[Juego] La Batalla de la Maisontaal

¡Saludos Estrategos!

Vuelvo de nuevo a vosotros para presentaros un grandioso Informe de Batalla… Nada más i nada menos que la famosa Batalla por la Abadía de la Maisontaal.

La primera aparición conocida de este famoso escenario se remonta a la Citadel Journal de primavera de 1986. En ese número se presentaba en sociedad una «nueva raza del Caos» llamada… ¡Skavens!. Sí señor, nos encontramos ante el nacimiento de mi raza favorita de Warhammer. En dicha revista encontramos un escenario escrito por Rick Priestley llamado «Terror del Maestro Liche» que incluye un recortable para contruir una Abadía, que recuerda mucho a la Maisontaal.

La siguiente aparición de este escenario la encontramos en la WD inglesa número 237 en 1999, como complemento a la salida del Libro de ejército de Condes Vampiro de quinta edición. Dicho artículo fue escrito por Alessio Cavatore al inicio de su carrera en GW.

Finalmente en Marzo de 2002 Alessio se presentó voluntario para adaptar lo a sexta edición, ayudado por Anthony Reynolds. Pidieron a Paul Rudge que construyera un elemento de escenografía especial que representara la Maisontaal y presentaron este evocador escenario en una White Dwarf. Podeis consultarlo AQUÍ.

Yo compré esa WD en 2002. La compré, la leí y caí inmediatamente preso de su encanto. Se trataba de un escenario de proporciones titánicas, con nada menos que 3 facciones enfrentadas en un todos contra todos sin cuartel, a 3000 puntos por bando y con personajes especiales de la talla de Heinrich Khemmler o Throt el Inmundo. Durante años he soñado con poder jugarla. He coleccionado skavens de forma incansable y finalmente el pasado Diciembre, cuando Nama sometió a votación a qué ejército iba a dedicar sus esfuerzos este 2019, vi mi oportunidad e intenté influir descaradamente en la elección prometiendo a los lectores un Informe de Batalla si votaban por Bretonia. ¡Y lo conseguí!

Pero la Real Live TM es muy cabrona, y precisamente este año se han interpuesto grandes inconvenientes entre Nama y su mesa de pintura. Así que yo ya me temía que no iba a poder jugarlo nunca… Hasta que aparecieron dos desconocidos en el Chat de MdNR en Barcelona, precisamente en busca de un tercer jugador para el escenario. ¡No me lo podía creer!. Inmediatamente me puse en contacto con ellos y organizamos la batalla que me dispongo a relataros.

Dejadme advertiros llegados a este punto que lo que encontrareis a continuación es el Informe de Batalla más completo y largo que he hecho nunca. Puede resultar algo pesado de leer, así que os recomiendo que busquéis el momento adecuado para hacerlo, os agenciéis una cerveza o un refresco y acomodéis vuestras posaderas en un mullido sofá. Avisados estáis. Ah, y como siempre, si queréis ver una foto o diagrama en grande, clickad encima.

Mis rivales para esta batalla son Enric y Ferrús, ambos antiguos jugadores de Warhammer, coleccionistas acérrimos y grandes jugadores de KoW en Barcelona. Enric liderará las fuerzas Bretonianas con Tancred II a la cabeza y Ferrús se hará cargo de las hordas No Muertas de Khemmler. Ambos conocen Warhammer y otros juegos, aunque quizá Ferrús sea un poco más novato ya que será su segunda partida con Condes Vampiro.

Nos dimos una semana para preparar nuestras respectivas listas, así que me puse a pensar en serio. Me leí el escenario y vi con horror que, al contrario de lo que recordaba, la victoria no sería para aquel que tuviera más tropas en el interior de la Abadía al final del sexto turno, si no que cada jugador iba a ir anotando los puntos de las unidades a las que destruía (solamente las destruidas, no las que abandonaran el tablero por pánico, por ejemplo) y ganaría el que al final del sexto turno sumara más bajas.¿Quéeeeeee?. ¡Pero qué me dicen! Pero si yo llevo skavens, oiga, que si que es verdad que son muchos, pero que no derrotan en combate ni a la Madre Teresa de Calcuta.

Seguí leyendo y encontré la solución un poco más adelante. El bando que al final de la partida tuviera más Potencia de Unidad dentro del recinto amurallado se llevaría 500 puntos adicionales. Bueno…. no era mucho, pero quizá sí suficiente. Un plan maléfico empezó a tomar forma en mi mente…

Skavens

General: Mathy

Los skavens jugamos a 3000 puntos y estamos obligados a incluir a Throt el Inmundo y a un Vidente Gris genérico llamado Roecondenas. No estaba mal para empezar. Pero lo que me preocupaba de verdad eran los Bretonianos. Tienen tropas extremadamente rápidas y muy pegonas, y no creo que los skavens tengamos ninguna tropa que esté a la altura en un combate limpio. Así que empecé a buscar trucos sucios para enfrentarme a ellos en mi terreno.

Mi zona de despliegue es enorme. Va de un lado a otro de la Abadía y no permite que mis tropas se apoyen unas en otras de forma eficiente. Y si a eso le sumas que, soy el que empieza más cerca del objetivo, es muy posible que, si no voy con cuidado, me encuentre luchando muy pronto un 2 contra 1 que no me favorecería en absoluto.

Para evitar eso, he decidido dividir mi ejército en 3 partes. La de la izquierda, absolutamente prescindible, se encargará de frenar todo lo posible a los Bretonianos que vengan a por mi. A esa misión enviaré a mis esclavos (geniales para morir por la causa porque apenas valen nada y no provocan pánico), mis Jezzail (por que cada caballero muerto va a ser un dolor de muelas para mi rival) y una unidad de Monges de Plaga con un Sacerdote con la habitual combinación de Brazaletes del Poder y Espada Pútrida (siempre ataca primero y quizá Fuerza 8). Una de las pocas tropas en las que confío para acabar con la caballería enemiga. Auxiliados por unos Portadores de Incensario y unos Lanzadores de Viento Envenenado, deberían bastar para acojonar a mi rival.

La parte central tendría una misión: Ocupar la Maisontaal. Tenía que abrumar en número a mis rivales, colocando de inicio tantas ratas dentro del recinto que por muchas que me mataran luego yo siguiera ganando. Pero claro, para hacerlo debía acabar con los monges que la custodiaban y ese Abad hechicero. Así que para contrarrestarlo asigné la tarea a mis Guerreros de Clan, una unidad con Throt y otra con Roecondenas y un Asesino preparado para «defenderlo». Los seguiría mi Ingeniero Brujo al mando de otra unidad de Esclavos y los precederían dos unidades de Corredores de Sombras que explorarían el terreno y se llevarían lo peor del contraataque humano.

El flanco derecho sería para las monstruosidades del Clan Moulder al completo. En el extremo puse a las Ratas Gigantes. A su lado puse las Ratas Ogro y detrás de estas unidades puse a las Hordas de Ratas. Finalmente, cerca de Throt, puse la Abominación del Pozo Infernal. Mi plan era el siguiente: La Abominación y las Hordas de Ratas eran muy difíciles de mover. La primera es tozuda y causa terror y las segundas inmunes a desmoralización. Entre ambas unidades intentaría dificultar al máximo la entrada a la Abadia por parte de las tropas No Muertas. Lo que comunmente se conoce como «poner el autobus», solo que en este caso lo que iba a poner era un monstruo informe y hambriento.

Era consciente de que este plan planteaba muchos retos. Al separar tanto mis tropas iba a estar en inferioridad en los flancos. Y encima este escenario tenía unas reglas particulares para el combate y la magia y yo no las dominaba suficiente para estar seguro de nada. Solamente me quedaba rezarle un poco a la Gran Rata Cornuda y esperar lo mejor.

Mi lista de ejército era la siguiente:

  • T Señor del Clan Moulder, Throt el Inmundo.285 points
  • R Vidente Gris, Roecondenas.Ojo de la Rata Cornuda. Amuleto de Piedra Bruja. Pergamino de Dispersión.310 points
  • I Ingeniero Brujo.Condensador. Acumulador. Arma. Espíritu de las Tormentas. Pergamino de Dispersión.135 points
  • S Sacerdote de Plaga.Espada Pútrida. Brazaletes del Poder.120 points
  • A Asesino.Espada Supurante.150 points
  • GCT 23 Guerreros de Clan.Grupo de mando completo. Van con Throt y la Picadora.140 points
  • P Grupo de Apoyo, Picadora de la Condenación.40 points
  • GCR 24 Guerreros de Clan.Grupo de mando completo. Van con Roecondenas y la Amerratadora.145 points
  • M Grupo de Apoyo, Amerratadora.60 points
  • Esc 20 Esclavos.40 points
  • EMI 21 Esclavos.Músico. Van con el Ingeniero.46 points
  • RG 21 Ratas Gigantes.18 Ratas y 3 Señores de las Bestias.90 points
  • CS1 5 Corredores de Sombras.Estrellas Arrojadizas.35 points
  • CS2 5 Corredores de Sombras.Estrellas Arrojadizas.35 points
  • HdR 4 Hordas de Ratas.180 points
  • L 6 Lanzadores de Viento Envenenado.60 points
  • E 6 Acechantes Nocturnos.Armas de mano envenenadas. Excavadores.102 points
  • MdP 19 Monjes de Plaga.Grupo de mando completo. Estandarte del Odio.202 points
  • RO 4 Ratas Ogro.4 Ratas y 4 Señores de las Bestias.200 points
  • J 7 Mosquetes Jezzail.140 points
  • X 5 Portadores de Incensario de Plaga.85 points
  • CdD Cañón de Disformidad.100 points
  • Abo Abominación del Pozo Infernal300 points
  • Total: 3000 puntos

Bretonia

General: Enric

Enric tenía otro plan para sus tropas. De inicio intentaría evitar el combate dentro de la Abadía lo máximo posible mientras llegaban sus refuerzos, que dividiría para enfrentarse a todas las amenazas. Su idea era llegar a entrar en el recinto con sus tropas por ambos lados y eliminar toda resistencia con abrumadoras cargas de caballería.

Su ejército era el siguiente:

  • T Señor Bretoniano. , Tancred, Duque de Quenelles.General.275 points
  • B Hechicero del Saber de las Bestias N4. , Bagrian, el Abad.
  • Pb Paladín.Portaestandarte de Batalla. Gran Yelmo de Gromril. Armadura pesada. Corcel con barda. Lanza de Caballería.108 points
  • D1 Damisela.Hechicera nivel 2. Espejo de Plata. Corcel de guerra con barda.159 points
  • D2 Damisela.Hechicera nivel 2. Caliz de Malfleur. Corcel de guerra con barda.139 points
  • PPg Paladín en Pegaso.Armadura pesada. Escudo Hechizado. Lanza del Dragón. Virtud de la Disciplina.155 points
  • Pa Paladín.Mangual de Fracasse. Mechón de Isolde. Armadura pesada. Corcel con barda. Escudo.126 points
  • Nov1 5 Caballeros Noveles.Músico.107 points
  • Nov2 5 Caballeros Noveles.Músico.107 points
  • RDP 9 Caballeros del Reino.Unidad con Héroe, Porta y Damisela. Músico.152 points
  • RDT 9 Caballeros del Reino.Unidad con Tancred y Damisela. Músico. Estandarte de Guerra.217 points
  • CR1 5 Caballeros del Reino.Músico.128 points
  • CR2 5 Caballeros del Reino.Músico.128 points
  • MM 20 Hombres de Armas. Monjes de la Maisontaal.Grupo de mando completo. Escudos.127 points
  • Cz 12 Guardabosques de la Maisontaal. , Cazadores. Músico.89 points
  • CA 6 Caballeros Andantes.Grupo de mando completo. Estandarte de la Defensa.225 points
  • CP 4 Caballeros de Pegaso.Grupo de mando completo.250 points
  • HAC1 5 Hombres de Armas a Caballo.Músico. Arco. Lanza y Escudo.87 points
  • HAC2 5 Hombres de Armas a Caballo.Músico. Arco. Lanza y Escudo.87 points
  • HAC3 5 Hombres de Armas a Caballo.Músico. Arco. Lanza y Escudo.87 points
  • CGr 5 Caballeros del Grial.Grupo de mando completo. Estandarte del Crepúsculo.245 points
  • Total: 2998 puntos

Nigromantes

General: Ferrús

Ferrús, en cambio iba a ir lento pero seguro. Con un ejército de infantería y un dominio sin igual en la fase de magia, dedicaría una unidad de Caballeros Negros a eliminar a los skavens que se interpusieran en su camino mientras que su unidad de Tumularios con Krell y el Porta de Batalla abrían una brecha en las defensas de la Maisontaal por la que se colarían hordas ingentes de muertos.

Su ejército era el siguiente:

  • H Gran Nigromante N4 , Heinrich Kemmler.450 points
  • M Maestro Nigromante.N3. Espada Funeraria. Cota Desolladora. Gema Vampírica.275 points
  • K Señor Tumulario, Krell.215 points
  • P Señor Tumulario.Portaestandarte de Batalla. Estandarte de los Lamentos. Armadura pesada.129 points
  • N Nigromante.N1. Pergamino de Dispersión (x2).115 points
  • GEA 20 Guerreros Esqueleto.Grupo de mando completo. Escudos.205 points
  • GEL 20 Guerreros Esqueleto.Grupo de mando completo. Escudos. Lanzas.225 points
  • Z1 20 Zombis.80 points
  • Z2 19 Zombis.76 points
  • CC Carro de Cadáveres.130 points
  • GdT 20 Guardia de los Túmulos.Grupo de mando completo. Escudos. Estandarte de los Túmulos.315 points
  • CN 10 Caballeros Negros.Grupo de mando completo. Estandarte de la Legión no-muerta.295 points
  • HE 2 Huestes Espectrales.120 points
  • LE 6 Lobos Espectrales.54 points
  • MV 3 Murciélagos Vampiro.54 points
  • Var Varghulf.260 points
  • Total: 2998 points

Para jugar esta partidaza en condiciones nos hicimos con el control de una enorme mesa que hay en el Club Alpha Ares. Jugaríamos en un tablero un 50% mayor de lo habitual, en este caso de 270x180cm. Esta escala presentaba la ventaja de que nos permitía trasladar de forma sencilla las medidas del escenario original. y aunque es cierto que empezar más lejos podía ser un handicap (especialmente para los no muertos), intentamos minimizar dicha desventaja ampliando correspondientemente las zonas de despliegue y haciendo el patio de la Abadía realmente grande.

A parte del recinto en mal estado, en el tablero había dos colinas (la del sur con un bosque encima), un bosque, unos matojos y un par de formaciones rocosas. Poca cosa. No queríamos restar protagonismo al elemento central, que constaba del propio edificio de la Abadía y un par de huertos, rodeado por un muro derruido en varios de sus lados. Si os fijáis bien, veréis que colocamos el recinto de la Maisontaal un poco descentrado. Fue un error. No sabéis como despista montar una mesa tan grande. El pobre Nigromante debería caminar un poco más para llegar a ella…

Despliegue

Este escenario reproduce una famosa batalla en la que se enfrentaron tres ejércitos en el año 2491 calendario de Taal. En una Abadía medio en ruinas cerca de la frontera entre Bretonia y el Imperio, unos monjes custodiaban un objeto de poder llamado el Arca Negra. Una impía alianza de skavens liderados por Throt el Inmundo y no muertos liderados por Heinrich Kemmler codiciaban dicho objeto y se conjuraron para atacar el sagrado recinto. Cerca de allí, el Duque Tancred estaba al mando de su ejército. Gracias a la Dama, Bagrian, el Abad de la Maisontaal, se le apareció en un sueño pidiendo auxilio. Las fuerzas Bretonianas hubieran llegado irremediablemente tarde si la naturaleza maligna y traicionera de sus atacantes no se hubiera manifestado en el momento en que cayeron los muros exteriores. Los skavens apuntaron sus lanzallamas contra las incontables hordas de Zombis controladas por Kemmler y el caos se adueñó de los terrenos de la Maisontaal…

Así se inicia la batalla. Primero despliegan las fuerzas de no muertos y skavens (como no especifica, lo hicimos a la vez, sin mirarnos). Luego despliegan los Bretonianos sus dos unidades de infantería dentro de la Abadía junto al abad Bagrian y empiezan el primer turno apareciendo por la esquina superior oeste del campo de batalla con todas las tropas de refuerzo que deben ser exclusivamente unidades de caballería.

Tal y como planeé, yo desplegué un núcleo central con muchas tropas para ocupar la enorme estructura de la Maisontaal, mientras que coloqué en mi flanco izquierdo una unidad de esclavos y otra de Monjes de Plaga para entretener a los Caballeros.

Las unidades del Clan Moulder fueron desplegadas en mi flanco derecho para dificultar la entrada de los Muertos Vivientes en la Abadía.

Mi Vidente Gris conocía los hechizos Salto Fugaz, Oleada de Ratas, Rayo de Disformidad y Locura Asesina. Mi ingeniero, como siempre, podía lanzar el Rayo de Disformidad gracias a su Arma de Piedra Bruja.

Enric desplegó al Abad al mando de la unidad de Monjes y colocó ambas unidades lo más alejadas de los skavens que pudo. El Abad de la Maisontaal conocía los hechizos El Toro se Fortalece, La Furia del Oso, El Festín del Cuervo y La Bestia se Acobarda. Una Profetisa conocía La Señora del Río y el Padre de las Espinas y la otra El Padre de las Espinas y el Señor del Bosque.

Ferrús por su parte, colocó su infantería en primera línea mientras encaraba hacia mi sus unidades más rápidas y alejaba de mi despliegue sus unidades voladoras.

Kemmler y su escolta de esqueletos se colocaron en segunda fila por protección y Krell y sus tumularios empezaron la partida un poco escorados al norte.

Kemmler se estudió para la batalla todos los hechizos nigrománticos excepto Mano de Polvo, que desechó. El Nigromante de nivel 3 conocía Invocación de Neheck, La Maldición de los Años y Vigor Antinatural. El Nigromante de nivel 1 conocía la Invocación de Neheck.

Y así empezó la Batalla de la Abadía de la Maisontaal…

Turno 1 – Bretonia

Al alba, mira al este…

Los Bretonianos aparecieron en el tablero como un tsunami, unidad tras unidad de caballería entró en el campo de batalla a lomos de sus corceles, las caras contraídas por un acerado rictus de determinación.

La llegada de los refuerzos Bretonianos inicia la batalla de la Maisontaal

El Duque Tancred II, al mando de una enorme unidad de Caballeros del Reino, se giró e indicó a la Profetisa de la Dama que lo acompañaba que se fijara en la unidad de ratas con rifles que se cobijaban en la cima de una colina a lo lejos. Sin perder tiempo la maga invocó los poderes concedidos por la Dama del Lago e imploró su ayuda con su mente. Una imagen de unos árboles cercanos se empezó a formar en su cabeza cuando de repente su concentración se vio truncada por una terrorífica imagen de una enorme rata en descomposición. Parece que esos malditos roedores habían traído alguna especie de brujo a la batalla…

Los Caballeros de Pegaso se dirigen a toda velocidad hacia el sur para rodear la Abadía y enfrentarse a los skaven que la tienen cercada.

Por último, el Abad Bagrian intentó adoptar la forma de un terrible oso gigante para defender la Abadía, pero Kemmler se interpuso y dispersó su débil intento de tranfiguración con un chasquido de sus fríos dedos muertos.

La unidad de Cazadores, temiendo por sus vidas, apuntó a los Lobos de las huestes no muertas y abatió a uno de ellos.

Y así pasamos al primer turno No Muerto…

Turno 1 – Nigromantes

Las tropas no muertas lideradas por Heinrich Kemmler iniciaron su tembloroso avance hacia la Abadía de la Maisontaal. En el flanco sur, los Caballeros Negros se separaron de la marea sin vida y ordenaron a sus monturas rodear un gran peñón que los separaba de las tropas skavens.

Los temibles Caballeros Negros fijan su mirada en los traidores skaven

Tanto el Varghulf como los Murciélagos Vampiro sobrevolaron la posición de Krell, mientras que en el flanco norte, los lamentos de las Huestes Espectrales se acercaban cada vez más a una enorme colina.

El aprendiz de Nigromante intentó aumentar las filas de los muertos pero la voluntad de Roecondenas logró que fracasara en el intento. Luego llegó el turno del Maestro Nigromante pero ante la aterradora posibilidad de que las hordas de Kemmler se volvieran inconmensurables, una Profetisa de la Dama bebió un sorbo de una ornamentada copa que llevaba consigo y gracias a eso logró dispersar la magia nigromántica. El Portaestandarte de Batalla Bretoniano sintió una punzada de orgullo en su corazón al ver como su compañera había repelido los poderes de la oscuridad, pero la sonrisa se le heló en la cara cuando vio correr un hilo de sangre entre la comisura de los labios de la hechicera y comprendió que el artefacto que portaba era sin duda el temible Cáliz de Malfleur, un poderoso artefacto de peligroso manejo. En ese momento quiso rezar a la Dama por la suerte de su compañera, pero ante la visión de tantísimos enemigos apenas logró murmurar nada.

Desde su posición en la retaguardia, el mismísimo Kemmler decidió tomar cartas en el asunto y con una simple palabra arcana 10 zombis salieron de la sagrada tierra Bretoniana para unirse a las filas de la unidad central. Implacable, Kemmler insistió de nuevo, pero su anterior intento había acabado con los restos mortales de la zona.

En unos instantes Kemmler aumentará peligrosamente el número de Zombis

Sin nada más que hacer, Ferrús me pasó el turno.

Turno 1 – Skavens

No hay que ser un gran conocedor del trasfondo de Warhammer para saber que las ratas son extremadamente traicioneras. En esta batalla en concreto, la historia nos cuenta que fueron los skavens a las ordenes de Throt quienes, tras pasar un dia entero asediando a los pobres monjes de la Maisontaal (por eso faltan tantos muros), al amanecer del día de la batalla final giraron sus Lanzallamas de Disformidad y abrieron fuego sobre el Gran Nigromante y sus tropas, con las que se suponía que se habían aliado para la ocasión.

Lo que quizá no sepa tanta gente es que, al contrario que otras razas donde el honor y la palabra dada significan algo, entre los propios líderes skaven las luchas son tan frecuentes, que muchos eruditos creen que ése es el único motivo por el cual esta maldita raza no ha logrado todavía conquistar el mundo.

Y esta no iba a ser una excepción…

El Vidente Gris Roecondenas notaba la presencia de la gran reserva de Piedra Bruja que ese loco hechicero humano había logrado robar de las cámaras secretas del Consejo de los Trece. El Consejo en pleno les había encomendado a Throt y a él mismo la recuperación inmediata de ese insustituible pedazo de Morrisleb, pero él no estaba dispuesto a compartir la recompensa prometida con nadie. Roecondenas tenía un plan. Dejaría que ese bruto sin cerebro de Throt se adelantara y luego le hechizaría para que luchara sin descanso mientras él, ayudado por las tropas del clan Skyre que habían sido puestas bajo su mando, recuperaba el tesoro y volvía a Plagaskaven. Sencillo, efectivo y sangriento… Un plan perfecto.

Así que el primer turno Skaven se inició con la Abominación avanzando vigorosamente hacia la entrada que quería usar Kemmler, mientras las Ratas Gigantes se colocaban estratégicamente para proteger el flanco de los peligrosos Caballeros Negros.

Las tropas de confianza de Throt se ocuparán del flanco derecho

En el flanco oeste, las tropas asignadas a su protección se movieron ligeramente ante el avance Bretoniano. Y finalmente los Corredores de Sombras entraron a explorar el terreno tras los derruidos muros, seguidos por varias unidades de infantería.

Los Corredores de Sombras son los primeros en detectar a los temerosos defensores Bretonianos

En la fase de magia, Roecondenas practicó un poco con el hechizo Locura Asesina sobre las Ratas Ogro, pero Kemmler muy atento lo dispersó.

Al final del primer turno, los skavens ya tenían tropas dentro de la Maisontaal. Las cosas se iba a poner muy feas en muy poco tiempo…

Final del turno 1 desde la perspectiva de Ferrús

Turno 2 – Bretonia

El segundo turno de Bretonia empezó con todas sus unidades de caballería al galope. Enric dividió su ejército en dos partes. La más pequeña, liderada por los Caballeros del Reino con ambos Paladines y una Profetisa, estaba constituida por un segundo Paladín en Pegaso, los Caballeros en Pegaso, una unidad de Hombres de Armas a Caballo y una de Noveles.

La infantería skaven se prepara para retrasar el avance Bretoniano

El resto de su caballería la encaró hacia el este, en parte para apoyar rápidamente a los Monjes de la Abadía contra los Skavens y en parte para parar en seco a los no muertos de Kemmler.

El grueso de las reservas rodean la Maisontaal por el norte

La unidad de Monjes, tras escuchar la llegada de los refuerzos, avanzó su posición mientras que los Cazadores se resguardaban tras uno de los pocos muros que quedaban en pie.

En la fase de magia el viejo abad Bagrian dedujo que las defensas de Kemmler serían formidables, así que se cerró los ojos y mandó un mensaje a sus hermanas Profetisas: «Concentraos en las alimañas…». Bagrain canalizó el viento de Ghur propio de su especialidad hacia los Corredores de Sombras y de repente una bandada de cuervos translúcidos apareció en el cielo y se lanzó en picado a por ellos. En unos instantes 4 de los 5 integrantes del pelotón yacían incapacitados o muertos en el suelo del jardín. «Eso por pisotearme la hierba», pensó el Abad. Por suerte para mi, el último integrante vivo de la unidad tenía muy cerca a Throt y su temible Atrapacosas, y no se atrevió a huir.

El Festín de Cuervos lanzado por Bagrian elimina a 4 de los 5 Corredores de Sombras

La Profetisa que cabalgaba cerca del Duque Tancred buscó con su mente un objetivo y pronto llamó su atención la figura horrible y mutada de Throt. Concentrándose en la hiedra que cubría las murallas derruidas del recinto sagrado, consiguió que varias de ellas adquirieran vida propia y estrangularan a dos Guerreros del clan Moulder frente a sus aterrorizados compañeros.

Throt lanzó una mirada de desprecio a Roecondenas, retándolo a que siguiera dejando que esas malditas hechiceras diezmaran a sus hombres. Asustado, Roealmas se concentró ligeramente y dispersó los intentos de la misma Profetisa de lanzar Señor del Bosque cerca de los Jezzails.

Viendo que la atención de Throt volvía a la batalla, Roecondenas dejó pasar el siguiente hechizo, otro Padre de las Espinas, esta vez dirigido a los Esclavos del flanco oeste. Un par de ellos fueron arrastrados por la fuerza al bosque cercano, del que ya nunca saldrían.

Muy satisfecho con su fase de magia, Enric pasó el turno a Ferrús y sus no muertos.

Al final del segundo turno Bretoniano, este era el panorama frente a los Skavens

Turno 2 – Nigromantes

El segundo turno de los muertos andantes pasó principalmente…. pues eso… andando.

El ejército cada vez más numeroso de Kemmler se acercaba infatigable a la Abadía y sus unidades auxiliares tomaban la delantera allá donde podían siguiendo el plan maestro de su amo Nigromante.

Al sur, los Caballeros Negros avanzaron para amenazar el flanco skaven, apoyados de lejos por los Lobos Espectrales. Al norte, las Huestes Espectrales, los Zombis y los Tumularios seguían la estela de los Murciélagos Vampiro, mientras la infantería del centro se tomaba las cosas con la calma propia de los cementerios. El Varghulf descendió cerca del muro que defendían los Cazadores, que rezaron a Taal para que la bestia no se fijara en ellos.

En la fase de magia, pese a los intentos tanto de Roecondenas como de Bagrian, Ferrús consiguió colarnos una increíble cantidad de Invocaciones de Neheck con las que aumentó las unidades de Zombis y Esqueletos. La superioridad mágica de Kemmler se puso de manifiesto de forma indiscutible. La Profetisa herida se jugó la vida bebiendo de su copa mágica, pero ni con esa ayuda logramos contener la marea.

Ferrús nos pasó el turno, contento con el suyo. Y ¿cómo no iba a estarlo? ahora los preocupados éramos nosotros…

Turno 2 – Skavens

Los skavens iniciamos nuestro segundo turno con la certeza de que este escenario está mal… ¡Muy mal! Sí, es cierto que empezamos escandalosamente cerca del objetivo central por lo que somos los primeros en invadir la Maisontaal sin problemas. Pero… ¿A qué precio?

Mi línea de batalla era terriblemente extensa. Por el oeste, mis tropas estaban a punto de entrar en combate nada menos que contra Bretonianos a la carga. Por el este, mis tropas esquivaban como podían a los Caballeros Negros mientras intentaban llevar a cabo el plan del «autobús», lo que implicaría sin lugar a dudas más combates. En el centro, los Monjes de Taal se defenderían como ratas acorraladas… también contra mis tropas (las auténticas ratas, evidentemente).

Y mientras tanto, los Bretonianos se encontraban a kilómetros de los No Muertos. Qué digo a kilómetros…¡A millas! ¡A leguas! ¡En la otra jodida punta de la mesa! Si no tenía cuidado me iba a encontrar muy pronto con que ambos rivales se unirían contra mi… Y eso significaría una muerte rápida y dolorosa.

Al inicio del segundo turno skaven, las tropas Bretonianas se encontraban demasiado cerca para la comodidad de las ratas

Al inicio de turno chequeé a ver si los Excavadores salían, pero no hubo suerte. Casi mejor. No sería mala idea avanzar con cautela, al menos en los terrenos de la Abadía. Parecía el único enfrentamiento en el que yo podía dirigir los tiempos, y decidí aplazarlo lo máximo posible, a ver si conseguía engañar a mis rivales pareciendo indeciso. Nunca hay que perder la esperanza de ganar la batalla dando pena a tus rivales…

Mantuve la posición en el flanco izquierdo mientras en el lado opuesto de la mesa mis Ratas Ogro intercambiaban su posición con la Abominación para amenazar a los Cazadores mientras el monstruo les cubría las espaldas. Por el centro mis unidades de infantería se abrieron paso por los derruidos muros reclamando ese sagrado suelo en nombre de la Gran Rata Cornuda. Un apunte especial para la unidad completa de Corredores de Sombras que, tras registrar el edificio, se apalancó en los balcones para ver el espectáculo y por el Corredor superviviente que, preso de un miedo atroz, se colocó de espaldas al muro que quedaba entre las puertas y el derrumbe por el que entraba Roecondenas.

En la fase de magia, El Vidente Gris y su lacayo del clan Skyre intentaron lanzar varios rayos de Disformidad sobre la unidad de Monjes. El primero fue dispersado por Bagrian y el segundo, producto de un objeto que portaba el Ingeniero, también resultó dispersado y agotó la energía que lo sustentaba. Preocupado ante tanta defensa mágica, Roecondenas se esforzó más y logró invocar otro Rayo de Disformidad, que esta vez acabó con la vida de 4 Monjes. Y cuando parecía que iba a terminar, esa traicionera rata gris puso en marcha su maléfico plan. Consumiendo ingentes cantidades de Piedra Bruja, logró que la unidad de Throt cayera en un estado de frenesí salvaje que, sin duda, lo alejaría lo suficiente de la Abadía para que el Vidente pudiera recuperar el Arca Negra y reclamar el premio del Consejo de los Trece para si. El atracón de disformidad le causó graves heridas en el estómago, pero valió la pena, viendo como la boca de Throt y su séquito babeaba espuma de forma descontrolada.

Finalmente los Jezzails apuntaron con cuidado a los Caballeros de Pegaso y abrieron fuego. Impacté 2 y saqué 2 unos. Con mis impactos causé una herida y con los unos debía volver a tirar. Que la regla que me obligó a ello se llame «fiables» es el colmo de la ironía, puesto que volví a sacar sendos unos, ambos Jezzails explotaron y el resto abandonó el campo de batalla pensando que se encontraban bajo intenso fuego enemigo… Grrr….

Ante tal despliegue de incompetencia de las tropas del clan Skyre, no pude más que rendirme a la evidencia de que esta partida estaba lejos de concluir a mi favor.

Turno 3 – Bretonia

El tercer turno de Bretonia empezó con los Cazadores superando un chequeo de Terror por la proximidad del Varghulf. Hay que especificar que Ferrús no jugaba con las propuestas nuevas, y por tanto su Varghulf es como aparece en MdNR. Decidimos que, aunque los separara un muro, la visión de la bestia aterrizando tras él debía ser suficiente para hacer que el corazón de los hombres flaqueara. Pero no fue así. ¡Esos campesinos tenían agallas, por la Dama!

Enric decidió cargar con su fuerza de flanqueo a mis skavens. Los Caballeros de Pegaso cargaron a mis Esclavos y los del Reino a los Sacerdotes de Plaga. Era imprescindible para sus planes no perder tiempo con esas unidades e intentar unirse a la defensa de la Abadía cuanto antes. Probablemente fue esa necesidad lo que le condujo a precipitarse, puesto que los Caballeros del Reino estaban demasiado lejos y fallaron la carga por unos centímetros, quedándose a merced de mis locos adoradores de la enfermedad.

Algo preocupado, el Paladín en Pegaso voló hasta posarse en el flanco de esa unidad y apuntó a sus integrantes con una extraña lanza flamígera, mientras las unidades pequeñas de Caballeros y Hombres de Armas custodiaban el flanco de los Caballeros del Reino y disparaban sus arcos sin causar bajas.

En el lado norte se había formado un poderoso frente con los Caballeros del Grial, los del Reino con Tancred y los Andantes, que sobrepasó la entrada a la Abadía y puso rumbo a las hordas de no muertos. Tras ellos, los primeros Hombres de Armas a Caballo se apresaron a apoyar a la unidad de Monjes y dispararon sus arcos junto con los Cazadores en dirección a la Guardia de Throt, que perdió dos integrantes.

El resto de unidades de caballería formó una peligrosa segunda fila de reserva.

En la fase de magia, la Profetisa invocó de nuevo los poderes del bosque, que inmediatamente reclamó la vida de dos Portadores de Incensario. Los poderes del Vidente Roecondenas se vieron superados en esa ocasión por un hechizo perfectamente ejecutado. La segunda Profetisa intentó acabar con los Murciélagos Vampiro con el Padre de las Espinas, pero Kemmler no era un insignificante brujo sino un legendario nigromante, y no tuvo ningún problema para dispersarlo. Bagrian, usó esos preciosos segundos en los que Kemmler estaba distraído para invocar sus poderes y tranformarse en un enorme Oso pardo.

En la fase de disparo, a parte de lo comentado anteriormente, el Paladín montado en Pegaso activó su Lanza del Dragón que soltó un gran chorro de fuego, similar a un aliento de dicha bestia, y achicharró a 4 Monjes de Plaga y a otro Portador de Incensario.

En la fase de combate, los Caballeros de Pegaso aniquilaron a una espectacular cantidad de Esclavos, que huyeron cobardemente hacia la seguridad del bosque. O al menos, lo que creían que era la seguridad del bosque, porque los equinos voladores los persiguieron y los aniquilaron antes de llegar.

Los Caballeros de Pegaso aniquilan sin piedad a los Esclavos skavens

Los skavens ya habían comenzado a morir a puñados y no habíamos llegado ni siquiera al ecuador de la partida. A ver si Kemmler me echaba una garra…

Turno 3 – Nigromantes

Pues ya podía esperar yo sentado…

Lo primero que hizo Ferrús fue declarar carga de los Lobos a mis Hordas de Ratas, que como son hostigadoras se alinearon ellas.

Luego inició los típicos movimientos lentos de los Condes Vampiro, que engañan mucho porque luego en la fase de magia suelen adquirir velocidad de crucero gracias al odiado hechizo Danza Macabra.

Si hacemos una mirada de sur a norte, vemos que los Caballeros Negros iniciaron el giro manteniendo las distancias respecto a mis Ratas Gigantes. Luego la unidad grande de Zombis se encaró hacia la Abominación (¡Alerta Danza!) flanqueados por el Carro de Cadáveres. El Maestro Nigromante y sus esqueletos avanzaron, y el Varghulf vino a cubrirles el flanco muy astutamente.

Un poco retrasada, la Guardia de lo Túmulos intentaba encararse hacia el patio de armas de la Abadía, flanqueados por una unidad grande de Zombis y una Hueste espectral que no tendría ninguna oportunidad contra los ataques mágicos de los Caballeros del Grial si llegaban a trabarse. Los Murciélagos Vampiro volaron al flanco de las unidades de caballería, a una posición muy ventajosa.

Así quedaron las tropas de Kemmler tras su fase de movimiento

En la fase de magia, el Maestro Nigromante lanzó la Maldición de los Años sobre la unidad de Caballeros Andantes, pero Enric la dispersó. Luego intentó levantar más esqueletos pero falló. Entonces Kemmler, impaciente, decidió tomar cartas en el asunto y mover la unidad de Zombis para que inmovilizara a la Abominación. Viendo en peligro mortal a su bestia preferida, Throt logró recuperarse momentáneamente de su locura y le indicó a Roecondenas de forma inequívoca en cuantos trozos iba a partir su hígado si dejaba que eso pasase. El Vidente Gris decidió no jugársela y usó uno de sus preciosos Pergaminos de Dispersión para impedirlo. Finalmente el Aprendiz de Nigromante, pasando desapercibido debido a tantos momentos de tensión, logró una Invocación de Neheck y tres Zombis más se unieron a la unidad del norte.

En la fase de combate, los Lobos fueron realmente decepcionantes y solamente lograron matar unas pocas ratas. El resto les royeron sus huesos muertos con ansia hasta desintegrar la magia que los mantenía en pie y siguieron su camino hacia adelante.

Ferrús me pasó el turno decepcionado por no haber logrado detener a mi peligrosa Abominación.

Turno 3 – Skavens

El tercer turno skaven pilló a Throt un poco ido, para qué nos vamos a engañar…

Para empezar el turno, los Monjes de Plaga cargaron alegremente a la unidad de Caballeros del Reino repleta de personajes de Enric. Demasiado alegremente para mi gusto. Mi treta habitual de equipar al Sacerdote con los Brazaletes del Poder en esta partida estaba resultando completamente desastrosa. En mi anterior fase de magia había suplicado a Ferrús que no me los dispersara por si mi héroe estaba a alcance de carga Bretoniana, pero dudaba mucho que pudiera repetir la hazaña de elocuencia. Tras ellos, los Portadores de Incensario cargaron al Paladín en Pegaso que los había intentado chamuscar el turno anterior (en el esquema no lo parece, pero tenían visión). Finalmente las Hordas de Ratas se abalanzaron sobre el Carro de Cadáveres.

En la fase de movimientos obligatorios, la Abominación esquivó a los Zombis y intentó alcanzar al Varghulf, pero se quedó a 1 cm de lograrlo.

El resto de movimientos crearon una línea de batalla oblicua dentro de los terrenos de la Abadía, que iba desde los Esclavos en el oeste hasta las Ratas Ogro en el este. Los Lanzadores de Viento Envenenado se acercaron con su mortífera carga al Paladín en Pegaso y las Ratas Ogro acortó distancias con el flanco de los Caballeros Negros.

En mi fase de magia, tenía claro que, si quería volver a activar los Brazaletes del Sacerdote, debía concentrar todos mis ataques sobre las tropas Bretonianas. El Ingeniero Brujo consumió el resto de su Piedra Bruja y lanzó un Rayo de Disformidad potentísimo sobre la unidad de Hombres de Armas a Caballo, pero el Abad Bagrian lo dispersó con su Pergamino de Dispersión. Luego Roecondenas invocó una Oleada de Ratas que hubiera diezmado las tropas Bretonianas, pero una Profetisa usó el Espejo de Plata para dispersar el hechizo y causar un impacto de F6 sobre mi Vidente Gris. Por suerte, su Amuleto evitó el golpe. Luego Roecondenas ingirió un poco de Piedra Bruja y volvió a invocar sus poderes, esta vez creando un gran Rayo de Disformidad, pero parece ser que el objeto maldito de la Profetisa tenía extraños efectos secundarios, porque en ese instante clave mi hechicero disfuncionó y la fase de magia acabó. ¡Qué desastre! Ese inútil de Roecondenas la había pifiado a lo grande. No solamente no había logrado activar los Brazaletes… ¡es que en toda la fase no había logrado lanzar ni un solo hechizo! Muy molesto con la situación, pasé a la fase de disparo.

En primer lugar, los Lanzadores de Viento Envenenado soltaron su letal cargamento sobre el combate que se acababa de iniciar entre el Paladín y el Portador del Incensario. A uno de ellos se le escapó la bola y se mató solito. Otro, se equivocó de objetivo y liquidó a un Portador de Incensario. Y el resto, seguramente viendo de golpe que las esferas de cristal que portaban eran jodidamente peligrosas, decidió cerrar los ojos y rezar antes de lanzarlas, con lo que no dieron a nadie… ¡Empezamos bien!

Luego el Cañón de Disformidad apuntó hacia los Caballeros de Pegaso que se encontraban en el bosque. Los operarios giraron la máquina y apuntaron con cuidado. La activaron y un ridículo rayo de F2 alcanzó de lleno a los Bretonianos causándoles algunos calambres sin importancia.

¿Pero qué estaba pasando con las tropas del clan Skyre? Ni uno de ellos había logrado hacer nada en esta partida, a parte de morir como ratas o matar otros skavens.

Para finalizar la fase, los Corredores de Sombras dispararon sus armas arrojadizas desde su privilegiada posición en la balaustrada de la Abadía y liquidaron a un Monje.

Tras una fase de disparo terriblemente pobre, pasamos al combate. El Portador de Incensario superviviente movió su mayal como un poseso creando una nube de vapor tóxico a su alrededor que infligió una herida al Paladín. Por un momento sentí la esperanza renacer en mi, pero mi pobre lacayo no pudo acabar el trabajo y, pese a impactar con su arma, la Dama intercedió por el humano y lo salvó de morir aplastado. Por suerte mi rival no estuvo a la altura y no consiguió acabar con mi fanático, que logró así empatar para seguir luchando un turno más. Las Hordas de ratas, en su combate contra el Carro lo hicieron mucho mejor y lograron causarle una herida sin recibir ninguna a cambio, con lo que el vehículo se llevó dos más en la fase de resolución.

Finalmente, para redondear un turno nefasto, mi unidad de Monjes solamente logró herir a un Paladín (en un desafío contra mi Sacerdote), pero sorprendentemente solamente murieron dos Monjes de Plaga para lograrlo. Evidentemente perdí el combate por dos puntos, pero a pesar de perder su furia asesina mis Adeptos de la Plaga decidieron quedarse a luchar otro turno…¡Eso sí que era moral!. Ah, quiero dedicarle un consejo gratis al Paladín del desafío. Nunca equipes a tus héroes con armas llamadas «Fracasse»… No auguran nada bueno.

Los Monjes de Plaga se quedan a luchar pese a haber perdido el combate y su antinatural furia

Y llegamos al final de mi turno. Mi flanco izquierdo pendía de un hilo muy fino y en el derecho todo estaba por ver. Solamente mi centro parecía tener las cosas claras, aunque los Bretonianos ya estaban aquí y se organizaban para el contraataque…

Turno 4 – Bretonia

Tancred II, Duque de Quenelles es mi nombre. He dedicado mi vida a acabar con la lacra de los Muertos Vivientes, pero el Enemigo es poderoso. El Rey en persona me ungió como Caballero Protector del Reino y me equipó con la Espada de Couronne y el Escudo del Grial. La espada fue forjada para luchar contra las hordas No Muertas de Settra que asediaron la región en la Edad Siniestra de Bretonia. El escudo, en cambio, me lo hice a la altura mi cruzada contra los muertos, y será la clave para derrotar al infausto Heirich Kemmler.

¡Me llamo Tancred II, y por mi honor y el de mis 4 hijos, juro que voy a devolver a ese maldito Nigromante al infierno al que pergtenece!

Y así empezó el cuarto turno Bretoniano. Con Tancred y su unidad de Caballeros del Reino cargando contra la unidad de Zombis del norte. Sin más cargas, llegamos a la fase de resto de movimientos.

El Duque Tancred II cae sobre una unidad de Zombis

Enric decidió avanzar con sus Caballeros Andantes siguiendo la muralla de la Maisontaal por la parte de fuera, mientras una unidad pequeña de Caballeros del Reino se encaraba a los Murciélagos Vampiro y protegía la retaguardia.

Los Caballeros Andantes rodean el muro de la Maisontaal para preparar su ataque

Los Caballeros del Grial, con sus ataques mágicos, se encararon hacia las Huestes Espectrales y cuatro unidades de caballería entraron en la Abadía para hacer frente a los skavens de dentro, mientras en el oeste otras dos maniobraban para rodearla y cerrar la trampa. Los Monges y Bagrian, encantados con la visión de los esperados refuerzos, avanzaron finalmente con confianza ante sus enemigos.

Así de espectacular quedó la mesa tras la fase de movimiento Bretoniana

En su fase de magia, los Bretonianos tenían por primera vez muchos frentes abiertos, y optaron por dividir sus objetivos. Eso sin duda fue un error, puesto que la magia de Bagrian y las Profetisas poco pudo hacer contra los esfuerzos combinados de Kemmler y Roecondenas. No recuerdo que Enric consiguiera colar ni un solo hechizo.

Los proyectiles tampoco se les dieron muy bien, y entre los Cazadores y los Hombres de Armas a caballo creo que solamente abatieron a un miembro de la escolta de Throt.

La fase de combate, en cambio, si que resultó de lo más fructífera.

Primero de todo, en el combate entre el Paladín en Pegaso y el Portador de Incensario, no ocurrió nada. No se hirieron, pero mi rata perdió el combate por la potencia de unidad y huyó del campo de batalla. La unidad de Monjes de Plaga siguió siendo completamente inoperante y no logré ni siquiera matar al Paladín antes de verme obligado huir, ser perseguido y morir. Esperaba que el sacrificio no hubiera sido en vano y todos estos muertos dieran tiempo suficiente a Throt para consolidar su posición en el interior de la Abadía.

Ferrús y yo nos olvidamos que incluso en el turno de Enric debíamos seguir luchando y no resolvimos nada entre las Hordas de Ratas y el Carro de Cadáveres. Un error que descubrimos demasiado tarde para «arreglarlo». Es una particularidad de este escenario que lo hace tan difícil de jugar… Normalmente con intentar prever a 2 turnos vista las cosas ya te suele valer… Pero aquí debes hacerlo a 4 turnos vista si quieres marcar la diferencia… y eso es muy difícil.

Y llegamos al combate de Tancred. Los Caballeros del Reino y el General Bretoniano cayeron sobre la unidad de Zombis como un auténtico puño divino vengativo. Al final de la ronda de combate nada menos que 12 Zombis habían sido destruidos y la magia que sustentaba la unidad se evaporó como lo haría un carámbano de hielo frente al sol de agosto. Y entonces Enric vio que había puesto a su General y su unidad en un brete. La unidad de Tumularios de Krell, las Huestes Espectrales y los Esqueletos con el Maestro Nigromante se encontraban en una posición perfecta para contraatacar, así que prefirió no arrasar y esperar a ver las intenciones de Ferrús.

Preocupado por la suerte de su General, Enric pasó el turno a los Muertos…

Turno 4 – Nigromantes

Este turno sería clave para las aspiraciones de Kemmler en esta batalla. Por primera vez en la partida tenía varios objetivos a los que atacar, y el gran Nigromante no dudó a la hora de lanzar sus huestes sobre sus enemigos.

Heinrich Kemmler planifica su ataque desde la retaguardia No Muerta

Ferrús declaró una carga combinada contra la unidad de Caballeros del Reino de Tancred. Los Tumularios al mando de Krell atacarían por el frente, mientras que las Huestes Espectrales los abordarían por un flanco y los Esqueletos del Maestro Nigromante por el otro. También declaró carga con el Varghulf contra mi unidad de Ratas Ogro por el flanco. Reaccioné manteniendo la posición, aunque ahora me arrepiento amargamente. Hubiera sido mucho mejor jugármela huyendo que intentar aguantar el embate de semejante monstruo.

Y entonces se produjo uno de los acontecimientos que, en mi opinión, cambiarían el rumbo de la partida por completo. El Duque Tancred II, Protector del Reino y enemigo juramentado de los No Muertos decidió huir… A ver, no me entendáis mal. Yo soy general skaven y ver a mis tropas corriendo ya no es ni siquiera una anécdota. Pero… ver Bretonianos a Caballo tomar las de Villadiego sin ni siquiera presentar batalla… ¡Eso no se ve todos los días!. Es cierto que quizá tácticamente era la opción más adecuada. No lo niego. Enric calculó el resultado más optimista del combate y a él no le salía que Tancred y su escolta tuvieran ninguna posibilidad. Pero su decisión fue tan poco canónica que Ferrús y yo no pudimos evitar dar un respingo de sorpresa. Enric hizo su movimiento de huida y Ferrús sus cargas fallidas.

En la fase de resto de movimientos, Kemmler ordenó a los Murciélagos Vampiro que le cortaran el paso a Tancred. Luego avanzó junto con sus Esqueletos por detrás de la enorme unidad de Zombis, que a una orden suya se giraron 90º para amenazar de nuevo a la Abominación. Finalmente, los Caballeros Negros se dejaron de jueguecitos con la unidad de Ratas Gigantes y rodearon el pedrusco para volverse a incorporar a la batalla, confiando en su aspecto tenebroso para evitar una carga por la retaguardia.

La fase de magia sorprendió a Kemmler maldiciendo a esos cobardes Bretonianos. Había sacrificado una numerosa hueste de Zombis para atraerlos a una emboscada contando que su estúpido honor iba a obligarlos a presentar batalla y la huida del Duque Tancred lo pilló por sorpresa. Por unos momentos, algo semejante a admiración por la inteligencia de su rival surcó sus pensamientos, pero pronto los desechó para concentrarse en un nuevo plan maléfico… «Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana…» murmuró.

Primero el Maestro Nigromante intentó lanzar la Maldición de los Años sobre la unidad de Tancred. Consciente de la peligrosidad del hechizo, ahora que la unidad no gozaba de la Bendición de la Dama por haber huido, la Profetisa que portaba el Cáliz no dudó en volver a beber de él, arriesgando de nuevo su vida. El poder del Cáliz de Malfleur le concedió súbitamente energía suficiente para poder dispersarlo, pero la Profetisa supo inmediatamente que algo había ido mal. Muy mal. Parece ser que el Cáliz le había dado poder suficiente para anular el hechizo, pero resultó que dicha energía era su propia fuerza vital, y una vez privada de ella, la Profetisa cayó muerta de su silla de montar.

Seguidamente Kemmler en persona invocó nuevos Esqueletos para la unidad del Maestro Nigromante, que se amplió en dos nuevos integrantes. La magia desatada de Kemmler parecía no tener fin. Sin dar ni un respiro a los Bretonianos, unas terribles palabras surgieron de su garganta muerta y de pronto la unidad del Maestro Nigromante se abalanzó sobre los Caballeros Andantes, que no se podían creer lo que veían sus ojos. Bagrian intentó oponerse a la voluntad de Kemmler, pero sus esfuerzos fueron en vano. Extático, Kemmler invocó de nuevo su poder para lanzar un Vigor Antinatural sobre la misma unidad, pero semejante atracón de hechicería pareció pasarle factura y perdió el control del sortilegio y los vientos de magia se detuvieron por completo.

Los Esqueletos y el Maestro Nigromante cargan a unos sorprendidos Caballeros Andantes gracias a la magia de Kemmler

En la fase de combate, el Varghulf consiguió acabar con una Rata Ogro sin recibir ninguna herida a cambio e hizo huir a la unidad. Sin dudarlo un instante, la bestia despegó tras las mutaciones del Clan Moulder y las persiguió hasta aniquilarlas. Sorprendentemente esta matanza no afectó la moral de la Picadora de la Condenación próxima.

Esta vez si que nos acordamos de completar el combate entre el Carro de Cadáveres y las Hordas de Ratas, que finalmente acabaron con el morboso vehículo.

En el otro combate, los ataques de los Esqueletos no pudieron penetrar las armaduras de los Caballeros Andantes, por lo que Enric todavía tenía una oportunidad. Los Caballeros atacaron preferentemente al Maestro Nigromante y uno de ellos consiguió conectar un golpe mortífero. En ese momento, una gema que dicho ser llevaba al cuello empezó a brillar con intensidad y se desataron sus poderes ancestrales. Un humo negro salió del colgante y rodeó al Caballero, que empezó a lanzar gritos de agonía mientras el cuerpo sin vida del Maestro Nigromante se recomponía mágicamente. El resto de Caballeros, frente a la visión de lo acontecido a su compañero de armas, decidieron atacar a los Esqueletos y abatieron a un par de ellos, lo que venía a ser una gota en un mar de no muerte. Acobardados, también ellos dieron la vuelta y huyeron más allá de sus perseguidores. El ruido de esa derrota superó fácilmente el precario muro que separaba los antiguos jardines de la Abadía del exterior y para los Cazadores que se agazapaban entre los frutales oír la agonía de los Caballeros Andantes fue la chispa que inflamó el terror en sus corazones. Abandonaron sus armas y su posición defendida y corrieron presos del pánico hacia una más que probable muerte.

Los Caballeros Andantes se suman a Tancred en su huida. Al fondo, los Cazadores presas del pánico

Finalmente había llegado la hora de los muertos a la Maisontaal. Kemmler había hecho una tremenda demostración de fuerza ante los pobres Bretonianos, que huían para salvar sus vidas. Ahora, solamente unas pocas ratas se interponían en su camino a la gloria.

Turno 4 – Skavens

Llegó el cuarto turno skaven y la batalla solamente se podía definir como candente. Es quizá uno de los elementos más curiosos de una batalla a tres de estas características. Cuando te llega el turno han pasado sobre el tablero muchas más cosas de las habituales. Es algo que puede despistar un poco al principio, pero que encaja perfectamente con el trasfondo épico de una batalla como la de la Maisontaal.

Al principio del turno mis excavadores finalmente consiguieron salir a la superficie en la posición ideal para cargar por el flanco a la unidad de Monjes de Enric, así que declaré una carga combinada sobre la unidad con ellos y mis Esclavos comandados por el Ingeniero Brujo, a la que reaccionó huyendo.

Luego la unidad de Throt el inmundo, presa de una terrible furia inducida por el hechizo lanzado a traición por Roecondenas, declaró una carga sobre los Hombres de Armas a Caballo que tenía delante, que también huyeron. Parecía que los Bretonianos habían venido a la batalla a hacer prácticas de equitación.

Las Ratas Gigantes, viendo finalmente su oportunidad, declararon una carga sobre la retaguardia de los Caballeros Negros, pero mis bestias sucumbieron a sus miedos a pesar del firme látigo de los Señores de las Bestias que las azuzaban incansables. Una pena.

La Picadora de la Condenación declaró una carga sobre los Cazadores que huían despavoridos cerca de allí, que siguieron huyendo, esta vez de mi máquina infernal. Este movimiento los llevó justo delante de mi Abominación, que ya en fase de movimientos obligatorios, los aplastó con su enrome mole mientras se abalanzaba sobre el flanco de la unidad de Tumularios de Ferrús. Esa era sin duda la unidad más potente en combate de Kemmler e inmovilizarla supondría un alivio para mis tropas de la Abadía.

Finalmente mis Hordas de Ratas cayeron sobre el flanco de la unidad de Kemmler. Este movimiento, que las condenaba sin ninguna duda a morir tarde o temprano, lo medité a fondo. Mi unidad valía 180 puntos y yo sabía que como mucho podría matar a su aprendiz de Nigromante (mucho menos valioso). Pero también sabía que mantener alejado del centro del tablero al Gran Nigromante en persona podía evitarme la aparición en los últimos compases de la batalla una nueva horda de No Muertos dentro de la Abadía que me privara de los valiosísimos puntos que concedía su control. Si a eso le sumamos que en esta batalla solamente se ganan puntos de victoria por unidades aniquiladas y estandartes capturados, me pareció una buena decisión.

Por último, Throt logró reunir la cordura suficiente para mandar al Vidente que avanzara, cubriendo así su flanco. Roecondenas hizo lo que el Señor del clan Moulder le ordenaba, pero en secreto deseaba que alguna unidad de estúpidos humanos se quedara a luchar contra él lo suficiente para poder entrar en la Abadía y reclamar el Arca Negra para si.

Llegamos a la fase de magia y yo sabía que me enfrentaba a rivales desiguales. Por una parte tenía a los Bretonianos, que ya habían agotado sus pergaminos y se habían quedado sin una Profetisa. Por el otro, el Infausto Kemmler en la cúspide de su poder. Así que no me lo pensé ni un segundo y empecé a elegir blancos entre los caballeros.

Mi Ingeniero Brujo consumió su pedazo de Piedra Bruja y lanzó un Rayo de Disformidad sobre los Caballeros del Reino, matado a uno y hiriéndose en el proceso. Luego Roecondenas hizo lo propio con mejor fortuna, ya que a parte de no herirse, logró acabar con 3 Caballeros Noveles cuyo valor les falló y salieron por patas. Finalmente mi Vidente volvió a forzar la máquina con más Piedra Bruja e hizo aparecer una enorme masa de ratas que se abalanzó sobre todas las unidades Bretonianas que tenía delante. Los caballos relincharon disgustados, pero las armaduras protegieron a los humanos y solamente cayeron 2 Monjes de los que estaban huyendo, finalizando un gran turno de magia para los skavens.

En la fase de disparo, mi Cañón de Disformidad estaba en una posición perfecta para que su rayo eliminara suficientes Caballeros de Pegaso como para que se les pasaran las ganas de acercarse, pero de nuevo la máquina falló miserablemente, esta vez explotando en una cegadora maraña de piezas y humo verde. Al menos Enric no se va a llevar los puntos, pensé… Es que soy un optimista.

Mis Lanzadores de Viento envenenado se centraron en acabar con el Paladín en Pegaso, pero al primero de ellos que lo intentó se le escapó la bola entre las manos con las prisas y acabó derretido en su propio antrax. Acobardados, el resto intentó mejorar tan deprimente actuación (¿qué les pasaba hoy a mis tropas del clan Skyre?), y uno de ellos tuvo la fortuna de alcanzar al héroe Bretoniano, que murió asfixiado.

Para acabar la fase, mi Amerratadora apuntó a la unidad de Hombres de Armas a Caballo que tenía delante y les envió una avalancha de plomo candente que los desintegró por completo.

En la fase de combate, mis Hordas de Ratas se centraron en acabar con el Aprendiz de Nigromante pero solamente lograron herirlo. También acabaron con dos esqueletos y sufrieron una herida. Eso no era suficiente para ganar el combate, así que la guardia muerta de Kemmler empezó a rodearlas impasibles.

La carga de la Abominación, en cambio, culminó con un éxito arrollador. Tras los impactos por carga la bestia atacó y en total liquidó a 5 Tumularios sin recibir ninguna herida a cambio y 3 más se desintegraron por resolución del combate. Parecía que mi monstruo podría aguantar el flanco indefinidamente, como había planeado.

Al final de mi turno, los Bretonianos huían por doquier, y parecía que los no muertos de encontraban atascados contra mis mejores tropas de aguante. Roecondenas estaba exultante. Ahora solamente hacía falta que Throt sucumbiera a su hechizo y se abandonara completamente a la locura del combate…

Turno 5 – Bretonia

Los Corredores de Sombras, perfectamente instalados en la balconada de la Maisontaal, comentaban entusiasmados la batalla…

C- ¡Toma! ¡Sí señor! Buen rayo.

S- ¡Eso no vale! Se ha hinchado de Piedra Bruja… Le va a pasar factura a la larga…

A- ¡Menuda masacre! ¿Habeis visto la que ha montado la Amerratadora?

H- Chicos, chicos- Interrumpió otro llegando a la sala- ¿A que no adivinais? Resulta que en la parte de fuera el caballo ese con alas se ha abalanzado sobre unos granjeros a caballo y se los ha cepillado.

C-¡Hostia!. ¿A sus hombres? Ojo no vaya a ser que estos Bretonianos empiecen a copiar nuestras tácticas de combate.

S- Pues van apañados…

de «conversaciones en el Balcón», anónimo skaven

Al inicio del turno de Bretonia, la unidad más septentrional de Caballeros del Reino, viendo huir al Duque Tancred, pensó que todo estaba perdido y abandonó la batalla. El Duque de Quenelles había pagado cara su decisión de huir.

Luego Enric, inocente él, lanzó los dados muy ilusionado comentando que era la primera vez en su vida que usaba la Tabla de Reacción de Monstruos, al haber muerto el jinete de su Pegaso el turno anterior. Creo que será una de esas primeras veces que no se olvidan fácilmente, porque sacó un 12 en la tirada de 2D6 y su monstruo se vio obligado a cargar a la unidad más cercana que veía, en este caso, los Hombres de Armas a Caballo. La carga resultó ser por el flanco y los pobres plebeyos, que no se esperaban el fuego amigo, decidieron poner pies en polvorosa. Pero la rencorosa bestia no cejó en su empeño de aniquilarlos y los persiguió hasta atraparlos en una arboleda cercana.

Los Caballeros de Pegaso, en venganza por la muerte de su compañero el turno anterior, cargaron sobre los restantes Portadores de Viento Envenenado, sorteando a la perfección las esferas mortales que éstos les lanzaron en represalia. La unidad de Noveles del sur se añadió rápidamente a la fiesta. Al norte, los Caballeros del Grial cargaron contra las Huestes Espectrales de Ferrús sin pensárselo dos veces. Dentro del recinto defendido, los Caballeros del Reino supervivientes cargaron a la unidad de Esclavos y el Ingeniero Brujo.

Los Caballeros del Reino intentan desesperadamente eliminar a los invasores de la Abadía

La fase de reagrupamiento de este turno iba a ser la clave de la partida. Ya había huido una unidad, y si Enric no reagrupaba el resto, se podía dar por amortizado. Cogió los dados con decisión y empezó por reagrupar su unidad del General. Con unas muy buenas tiradas (sobre todo teniendo en cuenta lo enfadada que debía estar la Dama con él por huir tanto), logró reagrupar absolutamente todas sus unidades.

Tras esta demostración de disciplina marcial, movió los Hombres de Armas a Caballo del norte a amenazar la retaguardia de los Murciélagos Vampiro y los Caballeros del Reino del sur para acercarlos lo máximo posible a las puertas de la Abadía, aunque todo auguraba que no llegarían a tiempo para ser decisivos.

La fase de magia de Enric, ahora sin una Profetisa, no resultó fructífera. Recuerdo que intentó lanzar varios hechizos pero no logró superar la defensa mágica combinada de Kemmler y Roecondenas.

Los Hombres de Armas a Caballo dispararon a los Murciélagos Vampiro pero no lograron herirlos.

En la fase de combate, esta vez si que nos acordamos de jugar los combates entre skavens y no muertos. Por un lado, las Hordas de Ratas no lograron acabar con el Aprendiz de Nigromante y recibieron varias heridas a cambio. Por el otro, la Abominación intentó acabar con el Portaestandarte de Batalla Tumulario pero solamente logró herirlo y recibió una herida en el proceso. Mi monstruo superó el chequeo de desmoralización gracias a su natural tozudez, pero Ferrús pudo girar la unidad para mejorar su pegada el siguiente asalto.

Increíblemente las tiradas de ataque contra los Lanzadores de Viento envenenado no fueron suficientemente buenas como para aniquilarlos, y pese que la unidad huyó y fue perseguida y eliminada posteriormente por los Caballeros en Pegaso, ese movimiento colocó a la caballería voladora a la vista de la Amerratadora, cosa que me complació enormemente.

Los Caballeros del Grial destruyeron completamente las Huestes Espectrales y decidieron no arrasar, con la esperanza de disponer de un último turno de carga. Y finalmente los Caballeros del Reino liquidaron al Ingeniero Brujo y a 3 Esclavos con sus ataques, pero gracias al Músico (poned siempre músico, ni os lo planteéis) mi unidad logró un empate in extremis.

Al principio del turno pareció que los Bretonianos renacerían gracias a todos esos chequeos exitosos de reagrupamiento, pero al final quedó patente que la huida del Duque Tancred II había sido un duro golpe a la moral del ejército. Con todo, no había duda de que era Enric quien había destruido más unidades de los tres jugadores, por lo que, al menos de momento, era el líder a batir.

Turno 5 – Nigromantes

Oleadas de diminutas ratas que se colaban por todos los huecos empujaban a Kemmler y sus Esqueletos y les impedían avanzar como quería el Gran Nigromante. La rabia consumía al poderoso hechicero, que veía como la victoria se le estaba escapando de las manos cuando la tenía más cerca.

Sintiendo el odio de su Amo, el Varghulf fijó su mirada en la Manada de Ratas Gigantes de la esquina sureste y se elevó. Sorprendentemente, esta vez los rátidos superaron su chequeo de Terror y se prepararon a recibir una carga por el flanco.

El Maestro Nigromante del norte, ante la disyuntiva de a qué unidad de Caballeros cargar, eligió a los Caballeros Andantes y para asegurar su victoria, ordenó mentalmente a los Murciélagos Vampiro que lo apoyaran atacando desde la retaguardia.

En la fase de magia, Kemmler intentó conseguir la concentración necesaria en medio de la refriega en la que se hallaba para invocar sus poderes, pero en el último momento un pequeño roedor con muy malas intenciones se le subió por la parte interior de la pierna y el sumo hechicero se vio obligado a interrumpir su cántico para evitar males mayores. En ese momento, el siempre atento Roecondenas detectó la acumulación de energía mágica sin dueño que se había formado en el campo de batalla y lo succionó, canalizándolo a través de su cuerpo para generar un nuevo Rayo de Disformidad que vaporizó a los Caballeros del Reino cercanos. Tal despliegue de poder causó una gran impresión en el Abad Bagrian, que había intentado dispersar el rayo sin éxito. En ese momento su valor se desmoronó por completo y gritó al resto de Monjes «¡No hay nada que hacer. Son demasiados. Corred, corred por vuestras vidas!».

Una extraña tos impidió a Roecondenas disfrutar del momento puesto que un esputo de sangre, fruto de las heridas internas por haber manejado tal cantidad de energía mágica ajena, tiñó el suelo de rojo a su lado. Pero eso ahora mismo no le preocupaba en absoluto. Sí… su premio estaba cerca… Nadie le robaría SU recompensa…

La ira de Kemmler parecía cerca de llevarlo a cotas nunca antes vistas. Ese maldito mago-rata había osado aprovechar su propia energía para alimentar su absurda magia. Fuera de sí, invocó de nuevo el mismo hechizo, cosa que era una proeza al alcance de muy pocos conjuradores en todo el Viejo Mundo. Pero de nuevo el odio, las molestas ratas y, por qué no decirlo, una minúscula grieta en su coraza de autoconfianza, impidió que obtuviera el resultado deseado.

En esta fase de magia pasó algo realmente difícil de ver en una partida. Kemmler disfuncionó dos veces en la misma fase de magia intentando lanzar el mismo hechizo. ¡Gran hazaña Ferrús! Vas a pasar a los libros de historia de Warhammer. Al chequear en la Tabla de Disfunciones la primera vez sacó un 4, un resultado que permite al rival lanzar uno de sus hechizos gratis. Nos lo sorteamos yo y Enric y gané, por lo que Roecondenas pudo lanzar un Rayo de Disformidad. Lo que pasa es que en uno de los dados de impactos saqué un 1 y no pasé mi salvación especial, por lo que mi Vidente se hizo otra herida. En la segunda disfunción Kemmler sacó un 6, lo que impidió que, más tarde, lanzara el hechizo que realmente quería lanzar que era la Danza Macabra.

Finalmente creo que el Aprendiz de Nigromante logró aumentar algo la unidad de Esqueletos de Kemmler, que con tanta rata suelta cada vez se hacía más pequeña. Y eso fue todo.

En la fase de combate, los Esqueletos y los Murciélagos Vampiro no lograron derribar ni a un solo Caballero Andante por culpa de su gruesa armadura y en cambio entre los caballos y los caballeros consiguieron eliminar a dos Murciélagos. A pesar de eso, al perder el combate contra una unidad que causaba miedo y les superaba en número, los Caballeros Andantes huyeron, perseguidos de cerca por el Murciélago que quedaba y los Guerreros Esqueleto.

Los Esqueletos de Kemmler siguieron masacrando mi enjambre de ratas y rodeándolo, pero finalmente mis pequeñas lograron acabar con la no vida del Aprendiz de Nigromante. ¡Buen trabajo chicas! Ahora…¡Aguantad!

Los Caballeros del Reino a su vez lograron abatir solamente a 3 Esclavos, que aunque no lograron retaliación alguna, aguantaron para luchar un turno más.

Krell y sus Tumularios se enfrentaron ahora a mi Abominación. Mi monstruo siguió concentrando sus esfuerzos en acabar con su Portaestandarte de Batalla y consiguió impactarle con 3 de sus ataques, pero saqué nada menos que tres 1s para herir y el Señor Tumulario pudo seguir luciendo trapo viejo un poco más de partida. Evidentemente, luego vino Krell y le hizo 5 heridas a mi monstruo, pero en un ejercicio de justicia divina, la fortuna me sonrió esta vez y logré regenerar todas y cada una de ellas. A pesar de que en combate no nos habíamos hecho nada, mi rival me superaba en número por lo que chequeé desmoralización confiando la tozudez, pero esta vez la Abominación prefirió dar media vuelta y poner tierra de por medio entre ella y ese terrible guerrero tumulario. La unidad de Krell la persiguió pero no la alcanzó.

Todavía estaba algo afectado por la suerte de mi Abominación, cuando pasamos al combate entre el Varghulf y las Ratas Gigantes. El monstruo tiene 5 ataques y Odio Eterno, pero por suerte falló uno de ellos y solamente consiguió matarme 4 ratas. Eso era un empate y ya me parecía bien, pero es que, de una forma completamente inesperada, el Señor de las Bestias de la quinta fila logró herir a la bestia con su arma de mano, una herida que el Varghulf no logró regenerar. Eso dejó el combate con una victoria para mis ratas por 1 punto, lo que le valió al monstruo una segunda herida por resolución y me permitió encarar la unidad hacia él. ¡Toma ya! Mi unidad de 90 puntos estaba presentando batalla a un monstruo de 240… Nada mal…

El turno de Ferrús llegó a su fin, y no había sido bueno. Excepto por su combate contra la Abominación, el resto dejó mucho que desear, especialmente en la terrible fase de magia de Kemmler.

Turno 5 – Skavens

Llegó el quinto turno skaven y mi dominio de los terrenos de la Abadía parecía evidente, pero había un montón de amenazas que requerían mi atención.

Por un lado estaban Bagrian y sus Monjes, actualmente huyendo pero que podían reagruparse. Les declaré una carga con mis Excavadores y entonces pasó una situación poco habitual. Un muro se interponía en el camino de su huida. Seguro que si te lees atentamente las reglas lo explica en el apartado de obstáculos, pero como ya era tarde se nos ocurrió jugarlo como si la presión de la masa hubiera sido suficiente para derribar esa maltrecha construcción.

Por otro lado, los Caballeros Negros y la enorme unidad de Zombis tenían paso franco, pero conseguí reagrupar mi preciosa Abominación en el momento justo y encararla hacia ellos e intentar frenar su avance.

La Abominación se reagrupa frente a los Zombis y los Caballeros Negros

Por otro lado, los Caballeros de Pegaso estaban libres para cargar a mis dos unidades de infantería por la espalda, así que giré la de Roecondenas (que os recuerdo que llevaba un Asesino dentro) y cubrí la retaguardia de la de Throt tras ella. Para apoyar a Throt, o al menos desmotivar que lo cargaran, la Picadora de la Condenación tomó posiciones cerca del jardín de frutales.

Y entonces caí en la cuenta…

Al lado de la muralla, justo entre la puerta y el derrumbe, había un skaven solitario. Era el último superviviente de la unidad de Corredores de Sombras que casi me aniquilaron al principio de la batalla. Ese maldito cobarde llevaba 6 horas de partida con la espalda apoyada en la pared, intentando pasar desapercibido… ¡Esta rata es un genio! Exclamé. Y luego lo moví hacia un lugar seguro para poderlo matricular en el siguiente curso de Acechantes Nocturnos… Creo que este miserable tiene aptitudes…

Seguí intentando neutralizar la amenaza que suponían los caballeros de Pegaso, esta vez con magia. Roecondenas decidió jugársela un poco (si no igualmente moriría cuando le cargaran) y volvió a lanzarles un Rayo de Disformidad, que Enric ni siquiera intentó dispersar puesto que saqué un resultado más alto que cualquier suma posible de sus dados de dispersión. Roecondenas consiguió lanzar un potente hechizo sin matarse que abatió a un jinete e hirió a otro, suficiente para que la unidad realizara un chequeo de pánico que fallaron. Su huida les llevó cerca del borde inferior del tablero, desarmando por completo el peligro que representaban.

En el flanco oeste las fuerzas Bretonianas había quedado reducidas a una unidad de Noveles y una grande de Caballeros del Reino

Exultante, Roecondenas se preparó para, con los pocos dados que le quedaban, lanzar un hechizo secundario. Quería insuflar un poco de vigor guerrero en la unidad de Esclavos, darles ese «punch» necesario para aguantar el tipo frente a los Caballeros del Reino. Seguramente se confió. El pobre diablo ni lo vio venir. Pero el sencillo conjuro se le escapó de entre las manos y le rebotó en forma de golpe retributivo que le causó un impacto de F6. Evidentemente, su salvación especial 4+ no sirvió para nada y murió entre estertores cuando finalmente tenía su codiciado premio al alcance de la garra.

En la fase de disparo, dado que la acción del Vidente había hecho innecesaria la participación de la Amerratadora para eliminar Caballeros de Pegaso, la máquina se giró hacia los Caballeros del Reino que masacraban Esclavos. Después de lanzar 3 dados acumulé un total de 6 impactos que se repartieron entre ambas unidades. Dos Esclavos murieron, al igual que un caballero. El resto de la unidad Bretoniana, viendo el total abandono con el que esa terrible máquina aniquilaba amigos y enemigos por igual, perdió la fe y huyó de allí con viento fresco. Los Esclavos, que no habían conseguido ganar la ronda de combate anterior, no pudieron perseguir, pero eso era lo de menos.

En la fase de combate, los incansables Esqueletos de Kemmler seguían acumulando cadáveres de los enjambres de ratas, que mantenían la lucha indesmoralizables. Las Ratas Gigantes por su parte, morían de 3 en 3 a manos del Varghulf, lo que dejaba el combate en unas precarias tablas.

¿Y los Corredores de Sombras? Pues los muy cabrones seguían disfrutando de las vistas desde la terraza de la Abadía, tomando vino de misa y criticando la lucha como si fueran un grupo de jubilados contemplando las obras del AVE…

Turno 6 – Bretonia

El último turno llegó y los Bretonianos habían sido prácticamente expulsados de la Maisontaal, pero todavía podian realizar algunas maniobras decisivas. La más importante de ellas era la carga que la unidad del Duque Tancred II podía realizar sobre el flanco de la unidad grande de Esqueletos liderada por el Maestro Nigromante. Ese engendro del mal había causado un daño irreparable al ataque del Señor de Quenelles y había llegado el momento de resarcirse.

El grito de ¡Por Bretonia, por la Dama! que pensaba pronunciar el Duque se le atascó en la garganta y murió antes de ser pronunciado. Incrédulo y sudoroso, el líder Bretoniano fue incapaz de superar sus miedos y faltó a su solemne promesa de eliminar la plaga de muertos que asolaba esta región. Su voluntad, antaño firme, había quedado completamente doblegada ante la pavorosa visión del ejército que el afamado Heinrich Kemmler había desplegado ante sus ojos. Su brazo, antaño firme, apenas era capaz de sujetar ya la espada con la que debía cumplir su destino. Su corazón, antaño ardiente de deseo de lucha, languidecía lóbrego y frío en su pecho, como el de los muertos que había jurado combatir. Paralizados ante la reacción de su amado líder, los Caballeros del Reino dudaron, y perdieron la oportunidad de hacer un ataque letal.

Con todo a favor, la entereza del Duque Tancred II falla en el momento decisivo y su unidad permanece inmóvil ante el enemigo

En la fase de reagrupamientos, Enric logró reagrupar a los Monjes liderados por Bagrian y a los Caballeros del Reino supervivientes, pero los Caballeros de Pegaso abandonaron el tablero por el sur.

En la fase de movimientos, el Pegaso suelto salió de la arboleda y los Caballeros del Reino se giraron para interceptar al animal desbocado. En el norte, los Caballeros del Grial se encararon al centro mientras que los Hombres de Armas a Caballo se pusieron delante de los Esqueletos para desviar su atención del flanco de la unidad del Duque, inexplicablemente estática. Los Caballeros Noveles del Sur evitaron ponerse dentro del alcance de la Amerratadora, juzgando el riesgo innecesario dado el retraso con el que llegaban al combate.

En la fase de magia empecé a echar en falta al inútil de Roecondenas, puesto que mi escasez de magos me había dejado a merced de mis enemigos. Bagrian lanzó un Festín de Cuervos sobre mis Excavadores y los eliminó de un plumazo. El resto de hechizos que intentó lanzar Enric fueron dispersados por Kemmler, al parecer ya recuperado de sus rabietas.

En la fase de disparo, los Hombres de Armas a Caballo dispararon al último Murciélago Vampiro y lograron herirlo, pero no matarlo.

Finalmente, en la fase de combate, los Esqueletos de Kemmler, que tenían completamente rodeadas a mis Hordas de Ratas, no lograron acabar con ellas por muy poco. Eso condenaba al Gran Nigromante a seguir inmovilizado un turno más (el suyo) lo que me llenó de orgullo por mis pequeñas psicópatas peludas. Sí, es cierto que iban a morir antes de que terminara la partida, pero su sacrificio manteniendo a Kemmler alejado de la Abadía era un triunfo en sí mismo. El Varghulf por su parte, logró eliminar a 3 Ratas Gigantes más, reduciendo el tamaño de la unidad peligrosamente. Iba a necesitar un milagro en ese combate.

Muy decepcionado con la actuación de su General en esta batalla, Enric le pasó el turno a Ferrús.

Turno 6 – Nigromantes

El odio que consumía a Kemmler había dado paso a una fría determinación. Esas malditas ratas lo mantenían alejado de la acción, pero eso no significaba que estuviera completamente a merced de ellas. Le quedaba una bala en la recámara y pensaba usarla para vengarse… y para cumplir sus objetivos.

Al inicio del turno Kemmler ordenó a todas las tropas no muertas que buscaran a los vivos y los aniquilaran. Quizá hubiera podido ser más específico, pero necesitaba toda su concentración para realizar su astuto plan. el Nigromante cerró los ojos y buscó en su interior el vínculo ancestral que unía su alma con la de Krell, el supremo Señor Tumulario. En un instante le indicó una orden «avanza» e inmediatamente la mermada unidad de Tumularios inició su movimiento. Llegaron todo lo lejos que pudieron, ya dentro de la Abadía, y se detuvieron a esperar más ordenes. «Eso es lo bueno de los muertos» pensó Kemmler «que no te discuten las cosas».

Más allá de la atención del Nigromante, dispuestos a seguir su última orden, los Zombis y los Caballeros Negros cargaron a la Abominación.

La Abominación impide el paso a un nutrido grupo de No Muertos

En el norte, fuera de los muros de la Abadía, los Esqueletos y el Gran Nigromante declararon una carga a los Hombres de Armas a Caballo, que fallaron su chequeo de redaños y se cagaron encima. Se alejaron a todo galope de la unidad de muertos, que ahora tenía el camino libre para caer sobre el flanco de la unidad del Duque Bretoniano.

El Maestro Nigromante estrella su unidad contra el flanco de la del cobarde Duque Tancred II

En la fase de magia, Kemmler usó su primer hechizo para completar su jugada maestra y concentró su voluntad en dar nuevas energías a la unidad de Tumularios, que se pusieron otra vez en marcha y sorprendieron por el flanco a la unidad del propio Throt. Luego Kemmler se concentró de nuevo para empezar a levantar a los muertos que poblaban los terrenos encharcados en sangre de la Abadía y lograr así arrebatar el control de la misma a los skavens, pero una última rata consiguió zafarse de los Esqueletos que las estaban masacrando y logró abrirse paso hasta la nariz del hechicero y morderla en venganza por la muerte de sus compañeras. Este nuevo ataque cogió por sorpresa al maestro conjurador y le causó tal desconcierto que ya no lograría lanzar ningún otro conjuro en lo que quedaba de batalla.

Gracias a la poderosa magia de Kemmler, la unidad de Krell sorprende a Throt y sus Guerreros por el flanco

El Maestro Nigromante, por su parte, hizo lo que pudo por aumentar el tamaño de su unidad, pero entre el Abad y la Profetisa lograron frustrar sus intentos.

En la fase de combate, los Esqueletos de Kemmler lograron eliminar completamente mis Hordas de Ratas. Cerca de allí, entre los Caballeros Negros y los Zombis lograron abatir a la Abominación, que luego consiguió regenerar 4 heridas y volvió a la vida para mantener tozudamente la posición.

Luego se produjo un hecho insólito que me animó mucho, ya que el Varghulf, a pesar de repetir siempre para impactar solamente logró eliminar a dos Ratas Gigantes, que a su vez fueron capaces de volver a herirle. Esta combinación me permitió ganar el combate y destruir al monstruo por resolución.

Más tarde le tocó el turno de sufrir a los Bretonianos, que a pesar de que lograron abatir al Maestro Nigromante de la unidad de Esqueletos, perdieron el combate y huyeron de nuevo, no siendo alcanzados por los No Muertos.

Finalmente llegó el combate estrella, el que enfrentaba a Throt y a Krell, que curiosamente se encontraron frente a frente por puro azar. Yo me moría de ganas de desafiar a Krell en combate singular con el Señor del Clan Moulder, pero cuando supe que Krell disponía de la regla especial golpe letal (que no permite regenerar) se me pasaron las ganas. Ferrús decidió no desafiar y yo tampoco insistí, así que Krell, su Portaestandarte y sus Tumularios mataron a media unidad de Throt, que respondió eliminando a 3 muertos con su Coge-Mata-Mata. La unidad de Kemmler resultó vencedora y Throt, al que se le pasó la furia asesina de golpe, ordenó retirada. Los centímetros de huida adicionales de los skavens resultaron de mucha utilidad en este caso, y mi General logró poner una gran distancia entre su unidad y los Tumularios.

La unidad de Throt consigue dejar atrás a sus perseguidores

Esta derrota provocó el pánico en la dotación de la Picadora de la Condenación, que huyó del tablero dejando atrás su máquina infernal.

Heinrich Kemmler contempló desde lejos como la Maisontaal bullía de actividad ratonil. Esos malditos seres ya habrían conseguido recuperar sin duda su preciada Piedra Bruja, aun a costa de ingentes pérdidas. Sus mejores tropas seguían luchando contra ese maldito monstruo que se había sacado de la chistera ese malnacido de Throt y su único consuelo era saber si Krell conseguiría finalmente eliminarlo de la faz de la tierra. Decepcionado, aprovechó los últimos combates para abandonar las inmediaciones e la Abadía, mascullando entre dientes terribles maldiciones contra todos los bípedos con cola del mundo.

Turno 6 – Skavens

Empecé mi último turno con tan solo una cosa pendiente. Reagrupar la unidad de Throt. Es cierto que los skavens, gracias a la bonificación al liderazgo por filas, somos un ejército muy fiable, pero cuando lo perdemos (como en este caso) tenemos tendencia a seguir corriendo. Esta vez, en cambio, gracias al músico logré reagrupar la unidad del Señor del Clan Moulder y lo giré para prepararlo para otra ronda de mamporrazos.

Throt se da la vuelta en busca de un nuevo combate contra los Tumularios

La dotación de la Picadora de la Condenación, en cambio, siguió corriendo y me han contado que se los ha visto por Nippon.

Hice algunos movimientos más para quedar bien y, sin magia ni proyectiles, pasamos al combate. Los Caballeros Negros y los Zombis no lograron herir a mi Abominación y pasé el chequeo de desmoralización, por lo que dimos la partida por terminada.

¡Qué gran partida! Mi plan de batalla funcionó razonablemente bien y conseguí mantener a los Muertos Vivientes alejados de la Abadía la mayor parte de la batalla. En el otro flanco, el sacrificio de mis tropas había retrasado lo suficiente a los refuerzos Bretonianos como para que no llegaran a amenazar mi retaguardia, lo que me dejó controlar a placer el patio la mayor parte del escenario.

El problema era que, en realidad el control de la Maisontaal solamente daba 500 puntos de victoria adicionales, el resto debían conseguirse a base de eliminar unidades completamente o capturar estandartes, y en eso los skavens no solemos destacar precisamente.

Los tres nos pusimos a contar puntos como locos y a hacer las sumas correspondientes. El resultado final fue el siguiente:

NIGROMANTES (Ferrús): 680 puntos.

BRETONIANOS (Enric): 1363 puntos.

SKAVEN (Mathy): 1648 puntos.

Por lo que, en esta ocasión, proclamamos una VICTORIA SKAVEN. ¡Hurra!

COMENTARIOS FINALES: Yo siempre había deseado jugar este escenario y no me defraudó en absoluto. La cantidad de momentos épicos que se vieron fue altísima; desde la lucha entre Throt y Krell hasta la carga del Maestro Nigromante sobre los Caballeros Andantes, pasando por momentos de gran comicidad como cuando descubrimos al Corredor de Sombras escondido tras el muro. Pero debo admitir que un escenario como este también tiene sus inconvenientes. En total jugar esta partida nos llevó unas 9 horas y os puedo asegurar que todos acabamos con dolor de cabeza. Y es que no se trata solamente de una partida muy grande, si no de un escenario a tres bandas con reglas especiales que ninguno de nosotros había jugado antes. En casa, lees el escenario y te haces una idea, pero luego, una vez metido en harina, siempre descubres cosas que se te habían pasado. Tenemos los ejemplos de la fase de magia. Era muy complicado lanzar hechizos contra ambos bandos con efectividad y de los objetos portahechizos mejor no hablamos. Luego estaba el tamaño descomunal de la mesa de juego, que complicó más si cabe las cosas aumentando las distancias. Aunque aumentamos proporcionalmente las zonas de despliegue y hicimos una Abadía enorme, era complicado hacer cálculos con anticipación.

Pero todas estas dificultades fueron las mismas para todos, y todos las superamos con mayor o menor fortuna. Ahora dejadme que hable un poco de las acciones clave de la partida.

Por lo que respecta a Bretonia, vino a la batalla con un ejército muy interesante dadas las restricciones brutales que le impone el escenario. Nos pidió permiso para substituir las unidades de infantería por otras equivalentes que tenía pintadas y para el resto echó mano de toda su caballería y alguna caballería élfica para representar Hombres de Armas a Caballo porque no tenía suficientes miniaturas. Enric se arrepintió a lo largo de la partida de varias decisiones que tomó, empezando por la distribución de sus refuerzos. Comentó que había destinado demasiadas tropas a rodear la Abadía sin calcular que iban a tener muy complicado llegar a entrar por la parte posterior dado el tamaño descomunal de la mesa, y tenía razón. Pero también es verdad que ese «destacamento» le otorgó valiosos puntos de victoria, que hubieran sido más si mis propias tropas no hubieran explotado solas.

En cambio, mientras hacía este relato he llegado a la conclusión que su mayor error lo cometió en el otro lado, en la batalla del norte. por varias razones, aunque estoy seguro que ya sospecháis cual es la principal. Sí, evidentemente se trata de la huida voluntaria del Duque Tancred II. No es solo que su comportamiento fue altamente vergonzoso y la Dama lo abandonó durante el resto de la partida, es que, si os fijáis, es esa huida lo que permitió a Ferrús volver a mover la unidad del Maestro Nigromante con la Danza Macabra hasta caer sobre los Caballeros Andantes, cosa que, esta vez sí, desbarató por completo ese frente de batalla Bretoniano. Si Enric hubiera mantenido la posición con su general, aunque la batalla hubiera estado condenada de antemano, quizá esa resistencia le hubiera permitido contracargar más tarde con su segunda caballería de élite.

A parte de este momento estelar, Enric jugó su juego a su manera y casi gana la partida con una combinación de huidas, ataques y magia. Vino a jugar con un montón de unidades pequeñas que, para mi, no eran tan necesarias dado que los muros condicionaban mucho los movimientos. Quizá otra unidad grande de caballeros del reino y haber distribuido un poco los personajes le hubiera reportado mayores beneficios, dadas las condiciones de victoria, pero eso es algo muy complicado de prever y no creo que merezca crítica alguna.

Lo que sí puedo afirmar con rotundidad es que fue un verdadero placer jugar contra él, que dejó destellos tácticos interesantes, y no fue nada fácil vencerle.

Por lo que respecta a Heinrich Kemmler, era la segunda partida de Ferrús con su ejército de No Muertos y se notó un poco su falta de experiencia. Configuró un ejército bastante pequeño llenísimo de objetos mágicos (de hecho, equipó por error al Maestro Nigromante con una armadura, que le hubiera impedido usar magia) y lo desplegó con un plan coherente en mente. En cuanto al plan, yo creo que hubiera amortizado mejor sus flancos si los hubiera cambiado de sitio. Si yo fuera el Nigromante intentaría atajar a los skavens con unidades voladoras mientras mis caballeros me abrían un pasillo por el centro para poder llegar con Kemmler y Krell hasta la Abadía. Llevar tropas etéreas y no considerar la posibilidad de que atraviesen los muros, simplemente por el placer de poder hacerlo, es algo que eché de menos.

Pero claro… para todo lo demás… Mastercard….esto… Kemmler. Ese hechicero es una auténtica bestia parda de la magia. Y encima, como Krell es de tipo héroe, esa facción puede reclutar otro Comandante mago y disponer de una aberrante cantidad de dados de energía. Nuestra suerte fue que el pobre Kemmler sufrió nada menos que hasta 4 disfunciones mágicas a lo largo de la partida. Eso, y la llegada de las potentes tropas Bretonianas, condicionaron un tanto el avance de Ferrús, que cuando se quiso dar cuenta ya tenía encima mis tropas de distracción. Al final, una carga lejana casi le permite dar la vuelta a la partida, pero descubrió lo difícil que es atrapar a una rata huyendo

En cuanto a mi… ya he comentado que mi plan de batalla resultó exitoso. Solamente comentar la dificultad con la que se encuentran los skavens es este escenario. Ya no es solo que su linea de batalla es enorme, es que encima deben conseguir puntos eliminando muertos (lo que quiere decir matar hasta el último hombre porque no huyen nunca) o Bretonianos (que van a caballo y mueven que se las pelan). Yo creo que el jugador skaven debe esforzarse para conseguir 3 cosas:

La primera es una sabia elección de objetivos. Si os fijais, casi siempre mi magia y mi disparo van contra los Bretonianos, mientras que la mayoría de mis tortas se las llevan los muertos. Eso hace que puedas concentrar tu poder en un momento determinado y ayuda bastante.

La segunda es ir poco a poco y engañar. Parece una tontería, pero al poner tantas tropas en el flanco oeste obligas al Bretoniano a poner muchas suyas o a renunciar, y eso restó potencia a sus refuerzos dentro de la Abadía. Avanzar poco a poco me permitió parecer una amenaza menor e hizo que Enric se decidiera a llevar a sus tropas más tochas a por los muertos, y eso me benefició.

La tercera es tener la suerte de cara en los momentos necesarios. Es cierto que me explotaron la mayoría de cosas, pero a cambio, en los momentos clave la Dama Fortuna se inclinó de mi lado. El combate contra el Varghulf es un ejemplo. O los pánicos que falló Enric. O los empates de los Esclavos. Hay muchos ejemplos de ello en el relato.

Muchas gracias a Enric y a Ferrús por hacer posible esta partida. Fue un verdadero placer compartir día con ellos jugando a mi juego favorito. En resumen, un sueño cumplido, una gran partida jugada y el informe de batalla más completo, exhaustivo y extenuante que he realizado nunca. Espero que os haya gustado.

Throt se erguía en medio de los terrenos de la destrozada Abadía. Con su pie derecho removía los restos calcinados del Vidente Gris Roecondenas.

– Te creías muy listo, eh brujo – Dijo con voz cascada- Pues ya tienes tu recompensa…

Los Corredores de Sombras salían ese momento de la Abadía, transportando un pesado cofre. Era el Arca Negra, robada a los skavens por ese estúpido monje humano, un receptáculo repleto de la preciada Piedra Bruja. Transportaron el receptáculo hasta Throt, que lo abrió y sin ninguna precaución en absoluto metió la mano dentro y la sacó llena de un polvo verde brillante. Su mano siseó al contacto con la sustancia corrosiva.

– Aquí tenéis- Dijo a los Corredores de Sombras mientras introducía el peligroso polvo en un saco y se lo lanzaba- Llevadlo a Lord Claw, en Plagaskaven y decidle que las unidades que envió a ayudar a Roecondenas eran la basura que prometió.

– ¿Y el resto, Señor?- Dijo un subordinado con un hilo de voz- El Consejo…

-¡El Consejo se puede ir al infierno!- Lo interrumpió Throt con una mirada fúnebre- Llevad el Arca al Pozo Infernal.

Mientras sus servidores se apresuraban a obedecer sus órdenes, Throt murmuró:

– La Guerra se acerca, hijos míos… y necesitaremos todas las Cosas-Cosas que el viejo Throt os pueda conseguir con esto…-

del «libro hambriento de throt».

Y con este minirelato acabamos. Hasta pronto y…¡Que todas vuestras tiradas sean críticos!

Acerca de Mathy

He visto cosas que los humanos no creerían... Atacar naves en llamas más allá de la Estrella de la Muerte... He visto a Chtulhu brillando en la oscuridad más allá de las puertas de Arkham... Todos estos momentos se perderán en el tiempo, como... los 18 en Carisma.

17 comentarios en «[Juego] La Batalla de la Maisontaal»

  1. Que experiencia tan genial poder haber jugado este escenario 🙂 Hacía años que pensaba que nunca podría hacerlo… Y todo gracias a MDNR!!!!
    Pedazo currada de informe, estoy alucinando aún!

    Respecto a la partida y estrategia bretoniana (yo) entro a dar mi opinión sobre la estrategia tomada: mi mayor error fue destinar tantas tropas a bordear el tablero y entrar por la retaguardia sin contar la distancia final.que había, porque en los 6 turnos la única unidad que podía hacerlo eran los pegasos, así que ahí malgasté muchos puntos que hubieran venido muy bien en el centro (al decidir cambiar el tablero por uno más grande a última hora no caí. Tampoco importa, la partida trataba de disfrutar de toda ella más que de vencer a toda costa, sobretodo con todas las reglas especiales que cambian tanto el juego).

    En el.segundo error (huir con tancred) no estoy de acuerdo. Huir era la mejor decisión con «sangre fría» (honor bretoniano aparte XD) en ese momento. El error fue gastarme los dados de dispersión antes de la danza (o consumir los pergaminos como Thanquol la piedra bruja)

    Situación: flanco derecho aparte, avanzo 3 unidades de caballería hacia los no muertos y 2 + ligeras hacia la Maisontaal, cubriéndose las espaldas la una a la otra. Cargo a la unidad de zombies y sucede lo peor: con 13 ataques + 3 caballos… mato 12 zombies :OO, y los otros 13? se desintegran. Plas. Eso si que no me lo esperaba (contaba con los 2 turnos no muerto y skaven para acabar con ella y cargar otra vez en mi turno) Unidad del general se.queda en bolas delante de 3 unidades no muertas. No huir implicaba ser cargado por 3 unidades, una de ellas krell y su golpe letal, así que el.riesgo de morir estaba. Pero aún peor! Siendo cargado y después perseguido, esas 3 unidades podían ponerse en la retaguardia del ejército. Girarme implicaba darle el culo a los skavens… Así que creo que huir fue acertado (ahora… Lo que si que fue cagada gorda es no acordarme de la danza XDD). De hecho los griales pudieron cargar a la hueste espectral y si la abominación ratuna no hubiera huído, a krell por la retaguardia. Minucias aparte, una partida chulísima para recordar toda la vida 😀 (Maldita Dama vengativa! Fallé todos los miedos y pánicos desde aquel momento de la partida XDDD)

  2. En la aventura «El señor de los nigromantes» de 1990 para la primera edición de Warhammer el juego de rol ya se describía con pelos y señales el asedio a la Maisontaal por parte de las hordas de Heinrich Kemmler, la aventura incluía consejos para representar la batalla con miniaturas si no recuerdo mal

  3. Hola.

    Gracias por los comentarios positivos. Es realmente halagador ver que a la gente le gusta tu trabajo.

    Antes de que me lleguen avisos de otras fuentes, quisiera hablar de dos errores que cometimos en esta batalla y que se han trasladado al informe de batalla.

    El primero de ellos es relativo al Varghulf. Me han comentado que el la versión pre-revisión no provocaba Terror. Por suerte, las dos veces que unidades enemigas chequearon por eso lo superaron, o sea que no influyó en la partida. Pero tomo nota.

    La segunda es peor. En sexta, no puedes cambiar la formación de un combate activo ni aunque ganes una ronda de combate. Lo recordábamos mal y lo aplicamos mal, pero tanto en el caso de las Ratas Gigantes como los Tumularios, todo lo que podían hacer esas unidades era ampliar su frontal y/o envolver filas en caso de ganar. Los personajes, gane o pierda el combate su unidad, pueden ser trasladados a una posición en la que puedan combatir a partir de la segunda ronda (siempre que no pudieran combatir con nadie en su posición actual, como el caso de Krell contra la Abominación), pero la unidad debe mantener su encaramiento original.

    Si algo he aprendido haciendo informes de batalla es que SIEMPRE hay alguna cosa que hacemos mal jugando, por mucho que presumamos de lo contrario. Así que pido humildemente perdón por la confusión generada y prometo aprender de mis errores, que en el fondo es de lo que se trata.

    Saludos a todos,

    Mathy

  4. Magnifico informe de batalla, a la altura de un escenario tan mítico como es este. Ya te lo he dicho alguna vez pero lo repito, la mezcla de un informe al uso pero novelado queda genial, hace más inmersiva la lectura.

  5. Maravilloso el informe. Me lo he pasado muy bien leyéndolo y hasta me he puesto nervioso en los últimos turnos con el desenlace.
    Estas partidas son las que hacen que amemos el juego, y aunque son muy largas y agotadoras se te quedan en el recuerdo para siempre.

  6. Muy chulo el informe y la partida en sí. Como bretoniano me ha dolido el brete en el que se metieron lo bretones en el sector norte, pero estuvieron finos rapiñando puntos y evitando dárselos a los no-muertos. El plan de las ratas, espectacular como siempre en caso de Mathy. Mi experiencia en juegos de ordenador de estrategia a 3 bandas, si es que se puede extrapolar, es que gana el que menos tortas se lleve de los otros dos. Es decir, el que es o parece más débil. Estas ratas saben como jugar a eso desde luego. Por último lo no-muertos la verdad es que daban miedo de verdad por lo tochas de su infantería y magia. Creo que les faltó más movilidad y no tener una rata tocape…. que con muy pocas unidades consiguió marear la caballería y evitar que gran parte de su infantería no entrara en la abadía. Esa abominación hizo bien su trabajo.

    Es curioso, porque no los conozco mucho, pero los skavens tienen un min-max muy dispar. Los mismo su cañón no hace nada y se autodestruye, lo mismo una unidad de ratas de 90 puntos se comen un varghulf.

  7. Ha estado super interesante, me encantan estos informes de batalla, especialmente cuando son batallas míticas como esta

  8. 3 días he tardado en leerlo a ratos, sin embargo ha sido una gozada zambullirse en esta mítica batalla, aunque sea desde el punto de vista de una rata cobarde y maloliente. ? Mis felicitaciones!

  9. Excelente informe!!!! Me ha encantado leerlo de inicio a fin y zambullirme en toda la acción de la batalla!!! Enhorabuena a los jugadores por poder disfrutar de esta gran batalla.

  10. Maravilloso el informe. Lo he disfrutado a ratos en el trabajo.

    Un currazo enorme, pero que hacen las delicias de quienes lo leemos y disfrutamos.

    Muchas gracias!

  11. @Xavier Macias: Felicidades por el informe, muy interesante de leer, aunque haya tenido que ser a tirones.
    Una duda que se me plantea: en el combate entre las unidades de Krell y Throt… No había un asesino en la unidad Skaven? Llegó a combatir? No veo que menciones ni que lo uses…

  12. @Canivoro: Hola Carnivoro.

    Es cierto que había un Asesino preparado para la acción, pero Throt quiso ponerlo en la unidad de Roecondenas por si ese maldito Vidente Gris lo traicionaba (cosa que hizo). Si te fijas, es quizá la única unidad skaven que no entró en combate en toda la partida…

    ¡Menudo desperdicio de Asesino…!

    Mathy

  13. ¿que medidas tiene el tablero en total? largo y ancho?

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