Hoy os presento una reflexión sobre un aspecto del hobby del cual me he dado cuenta recientemente, y es el de tener la oportunidad de explorar algo «más allá» de nuestros ejércitos.
Saludos, sacudidores de pinturas (y sardinas). Estaba yo luchando contra la gravedad y las pinturas de Army Painter, dejándome el brazo como si de un campeón de la sacudida de sardinas se tratara, emulando al clásico de intenné, cuando caí en la cuenta de que esto se puede hacer con máquinas. Así que me acerqué al supermercado cercano y me traje a casa una sierra caladora y un paquetito de sierras. Añade a esto dos jeringas de 60ml, cuatro bridas (que habría sido mejor que fueran un poco más largas), una pistola de silicona y unas barritas (dos en mi caso). También necesitas dos pedacitos de papel de horno (ese que está encerado por un lado para que no se peguen los ricos bizcochos a la mugrosa bandeja de horno). Creo que esto es todo… OH, IMPORTANTE. En hacer esto se tarda dos películas, en mi caso La Princesa Prometida y Rob Roy. Pero en tu caso pueden ser otras películas, se libre de elegir.
Saludos marmolillos. Estaba yo desperezándome cuando Un Raulian Salvaje Apareció, con un vídeo de «haciendo mangos pa pintar jandel painter gromenaüer» y me dije «¡he aquí un hombre que vive en el futuro!». El vídeo en cuestión es este:
Saludos, acumuladores de cartoncitos. Estaba yo tirando cosas para hacer sitio a más cosas (diógenes habemus) cuando de una cajita han asomado unos inocentes rollos de cartón que guardé para… por si me hacían falta para hacer algo. Así que siendo domingo a la tarde en los autos de choque… ah no, espera, que me desvío del tema. Total, que me he hecho unos soportes caseros para colocar el móvil y hacer fotos de minis con unos rollitos de cartón. Que puede que sea una chorrada para alguno, pero a otro quizás le haga un apaño inspirador.
Este mes ha sido un mes muy extraño. A principios nos empezamos a encontrar mal, y nuestros peores temores se hicieron realidad: mi mujer, mis hijos y yo eramos positivos en Covid. Es bastante jodido que alguien que ha minimizado el contacto social (no íbamos a comprar ni a pasear ni nada) lo haya pillado (por la chica que nos viene a limpiar la casa), pero así es la vida. Los peques han sido asintomáticos, yo sólo tuve algo de febrícula (y tos, que me va a durar hasta final de año según me han dicho), mi mujer sí que tuvo fiebre alta pero ya ha pasado casi todo. El que peor lo ha pillado es mi padre (mis padres venían cada semana a vernos), se lo hemos contagiado y ahora está en el hospital. Parece que está estable, pero no deja de ser la UCI, con ayuda a la respiración, y podría no salir de esta. Espero daros buenas noticias el mes que viene.
Si sois de los que pensábais «yo no conozco a nadie que haya pillado el Covid», pues mira, ya conocéis a uno. Por favor, tomad las máximas precauciones, porque podríais contagiar a quien menos se lo merece (en este caso, mi padre) y os aseguro que el sentimiento de culpabilidad es muy agobiante.
Este post se llama «Escalada» y no «La vida de Nama». Sin embargo he querido empezar explicando esto por dos motivos, el primero que no seáis gilipollas y que extreméis las precauciones, mascarilla, geles, y minimizad las salidas hasta que esta mierda haya pasado. El segundo, durante dos semanas (con mi mujer algo pocha) apenas he pintado nada; os juro que pensaba que este mes sería negativo en cuanto a miniaturas pintadas vs compradas, pero al final he salvado el mes.
Y eso que este mes ha sido de «compras». Primero en una tienda que siguen teniendo cosas de Warhammer (metal, blíster y cajas), he podido comprar a precio normal un blíster de grupo de mando de Atronadores (3), dos blísters de Alimañas skaven (6), uno de grupo de mando de Alimañas (3), uno de grupo de mando de Mineros enanos (3), dos de tramperos gnoblar (6), una caja de Aulladores de Tzeentch (5) y una caja de Furias (10). Por si fuera poco, un colega se deshizo (a precio amigo) de un lote de demonios de Nurgle. Dado que Demonios era el último ejército que me quedaba, me tiré a la piscina y me hice con 30 Portadores de Plaga (plástico), 3 Sapos de Plaga (FW) y 3 peanas de Nurgletes. Sumémosle el Lord-Exorcist que me ha llegado del Mortal Realms este mes, y eso hace un total de 73 miniaturas nuevas en la cola de pintura. La parte buena es que, ahora sí, no preveo grandes compras de miniaturas (sólo me tienen que llegar la caja de Indomitus, la caja del Fantasy Series en Diciembre, y el Bones en Abril). Espero, a partir del año que viene, empezar a bajar la montaña.
En el lado de salidas, mi buen amigo Luis ha decidido adoptar mi antiguo ejército de Warmaster/Epic de Demonios. Dado que lo conté como peanas, eso son 40 miniaturas menos por pintar. De todas formas, gracias a (o por culpa de) estar de baja he podido dar un empujón considerable esta última semana, y he pintado 39 miniaturas; es otro mes (el séptimo consecutivo) que hago récord de miniaturas pintadas ese mes (el anterior Octubre máximo fue 30, en 2017. Esto, además, eleva el total a 322 miniaturas pintadas este año (por supuesto, récord absoluto), veo probable pintar el doble que el año pasado… una auténtica barbaridad, irrepetible seguramente.
¿Es legítimo inventarte tu propio ejército? Esta pregunta parece un poco tonta hablando de una afición creativa como la nuestra. La gracia que tienen los wargames, por lo general, es que uno es el líder de su propio ejército. Incluso este líder suele ser un avatar de uno mismo sobre el campo de batalla. Pero, ¿qué ocurre cuando la empresa dueña de ese juego te cambia el concepto y la estética de una facción? ¿Hay que renovarse o resistir? ¿De qué forma es correcto hacerlo? Os propongo un dilema para reflexionar.
Me encanta debatir sobre rumores de cosas nuevas de nuestros wargames favoritos, y en esta ocasión os traigo algo que han compartido por un grupo de Whatsapp de Warcry en el que estoy: ¡el nombre de la nueva facción de Elfos (aelves) de las Sombras de AoS!