otro ejército: pielesverdes contra enanos, skavens contra condes vampiro…
Si cambiáis la Torre por algún elemento de escenografía que recuerde a un templo puede ser utilizada para este escenario la lista de la «Guardia del zigurat» que nombras habitualmente en la sección de listas alternativas. Como lo veriáis?
Fantástico!
Muy evocador…. Me encantaría leer el libro de Tamurkhan.
Muchas gracias Namarie
@Hierof, pues creo que es muy sencillo hacer esa adaptación y poder usar la Guardia del Zigurat. Piensa no obstante que en el escenario original ya venía una torre.
@Namarie. No proponía una sustitución, sino más bien una opción B. Así salen dos escenarios, uno basado en algo «histórico» y otro inventado.