Fíjate bien en este punto del espacio. Fíjate bien porque lo que vas a ver es algo irrepetible. ¿Ves es diminuto punto?
Acércate. Acércate más. No es un mundo plano que está sobre cuatro elefantes que están sobre una tortuga que nada por el espacio. Pero podría. Sin embargo, es la Tierra.
Y un hombre con sombrero espera pacientemente. Lleva ocho largos años sabiendo que este momento llegaría. Ocho años durante los cuales no ha dejado de trabajar, de escribir, de crear. Ocho años durante los cuales ha visto sus capacidades mermadas poco a poco por el Alzheimer.
– AL FIN, SIR TERRY, DEBEMOS CAMINAR JUNTOS- dice una voz de ultratumba.
El caballero se levanta tranquilamente y coge su sombrero. Agarra el brazo de su alto acompañante, y caminan juntos.
– Es curioso -dice- mi mente vuelve a la agudeza de antaño.
– ES UN TEMA FÍSICO- le responde- Y LO FÍSICO QUEDA ATRÁS.
Terry sigue a la Muerte a través de las puertas y al negro desierto bajo la noche sin fin.
– El fin- dice Terry.
-A PARTIR DE AQUÍ NO DEPENDE DE MI -responde Muerte -PERO ALGO SE ACERCA…
Una estela cruza el firmamento, y en un estallido de luz azul, Sir Terry Pratchett desaparece, con una última frase que queda cortada «Vaya orejas tiene usted ahí, señor…»
Y la Muerte echa de menos, por primera vez, no tener glándulas que le permitan derramar una lágrima…