[Mordheim] Campaña: La Destrucción que precede al Caos, parte 2

Saludos, Señores de la Guerra.

Nueva entrada invitada de Asier. Os presentamos hace un mes y medio la preparación del primer turno de la campaña, y ya han podido jugarla y nos hacen un informe de cómo ha ido…

Saludos aventureros y demás viles criaturas de Mordheim. Ya ha pasado la primera jornada de nuestros aventureros con sangrientos resultados… que bonito. Vengo a compartir con vosotros los relatos de nuestros queridos aventureros. Hagamos una apuesta queridos… ¿Cuantos miembros creéis que se han perdido? O… ¿Cuantos cuerpos más hay en el pozo de la ciudad? ¡¡Que divertido!! =)

Y sin más dilación… Aquí los informes de los jefes y caudillos que nos han llegado de las calles de la ciudad..

Khalipo

Bahadur nuevededos ordenó a su banda entrar al callejón. El olor sabroso de una comida desconocida los había llevado hasta allí.

No sólo iban a poder atiborrarse de aquello que fuera, sino que con un poco de suerte, algún desgraciado más se vería atraído por la promesa de un manjar y se encontraría con su acero.

Kuulthar, el chamán, no paraba de farfullar y murmurar, como cada vez que acechaba la violencia. Extraño tipo, Kuulthar. Capaz de guiar espiritualmente a su rebaño o de retorcerte de dolor con una palabra.

Sus mastines fueron los primeros en entrar al callejón. Esas bestias, primitivamente astutas, pararon en seco. Algo no pintaba bien. Bahadur sabía que esos sanguinarios hijos de perra no se amedrentaban con cualquier cosa. Lo que fuera que habían visto u olido, debía ser una seria amenaza.

Al otro lado del callejón, una niebla ocultaba cualquier tipo de movimiento. Esa niebla, espesa y con pinta mezquina, ya la conocía Bahadur. Nunca eran una buena noticia. No eran humanos débiles, cobardes skavens o estúpidos orcos. Aquello significaba muerte. La muerte propiamente dicha.

Sus guerreros fueron abriéndose paso por el callejón, ampliando el frente. Tendrían que ser rápidos, porque sus enemigos no se iban a cansar.

Como una centella, el vampiro apareció en el flanco derecho, acompañado de lobos espectrales. Bahadur gruño al ver un par de sus guerreros caer ante las garras del no muerto.

Su flanco izquierdo estaba machacando al rival. Cuernos, pezuñas y mazas despedazaban y machacaban cuerpos pútridos por doquier.

Entonces, Bahadur lo vio. Un enorme caldero pasaba inadvertido ante la explosión de violencia. Un enorme ogro, con sonrisa burlona, le miraba ofreciéndole un bocado.

Por extraño que fuera, en ese momento Bahadur no veía motivos para no aceptar tamaña oferta. Se atiborró y, con un tremendo bramido, cargó a la masa de cuerpos fríos.

Pero el enemigo no se cansaba y, por cada muerto que despedazaban, aparecían otros dos.

“Esta no es la gloria que he venido a buscar. Sólo nos vamos a pelear con la muerte”.

Ordenó la retirada. Mientras supervisaba cómo sus secuaces se replegaban, pudo ver cómo Kuulthar susurró algo al oído de Tokmar, el segundo, que sucumbió instantáneamente y cayó al suelo. Kuulthar lo cogió de los cuernos y lo arrastró de vuelta al grupo.

Un escalofrío recorrió su espina dorsal.

“He nacido en la violencia. He crecido en guerra. He matado tantos días como he vivido… pero esos malditos chamanes… son demasiado terroríficos”.

Kenpachyx


Tras atracar en esta ciudad y asentarnos, el capitán decidió que era hora de inspeccionar la ciudad y buscar comida. Yo, como es de costumbre, cuando empiezan a hablar de comida, solo empecé a graznar y rezar para que no se fijarán en mí. Por suerte, pase desapercibido y fuimos a la ciudad a por avituallamiento.

Dentro de la ciudad, después de buscar algún lugar para comer sin ningún éxito, por una de las calles, notamos un aroma exquisito y decidimos ir por ahí, viendo un caldero gigante. Para nuestra sorpresa, quien estaba preparando la comida, no era más que el antiguo amigo del capitán, ¡¡¡Chikote Panzaburra!!! Pero no éramos los únicos que fuimos atraídos por el olor de la comida. Unos piratas de Sartosa también habían llegado y querían quitarnos nuestra comida. 

Cuando comimos, Chilote nos regaló un Gnoblar y entonces si estábamos preparados para pelear. Bueno, todos no, Zrugg al parecer se empachó y no peleó. 

La pelea duró mucho menos de lo que esperaba, los piratas rehuían la pelea todo el rato, tenían hambre y solo nos disparaban. Cuando ellos quisieron comer, pegaron al guardia de Chikote, no muy inteligente meterse contra un ogro, y claro está que él se enfadó y les pego. Aunque nosotros también nos metíamos contra ellos a pelear, siempre les derrotábamos. 

Al final, cada uno siguió el camino opuesto al otro. Así terminamos otra vez en el barco y finalizamos en día. Espero que los próximos días sean más interesantes.

Vankriptas

Vagando una vez más por las ruinas de Mordheim, la desolación de la Rata Cornuda, banda liderada por el líder asesino Splinter buscan cualquier cosa que poder escarbar. De pronto un olor llama su atención y divisa a unos cuantos metros un averlander el cual interfiere en su curiosidad. Seguido de sus leales guerreros no duda en preguntarle que hace allí con sus arqueros en los balcones.

-Solo te diré Skaven que en éste paso se da lugar a muchas batallas, sobre todo desde el día que anuncié que al contratar por triplicado mis servicios espera digna recompensa.

Y de paso sacar coronas del proceso muejejej.

Esa risa escondía algo. Nuevos olores llegan al aire enrarecido de Mordheim causando una atención inmediata de toda la banda Skaven, orcos y goblins. También conocidos como pieles verdes llegaban por el otro extremo de la calle seguramente por lo mismo.

El averlander se había asegurado el negocio pensaba Splinter.

Rápidamente y sabiendo que la única salida era atravesar y encontrarse frente a frente con el enemigo, ordena a Exodus el acechante nocturno contratar a los arqueros mientras se moviliza el resto. Algo precipitado ya que los arqueros no tenían mucho alcance en ese momento. Orcos y goblins parecen llevar el mismo plan, pero sufren animosidad y de la emoción se zurran entre ellos. Las bandas van avanzando con paso firme, mientras sus correspondientes siguen contratando para llevar esa misteriosa recompensa.

 Primeros enfrentamientos empiezan y a cada turno se caldea el ambiente. Los Skaven empiezan a separarse y con ello empieza su perdición. Entre los arqueros opuestos y la poca animosidad la primera baja es para 2 de las 3 alimañas. Splinter empieza a dudar y eso repercute en el uso de sus pistolas brujas. Es rodeado, aunque sus Skaven negros no estaban lejos nada había que hacer y queda fuera de combate. Sin su liderazgo la idea de una retirada para luchar un día más estaba presente. 

Y era la opción más segura por lo tanto la decisión que recaía en el liderazgo más próximo, toma la decisión de retirada. Un día nefasto para la desolación de la Rata Cornuda.

Splinter consigue sobrevivir, pero el precio a pagar a sido uno de sus ojos dejándolo tuerto. Y una alimaña.

Ha su llegada han recibido una nota la cual ponía: Un placer hacer negocios con los hombres rata, os enviaré un arquero en recompensa.

AVERLANDER.

JPV

Little Bitten el antiguo guerrero vampiro, hoy se nos ha despertado con hambre y movilizando a toda su banda, nos ha llevado a una buena trifulca contra unas asquerosas cabras en el callejón del reconocido 4 estrellas Chicotes House, ¡¡¡y todo por ver quién entraba antes!!! ¡Increíble!

Las cabritas estaban muy venidas arriba, pero hoy no era buen día para ellas, han tenido que salir por patas, “nunca mejor dicho”. Jiji Pobrecillas, pero que “cabronas”, han salido reforzadas y mucho aun habiendo puesto los pies en polvorosa.

Bitten y Spicy Spell el nigromante, se han quedado solos cuál parejita feliz y eterna con su único chucho que no se ha querido echar a dormir. Riéndose de las temblorosas cabras, pero con ganas de catar del caldero de Chicote, ya que el gamberro de él, ha echado la persiana con toda la movida. 

Baldo, Accurate y Blackhood, nuestros despojos, no estaban hoy muy vigorosos, ya que Bitten les ha hincado diente antes de la expedición y han llegado con las justas fuerzas para asustar a las cabras y echarse a descansar con algún chichón de más junto a nuestros zombis y un par de chuchos espectrales. El pobre Blackhood ha sufrido una herida de guerra y ahora tendrá que coger más fuerza antes de cada salida.

Aun así, en la Banda nos hemos hecho con 4 piedras brujas, hemos encontrado una armadura ligera que brilla… ¡¡¡que brilla, oye!!!!, hemos reclutado un nuevo zombi tras cargarnos a un transeúnte perdido y con todo ello nos hemos hecho con 3 amuletos de la suerte!

No hemos podido probar el delicioso menú de Chicote, pero por lo menos hemos aumentado nuestro prestigio entre las bandas de la ciudad.

Senda

Después de un pequeño reconocimiento Uitch reporto un lagarto mensajero al chaman, justo había soltado al pequeño y escurridizo reptil cuando Iutch le dio un golpecito en el hombro. Una seña reconocible, señalaba el mal olor que desde hace rato inundaba sus sensibles fosas nasales, la siguiente explicaba algo más. Enemigos. 

Los dos eslabones cresta grande se aproximaron por entre los edificios al caldero. Una enorme mole metálica que desprendía un intenso olor, al exponerse a los viles humos del putrefacto aperitivo ambos sintieron un vaivén y casi se desvanecieron. Consiguieron recuperarse lo suficiente para ver cómo un horrendo y grotesco ogro los miraba fijamente. Daba miedo, eso sin duda, unas cicatrices rojas cruzaban su piel. ¿O era pintura? ¿Quizá sangre? Enseguida Uitch echo mano de su arco aun mareado por el fuerte olor el caldero. Pero el ogro Sonrío.

– Bienvenidos, comensales de sangre fría, ¡que honor! Por unas simples 5 coronas podrás degustar el menú. 

– Y no os aporrearemos los cráneos – soltó un segundo ogro apareciendo tras una esquina. El primero le dio un codazo en las costillas y se volvió con otra sonrisa. 

– 5 coronas, mis queridos amigos de sangre fría. Y os prometo que nuestro menú hará las mil maravillas. Vais a necesitar un poco de ayuda con vuestros rivales -la sonrisa que transmitiera felicidad y confianza se tornó en una mueca maliciosa mientras Chikote se apartaba y dejaba entrever un grupo de fanáticas que avanzaba por la calle hacia ellos-. ¿Probaréis?

  Pues bien probaron, y repitieron. Un hechizo que no hizo nada en toda la partida y bueno con la segunda toma de Uitch, Iutch no pudo volver a probar por que su compañero le cargo frenéticamente y le dio tal guantazo que casi lo tira de la cornisa. 

de mientras el resto de los eslabones formaron una línea de tiro desde un muro en cobertura cubriendo el avance de los saurios y los otros dos héroes. En 3 turnos de 4 disparos consiguieron 1 baja, otra baja por parte de Uitch, y otras 2 en combate, una baja en contra por parte de un sabueso hambriento. Y la consiguiente retirada de las monjas guerreras. 

Solo un sabueso murió, y el resto de los esbirros vivieron para luchar otro día. 

 Durante nuestra exploración por la ciudad no tuvimos gran percance. Una monja se quedó con Timmy en el pozo, o con dolor de barriga no recuerdo, pero esta off, y por lo demás todo muy normalizo. 

Los eslizones que se pusieron morados a sopa, carne de zombi y otros ganaron su habilidad de tiro rápido ambos y uitch ha acabado con un resacón del quince por la carne de trol, aunque Iutch no se ha librado de la jaqueca, esta provocada por el guantazo a mano abierta de su compañero. 

Nos vemos renuevo en las calles de Mordheim.

Herce

Después de un largo día de rodaje toca reanudar la jornada laboral, es lo que tiene ser pluriempleado, por la mañana el señor de los anillos y por las tardes batallitas en Mordheim…. Y algún finde nos toca grabar la nueva peli de Warcraft. 

Pues como os contaba en esta dura vida de orco, dando una vuelta por nuestro asentamiento en Mordheim, nos adentramos en una estrecha y lúgubre callejuela con todas las puertas y ventanas cerradas a cal y canto (inteligencia orca, veo un callejón… ahí que me meto) y al fondo nos llama la atención un olor fuerte e intenso a queso y unos siniestros ruidos nos invitan a investigar. Que ingenioso, queso… ratas… y aun encima agresivas y peleonas, que orco no les enfrentaría batalla, quién dijo miedo…

Gracias a dios entre orcos y ratas ahí incompatibilidades, pies grandes y ratas pequeñas, así que las machacamos hasta dejar inertes en el campo de batalla cuatro ratas y el resto corren y huyen despavoridas. Nunca una batalla fue tan sencilla, y en su huida con el rabo entre las piernas las sucias ratas dejan un botín y nosotros nos apropiamos de ese oro (el finde que viene a Salou, ya vale de rodar pelis en las que solo nos sacuden… la vida del orco nunca fue fácil).

Nos volvemos al campamento con rico oro y algún garrapato mercenario que contratamos por el camino, ya estamos con ganas de nuevas aventuras…

Jester

“Era tarde por la mañana cuando decidimos establecer campamento entre las ruinas de lo que antes sin duda había sido una posada. Tras montar unas defensas básicas en la zona y asegurarnos de que el perímetro estaba despejado, partimos al interior de la ciudad en busca de la codiciada piedra bruja. Sería mediodía cuando, mientras buscábamos entre los escombros de esta ciudad, notamos un particular olor a estofado que venía de un par de calles más adelante. Picados por la curiosidad y con el estómago rugiendo, nos aventuramos a investigar. Al llegar al origen del olor, nos percatamos que, en mitad de una calle ancha, había un enorme caldero burbujeante con lo que parecía ser un cocinero ogro. Los hombres se pusieron tensos, ya que estas criaturas son conocidas por su agresividad y voracidad, pero aun así avanzamos hacia el puesto. De repente, al otro lado de la calle, avistamos un grupo de bestias enormes, con claras intenciones de violencia. Estos ogros se abalanzaron sobre nosotros sin duda alguna, y mis nerviosos hombres formaron una improvisada línea defensiva mientras intentábamos comprar el tiempo necesario para que nuestros ballesteros hicieran su trabajo. Los salvajes cubrieron la distancia en unas pocas zancadas, y nuestros virotes no encontraron su blanco. Su carga fue brutal, despachando fácilmente a la mayoría de mis hombres. El único que tuvo algo de suerte fue Johann; el novato sujetó con fuerza su lanza lo suficientemente firme como para que una de las bestias se empalara en ella, sin embargo, pronto un segundo ogro terminó con su vida como si de un niño se tratara. Yo mismo terminé herido, y entre todo el caos generado logré escabullirme de vuelta al campamento, donde horas después nos reagrupamos. Afortunadamente, salvo heridas y alguna que otra lesión, todos menos Johann salimos ilesos, aunque el pobre Diethard ahora no para de parpadear nerviosamente, probablemente fruto de ver a su amigo partido en dos. Veremos lo que el futuro nos trae en esta ciudad maldita… Sigmar nos guarde.”

Alberto

 «Tripa caliente, bolsa llena de metal oxidado y piedras brillantes, sangre en las manos. Buena noche, las Grandes Fauces contenta. 

Callejón estrecho, camino desconocido. Un olor podrido, sabroso, pica en la nariz. Miro a hermanos y asentimos. Más comida, tripas contentas. Un primo saluda con puchero, sonrisa torcida. 

¡Zap! Picadura de madera en cachorro, cae al suelo gritando. Intentan picarme, fallan. Humanos a lo lejos, preparan ballestas y escudos. La cena espera.

¡¡¡GNARRRGH!!! Avanzamos por encima de muros y vallas, los cachorros cargan a los humanos, son más que dedos en manos, pero tiemblan. Sujetan lanzas, la clavan en un cachorro hasta que se derrumba.

Ira, rabia, ¡hambre! Humano intenta golpearme. Agarro su mondadientes, le golpeo y zarandeo hasta que choca con el suelo. Me giro, cachorro humano gimotea en el suelo. Me acerco curioso, le arranco la cabeza. Crujiente por fuera, blando por dentro. Sabroso.

Mis hermanos golpean y rajan a los humanos. Entrometidos, ahora serán comida. Humano líder, en el suelo. Sólo quedan mosquitos y un humano con mondadientes grande. Sonrío y enseño los dientes. Corren, corren…

Curamos a los cachorros, están hambrientos. Buscamos alrededor, encuentro vagabundo. Nos pide no ser comida, va a enseñarnos lugar con mucha comida.

Tripa caliente, sangre en la boca. Buena noche, las Grandes Fauces contenta.»

_Hiroiki_, líder hambriento de _Uminomukõ no Onisu_ relatando su último tentempié

Beltza

“El trabajito empieza, esto no va a ser difícil” se decía Snit Irontail a sí mismo. Entraron cautelosamente, en lo que había sido antes una gran avenida comercial de Mordheim, ahora solo eran ruinas. Habia que explorar ya que el brujo percibió poder en esa zona, seguro que era piedra rara. Mientras el grupo se adentraba Snit se paró para pagar a un antiguo oficial imperial que le acababa de ofrecer sus servicios. Le dejaría pasar y explorar sin dispararle con sus tiradores apostados en los edificios y a su vez le defendería de cualquier amenaza que apareciera. 

– Esto no va a ser difícil – volvió a decirse Snit.

El comando entro en la avenida y de repente, empezaron a llover flechas por doquier. Tiradores de otros edificios disparaban contra nosotros y figuras aparecieron por el otro extremo de la avenida que disparaban proyectiles de energía. Maldición, eran skavens del clan skryre abriendo fuego sobre nosotros. ¡Maldición! esto era una traición? ¡Ese clan me ha contratado a mí!

Los imperiales sobornados abrieron fuego sobre el clan enemigo abatiendo a un skaven y mientras tanto se desencadeno la matanza. El rápido y eficaz comando eshin consiguió abatir el grupo enemigo. Solo consiguió salvarse el astuto líder ingeniero, que como buen líder supo huir a tiempo.

Spunga

Tras asentarnos, decidimos salir a inspeccionar la zona con un pequeño botín y un mapa. Nos dirigimos a nuestro campamento hasta que escuchamos unos ruidos y golpes junto a ese aroma a carne asada sospechosa. Decidimos ir a investigar, sacar alguna información, aunque sea por la fuerza. Ese loco ogro… Chikote se hace llamar, ofreciendo ese «manjar»… normal que nos encontráramos con esos asquerosos no muertos al otro lado de la calle. Luchamos, morir matando un vampiro no es una mala muerte. Perdimos a Strong Brazohierro, nuestro ingeniero… Tuvo una honorable muerte frente a 3 necrófagos. Y Thorr el Matatrolls perdió un ojo, vengando furioso la muerte de su compañero. Un buen combate hasta que escaparon, cobardes… Conseguimos un botín extra, y seguimos nuestro camino. Seguro que encontramos nuevos compañeros para la siguiente jornada

Juanlu

En Averland, y más concretamente en Averheim, no es difícil conocer y escuchar historias sobre el pequeño Derek, también conocido como “Derek el Gusano”, se trata de un halfling hijo de puta capaz de cometer las mayores ruindades que se puedan imaginar.

Este pequeño cuya codicia no tiene límites, se divierte pagando a gente para que le diviertan en las tabernas. No es raro ver como da monedas a quien sea capaz de arrancar la cabeza a una rata de un muerdo y comérsela, hacer que alguien persiga a una cabra o una oveja y que la apuñale hasta la muerte, o simplemente, dar unas monedas a quien se suba en una mesa, se meta la chorra entre las piernas y haga el baile del meado, mientras este cabroncete se descojona borracho sobre los brazos de alguna o varias furcias…

A pesar de ser un ser repugnante, este tipo es muy astuto y no da puntada sin hilo. Dicen que en una taberna de Averheim alguien dio información a Derek sobre un importante botín en Mordheim, de inmediato Derek buscó y contrató al Capitán Ludonik, un tipo duro y sanguinario. Enseguida se pusieron camino a Mordheim con algunos de los hombres de Ludonik, pero esto no es todo, se dice que están intentando contratar a algunos de los guerreros más sanguinarios y peligrosos de Averland y todo el imperio, incluso se comenta que algunos de ellos ya están de camino a Mordheim para encontrarse con esta primera avanzadilla con el fin de saquear y conseguir botines quitando de en medio a todo aquel que se interponga entre ellos y sus intereses…

Acerca de Namarie

Multifriki, aficionado al cine, a los cómics y a los wargames, en especial Warhammer (Fantasy). Co-creador de Cargad y creador de los Manuscritos de Nuth.

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